Con el nuevo presidente ya electo, Mendoza amanece igual que el día anterior: trabada financieramente y con otras dolencias más históricas en el plano institucional. En este caso, como si fuera un paréntesis, llama mucho la atención el desplazamiento de Daniel Carniello como fiscal especial, justo cuando una semana antes imputó por fraude al Estado al intendente de Guyamallén, Luis Lobos.

En este contexto ya se mueve el gobernador electo, Alfredo Cornejo, quien hoy mantendrá reuniones con Macri y comenzará a pasar factura por el apoyo mendocino al proyecto macrista. Claramente buscará que el presidente electo tercie ante el Banco Nación para que le allane el camino frente al actual directorio y al que viene, y así facilitar un acuerdo de consolidación de deuda y un préstamo que lo ayude a salir del atolladero financiero.

En cuanto a esta posibilidad de crédito, el nuevo gobernador tiene por delante un escenario propicio, ya que el gobierno macrista tendrá control sobre los tres bancos estatales más importantes del país: el Banco Nación, el Banco Provincia de Buenos Aires y el Banco Ciudad.

En estos días previos, Cornejo también dio pistas sobre las características de su gestión, que se iniciará en 18 días. En ese tren llamó la atención que su antecesor, Paco Pérez, tras votar el domingo, le reclamó al nuevo mandatario definiciones sobre cuáles serán sus primeras medidas de gobierno. A todas luces, una nueva actitud desfasada de Pérez, teniendo en cuenta el estado de emergencia en que deja a la Provincia.
 

Lo que se viene

Se conoce la intención de aplicar en todo el territorio provincial el nuevo pero ya antiguo Código Procesal Penal. También tiene pensado concretar el traspaso concreto y la funcionalidad en manos del Poder Judicial de la Policía Judicial.

El mandatario que viene ya avisó que reducirá su gabinete de gobierno respecto de la administración de Paco Pérez y también dio señales ciertas de que tenderá a la reducción de la planta de personal del Estado de modo vegetativo.

También propuso analizar con los sindicatos de los empleados públicos el traspaso de la obra social OSEP, si es que los gremios estaban dispuestos a asumir esa responsabilidad. Cuestión que fue rechazada por los gremios y fue interpretado como una "apurada" del gobernador electo por lo que qudó descartada esta posibiliad, pero se aseguró la continuidad del tratamiento del ley de "democratización" de la OSEP. 

En este encuentro con los gremios, aseguró que no le pondrá de techo a las paritarias pero también puntualizó cuestionamientos irónicos hacia los representantes gremiales, que denotaron parte de su pensamiento en la política de recursos humanos. Por ejemplo, criticó a los anestesistas y avisó que él no es la patronal a la hora de negociar los salarios estatales, sino más bien un empleado público que representa a la patronal, que es la ciudadanía.

Estos son destellos del gobierno de Cornejo que viene en 18 días. Se nota la idea de cambio en el estilo y la acción de conducción, y muestra una faceta negociadora propia del nuevo jefe de Estado.