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26 DE DICIEMBRE DE 2024
Marcelo Álvarez, el nuevo titular del PAMI, planteó la necesidad de reconocer a los adultos como sujetos de derecho y no como objetos de estudio y tratamiento. El concepto social de la medicina y los desafíos de una sociedad en la que se busca vivir hasta los cien años, pero no se ocupa de sus adultos. Controles a los prestadores y la necesidad de evitar los monopolios.
Imagen ilustrativa
Marcelo Álvarez desembarcó hace unos días en la sede provincial del PAMI llevando consigo un objetivo claro: empoderar a los adultos mayores, reconocerlos como sujetos de derecho y no como objetos de estudio y tratamiento. En esa línea trabajará para que se respeten sus derechos: a estar informado, a decidir, a no violar su intimidad, a no ser abandonado por sus familias ni a convertirlos en las niñeras de sus nietos o sus bisnietos.
Álvarez fue durante años el encargado del área de cuidados paliativos del Hospital Central y, aunque le costó dejar esa función, los primeros días de noviembre asumió el desafío de estar al frente de la sede del PAMI, que cuenta con 208 mil afiliados en toda la provincia y unos 300 trabajadores sólo en la sede central.
El médico –quién está vinculado políticamente a la agrupación kirchnerista La Cámpora– advierte que existe un problema cultural respecto de los adultos mayores y una gran contradicción: somos una sociedad que pretende vivir hasta los 100 años, pero cuando llegamos hasta ahí nadie nos escucha, molestamos, nos relegan a un lugar de absoluta soledad.
Frente a esta contradicción, es que Álvarez defiende un concepto socio-comunitario de la salud, que va mucho más allá de lo estrictamente asistencial. Por eso, una de sus líneas de acción será continuar con los talleres que realizan, como los de baile o el cine debate, que además de permitirles a los adultos compartir con sus pares, significan una estimulación cognitiva que ayuda a sus cerebros a estar activos. Es decir, prevenir, cuidarlos cuando están sanos.
Para el médico, esta misma contradicción es la produce que en muchas ocasiones se avasallen los derechos de los adultos mayores y una de las formas más comunes de hacerlo es que, frente al diagnóstico de una enfermedad, los médicos y sus familias no respeten su derecho a la información, a la intimidad, a decidir sobre su tratamiento.
Álvarez explicó que esta situación se repite sobre todo con los pacientes oncológicos, ya que el médico y los familiares suelen primero informar a los demás sobre el diagnóstico, sin tenerlos en cuenta, tratándolos como una planta que no puede decidir.
“Esto es muy común, es cultural, pero es violar sus derechos básicos, la ley de autonomía de la voluntad. Es ilegal mentirle a un paciente, negarle un diagnóstico, no tomarlo en cuenta en sus decisiones o en sus directivas anticipadas para el caso de que esté muriendo”, fueron sus palabras.
Es en esta línea de pensamiento que Álvarez trabajará con el cuerpo de médicos de cabecera con que cuenta el PAMI, y que por cierto necesita agrandar. Ellos son los encargados de velar por la salud de un grupo de adultos, de controlarlos y atender sus necesidades.
El médico planteó que, como sociedad también debemos analizar otras situaciones que enfrentan los adultos mayores, que violan sus derechos y representan una verdadera injusticia. La primera es que muchos de ellos se convierten en una especie de niñera de sus nietos y bisnietos, cuando son ellos los que deberían ser cuidados y atendidos; la segunda es que en algunos casos sus familiares se van a vivir con ellos, y los van relegando a una pieza de su propia casa, y la tercera es el abandono, la falta de cuidados y de cariño de su círculo más íntimo.
Para Álvarez, todos estos fenómenos que no queremos ver, que no analizamos, dañan a la persona y repercuten en el sistema de salud, porque algunos adultos lo sobrecargan sólo para tener la oportunidad de que alguien los escuche.
Con la lógica de premiar y no se castigar
Más allá de plantear estos debates, el nuevo titular del PAMI también intentará resolver aspectos estrechamente vinculados a la atención médica que reciben los afiliados a la obra social. Uno de los primeros pasos será trabajar con los prestadores de los servicios que tienen convenios con PAMI, desde clínicas hasta el servicio de ambulancia, controlar cómo atienden a los afiliados, pero con la lógica de premiar al que lo hace bien y de rescindir el contrato a los que no cumplen.
Álvarez explicó que en todo los servicios de salud una de las claves es que no haya un monopolio, que exista competencia, que permita a los adultos elegir dónde y con quién se quieren atender, y a su vez al PAMI premiar al efector que realiza bien su labor.
A partir de este concepto central, es que comenzarán con los controles a las 18 clínicas y sanatorios con los que tienen convenio para evaluar los servicios que prestan a los afiliados, cuyo grueso lo concentran seis centros asistenciales.
Otro de los problemas a resolver es la necesidad de contar con más médicos de cabecera, que son contratados directamente por PAMI para evitar a las gerenciadoras, que en otros años se quedaban hasta con el 50 por ciento de la paga. Pueden acceder a estos puestos profesionales con cinco años de experiencia y con tres años de residencia en una institución reconocida.
Otro inconveniente que buscan resolver es el de las recetas, por eso se implementó un sistema electrónico, para evitar que los hagan hacer un nuevo trámite a los mayores porque faltó una coma o un número. Ahora, primero se autoriza la receta y luego, en forma digital, se conecta directamente con el sistema de farmacias.
Álvarez reconoció que el nuevo sistema tiene alguna resistencia, pero entiende que es común cuando se produce cualquier cambio de esta naturaleza.
El nuevo titular del PAMI en Mendoza también buscará soluciones para los reclamos repetidos de los adultos mayores y sus familias: la mala atención del servicio de ambulancias, que no llegan a tiempo o directamente no acuden al lugar, y que los médicos de cabecera realicen un verdadero seguimiento, que avisen si se ausentan o dejen un reemplazo.
Álvarez comentó que para cualquier servicio, lo más sano es que exista competencia, que se premie al que cumple, porque cree que para algunos la medicina es sólo un negocio y actúan en consecuencia.
También continuarán con el plan de descentralización: se abrió una sede en Las Heras y a futuro el objetivo es poder abrir una en Godoy Cruz, ya que todos los adultos que viven en ese departamento deben acudir a la sede central.
Cambios internos
El médico, que desde hace días está al frente de la institución, explicó que también realizarán algunos cambios internos, con el objetivo de mejorar la eficacia del recurso humano con que cuenta la institución, y que son unos 300 profesionales sólo en la sede central.
En cuanto a los trabajadores, uno de los desafíos que le tocará enfrentar a Álvarez es que el 20 por ciento está en edad de jubilarse, muchos de los cuales están en puestos de importancia. Por eso, trabajará con la sede central para decidir cuáles serán los pasos a seguir para reemplazar a este recurso humano formado y esencial para el funcionamiento de la institución y la atención de los mayores.
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