Los desafíos de la exploración espacial
La doctora y astronauta de la NASA durante 30 años, Ellen Baker, fue una de las expositoras en el Séptimo Congreso Mundial de Juventudes Científicas, que se realiza en la UNCUYO. Contó sus experiencias y dijo que el reto es seguir investigando el espacio, porque todos los descubrimientos que se hagan servirán para entender mejor el planeta y para contribuir a mejorarlo.
Ellen Baker dice que la tierra es chiquita, que somos pequeños en un universo enorme. Y lo dice ella, que trabajó en la NASA durante treinta años y participó como astronauta en tres misiones espaciales, tres misiones que le permitieron ver a la tierra desde el espacio. La médica y geóloga asegura que hay mucho más que aprender, que el hombre debe volver a la Luna, ir a Marte y responder preguntas que ayudarán a entender mejor el vecindario en el que vivimos.
Esta californiana -madre de dos hijas- fue una de las disertantes en el Séptimo Congreso Mundial de Juventudes Científicas, que se realiza en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO y que se extenderá hasta el sábado. Habló sobre la necesidad de la cooperación internacional en la exploración del espacio y también sobre la prevención del cáncer cérvico-uterino, enfermedad en la que trabaja desde que dejó la NASA después de 30 años.
Las conferencias de Baker despertaron interés, sobre todo entre los más jóvenes, porque no es habitual escuchar las experiencias de alguien que estuvo en el espacio: voló a bordo del Atlantis, ayudó a despegar la nave Galileo, que exploró Júpiter, y formó parte de la tripulación que logró acoplarse con la estación espacial rusa Mir.
En 2011 y después de 30 años en la NASA, Baker decidió que su misión seguiría en la tierra y desde ese momento trabaja en un hospital de Texas, enfocada en la problemática del cáncer cérvico-uterino.
Además de participar en el congreso, Baker se hizo tiempo para visitar la escuela Nicolás Avellaneda, de Luján de Cuyo. Le contó a los chicos sus experiencias y les dijo que desde una estación espacial se pueden ver 16 amaneceres en 24 horas y unas 10 mil estrellas.
Aprender del espacio para mejorar
Baker está acostumbrada a la fascinación que produce la sola mención de la palabra astronauta, una palabra que para muchos es parte de los sueños de la niñez. Ella dice que no tuvo esa posibilidad, que cuando era pequeña ese sueño estaba reservado a los varones, y que recién pudo alcanzarlo cuando terminó su carrera de Medicina -en 1981- y la NASA decidió por primera vez permitir el ingreso de mujeres.
Para Baker, hoy es indistinto si el astronauta es varón o mujer. Dijo que después de treinta años no hay diferencias, y que lo fundamental es el conocimiento, el esfuerzo y el entrenamiento que realizan.
Durante una charla con EDICION UNCUYO, Baker confesó que después de 30 años en la NASA quería hacer algo diferente, por eso volvió a su primer amor, la medicina, específicamente a trabajar en la prevención y el tratamiento del cáncer cérvico-uterino.
Pese a alejarse de las naves especiales, la doctora recuerda cada viaje como extraordinario y asegura que una de las cosas más fabulosas que vivió fue poder ver la tierra desde el espacio y contribuir en algo al desarrollo de la exploración espacial.
Baker rememora sus años en la NASA, las horas de entrenamiento que realizaban en el simulador, los viajes al espacio, las sensaciones corporales que produce la falta de gravedad y las molestias de las primeras horas, que se van disipando con el tiempo. Todos los astronautas –dice- prestaron sus cuerpos para realizar distintas pruebas que permitieran saber qué les producía la falta de gravedad y qué consecuencias tendrían al volver a la tierra.
Los nuevos retos
Baker describe cada viaje como extraordinario y dice que desde el espacio se toma dimensión de lo pequeña que es la tierra, de su fragilidad en medio de un universo muy grande, donde hay 170 millones de galaxias y 400 millones de estrellas.
Para la doctora, la clave de nuestro presente y nuestro futuro es el estudio y la investigación del espacio, ya que cree que todos los descubrimientos que se hagan servirán para que entendamos mejor el planeta y podamos contribuir a mejorarlo.
Baker asegura que los grandes desafíos están centrados en contestar preguntas que hace años se hace la humanidad, como si hay vida en otros planetas. Y que para responder a algunas de esas dudas, es esencial que el hombre llegue nuevamente a la Luna y que logre alcanzar a Marte.
Tanto en su trabajo actual, en medicina, como en la exploración del espacio, Baker asegura que la humanidad tiene grandes desafíos. En el primer tema, cree que falta mucho para comprender y poder curar enfermedades como el cáncer o el ébola, en el segundo aspecto, hay que seguir investigando para poder alcanzar nuevos retos, que contesten viejas y nuevas preguntas.
Baker comparte su visión sobre estos desafíos.
¿Usted participó de tres misiones espaciales, recuerda especialmente alguna?
Cada viaje fue extraordinario, fue fabuloso ver la tierra desde el espacio y poder contribuir al desarrollo de la exploración espacial.
¿Por qué es tan importante la exploración espacial?
Estudiar ciencia ayuda a la humanidad y explorar el espacio es una forma de aprender más sobre nuestro medio ambiente y sobre el vecindario en que vivimos. Y las lecciones que aprendemos en el espacio nos van a ayudar a mejorar la sociedad aquí en la tierra. Desde el espacio la tierra es un planeta chico en un universo muy grande, hay mucho más que necesitamos a aprender. No somos importantes, somos poquito en un universo muy grande. La aventura y el conocimiento nos ayudan a entender mejor de dónde venimos y de dónde viene nuestro planeta.
Hace unos años dejó la NASA para dedicarse a la medicina. ¿Cuáles son los retos en este campo?
Quería hacer una cosa diferente después de trabajar 30 años en NASA, yo soy una médica y la medicina todavía me interesa mucho. Ahora trabajo en un hospital de cáncer en Texas, estudio el cáncer cervical de cuello uterino, pero todavía amo el espacio.
¿Y los retos, cuáles son?
En medicina todavía hay enfermedades que no podemos curar, hay personas en el mundo con enfermedades como el cáncer, el ébola, que no podemos curar, hay mucho más que debemos hacer. En el espacio, la tierra es un planeta chico en un universo muy grande y hay mucho más que necesitamos a aprender. No somos importantes, somos poquito en un universo muy grande.
¿Cuál es la importancia de participar en este tipo de encuentro, como el Séptimo Congreso Mundial de Juventudes Científicas?
Es importante para los estudiantes, para que puedan ver todas estas opciones. Ser astronauta fue un sueño para muchos de nosotros y, a veces esos, sueños se hacen realidad siempre que trabajes duro y seas persistente.
Fuente: Edición UNCUYO
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