Una vez más se abre en Mendoza el debate por el horario de atención comercial. Mientras un sector reclama el fin del habitual corte entre las 13 y las 16, empresarios y comerciantes sostienen que innovar en tal sentido sería un despropósito. “Lo mejor es continuar como lo veníamos haciendo hasta ahora”, dijo el presidente de la Federación Económica de Mendoza, Adolfo Tripodi.

Actualmente los negocios abren de 9 a 13 y de 16 a 20. Son dos turnos, interrumpidos, de cuatro horas cada uno. La propuesta en debate sugiere que en adelante la atención sea corrida, desde las 9 hasta las 18.  Sin embargo, desde la FEM consideran que dicho cambio sería únicamente para “conveniencia de pocos”.

“En concreto, si queremos mejorar el comercio, creemos que el tema no pasa por el horario”, expone la entidad empresaria en un comunicado. Para el sector, el futuro del comercio no debe basarse en la interacción física sino en las plataformas virtuales. “Hoy la gente elige y hasta compra por internet”, explican, y subrayan que “ese es el presente del comercio, no el horario corrido por comodidad o conveniencia de pocos”.

La siesta, el descanso sagrado

Por supuesto, uno de los principales argumentos en contra del cambio de horario se relaciona con la interrupción de la siesta.

“Un aspecto a tener en cuenta es la siesta. Más allá de la tradición, creemos que tener un comercio abierto en un horario en el que la gente no sale a comprar no es negocio”, señala Tripodi. El empresario textil va incluso más lejos, y señala que no solamente sería inconveniente abrir antes de las 16, sino que, además, cerrar todo a las 18 podría ser contraproducente.

“En lo que a seguridad se refiere, nos preocupa qué pasará con los comercios cerrados después de las 18, tema que habrá que coordinar muy bien con las autoridades del Ministerio”, dijo el presidente de la FEM.

Guillermo Pereyra, diputado provincial y secretario gremial del Centro de Empleados de Comercio (CEC), sumó a la discusión los posibles efectos que tales cambios tendrían sobre los trabajadores. “No es que seamos retrógrados. Lo que queremos exponer es que los trabajadores tienen derechos adquiridos y entran a trabajar a un determinado horario”, indicó.

Entre esos derechos se encuentra, por ejemplo, el tiempo para el almuerzo. Para la FEM, en este caso, lo que el empleado ahorraría “en micro” por trabajar en horario continuo, ahora “se lo gastará en comida”.

Sin embargo, tanto Pereyra como Tripodi indicaron que si un comercio desea abrir de corrido, hoy por hoy no tiene ningún impedimento para hacerlo.

“El horario de comercio es libre, cada comercio puede abrir y cerrar a la hora que le dé la gana”, apuntó Tripodi. Aun así, expresó que, a modo de conclusión general, tanto desde “el punto de vista legal” como “desde la comodidad de las costumbres mendocinas”, lo mejor es “seguir adelante con el horario discontinuo”.