Los manejos en el mundo

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Facultad de Ciencias Agrarias

Especial residuos urbanos

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Leandro Mascareño, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Agrarias

Publicado el 23 DE AGOSTO DE 2016

Mientras en muchos países el costo económico y ambiental de los residuos crece a niveles preocupantes, en otros los desperdicios son vistos como una fuente de energía. Un desecho que crece a niveles preocupantes es el producido por la industria electrónica.

Un estudio alerta que la cantidad de residuos sólidos urbanos generados por los habitantes de las ciudades aumentará un 70 % hasta el año 2025, lo que implica que el costo anual de su gestión se incrementará de los 205 mil millones de dólares actuales hasta unos 375 mil millones. Las ciudades de los países en vías de desarrollo serán las más afectadas por el mayor volumen de los residuos sólidos, mientras que la subida de los costos de su gestión tendrá más impacto en los municipios más pobres. Así relata la publicación del Banco Mundial “What a Waste: A Global Review of Solid Waste Management ("Qué gran desperdicio: Un examen mundial de la gestión de los residuos sólidos") de 2012.

El estudio del organismo internacional ofrece datos sobre la generación, recolección, composición y eliminación de residuos sólidos en los municipios por país y región. Las conclusiones del trabajo generan la esperanza de que, una vez que se reconozca el alcance de este problema, los líderes locales y nacionales, así como la comunidad internacional, se movilicen para implantar programas destinados a reducir, reutilizar, reciclar o recuperar el máximo de residuos posible antes de quemarlos (y recuperar la energía) o eliminarlos de otro modo.

El informe señala que la gestión de los residuos sólidos es el servicio más importante que presta un municipio.

Según plantea la publicación, en Argentina el 40 % de los residuos son orgánicos: el 24 % de papel, el 14 % de plástico y el 5 % de vidrio. También indica que el Área Metropolitana de Buenos Aires es la que mayor cantidad de basura diaria por habitante produce: 1,15 kg, unas 14 mil toneladas diarias, mientras que en la capital de Salta, cada habitante por día produce cerca de medio kilogramo. Para el 2025 prevé que en Argentina, con 46 115 000 habitantes en total, de los cuales 43 millones estarán en las urbes, cada habitante desechará una cantidad de 1,8 kg diarios, y el país en su conjunto, un total de 80 mil toneladas, el doble de la cantidad actual.


En Oslo, el caso opuesto

En la capital noruega no sólo se superó la capacidad de procesamiento de residuos que produce el casi millón y medio de habitantes, sino que además se importa basura de otros países para alimentar las plantas que generan calefacción y electricidad. Allí, la separación empieza por bolsas de diferentes colores, donde la base es el compromiso de cada residente. El color azul tiene residuos plásticos; el verde, orgánicos; y el blanco, el resto. Y en recipientes separados, papel, vidrio, basura electrónica y metal.

Los camiones recolectores tienen un destino para cada bolsa y las plantas tienen tecnología de avanzada que las clasifican por color. El proceso implica que las azules, con plásticos, sean enviadas para reciclarlas en nuevos productos plásticos. Las verdes, con restos de alimentos, usadas para obtener fertilizantes y el biogás con que funcionan los ómnibus de la ciudad. Y las blancas, a incineración a un horno a 850°C. Ese calor hace hervir el agua de un contenedor y el vapor resultante tiene dos funciones: mueve una turbina que genera electricidad para las escuelas de la ciudad y, además, alimenta la red de calefacción urbana.
 

La basura electrónica, en constante ascenso

Un estudio realizado por la asociación de empresas de telefonía móvil GSMA y la Universidad de las Naciones Unidas, datan que la cantidad de estos residuos (denominados e-waste) superó en 2014 las 40 mil kilotoneladas (1 kilotonelada = 1000 toneladas) y que en los próximos cuatro años subirá entre el 5 % y el 7 % anual en América Latina.  A nivel nacional, un argentino produce por año 6,8 kg de e-waste, mientras que uruguayos y chilenos dominan la escena regional, con cerca de 10 kilos anuales por persona.

La publicación también aporta datos interesantes sobre el contenido de cada elemento químico en un celular promedio.

 

 

En muchos casos, la industria electrónica utiliza cada año cantidades notables de estos elementos en los procesos de producción. Aunque las cantidades utilizadas en un solo producto pueden ser muy pequeñas, a futuro se pueden plantear retos debido al número total de productos generados anualmente y la disponibilidad global de elementos individuales.