Se fue un año atípico y Gimnasia fue protagonista ya que al comienzo empezó afilado para pelear por el anhelado ascenso a la primera división del fútbol argentino. Sin embargo, en el mejor momento del elenco mendocino apareció el Covid-19 y el fútbol se paró.

Hasta ese momento el equipo comandado por Diego Pozo se encontraba en el séptimo escalón de la tabla con 27 unidades. Es decir, a solo seis unidades de meterse en el reducido, pero con el agregado que debía un partido frente a Sarmiento. Y a ocho fechas de finalizar el torneo, el Mensana se encontraba pleno desde lo futbolístico y quería dar la sorpresa. Pero, todo se esfumó cuando el coronavirus invadió la provincia y obligó que todas las actividades se suspendan.

Tuvieron que pasar ocho meses para que la pelota volviera a rodar en Mendoza. En este caso, la situación fue otra, el equipo perdió grandes figuras que fueron claves en la primera parte del año como Tomas Marchiori, Alejandro Molina, Leandro Aguirre e Iván Ramírez. En simples palabras, podemos decir que era “la columna vertebral del equipo”.

Sin embargo, pese a los futbolistas que se fueron del club Gimnasia dio buenas impresiones en los amistosos previos a la reanudación de la Primera Nacional pero la realidad fue otra, ya que el nivel no era ni por asomo a lo mostrado a principios del 2020. Regaló partidos insólitos en condición de local contra Sarmiento y Tigre, en los cuales claramente mereció mucho más, pero se le escapó en ambas oportunidades.

El cierre de año no fue nada bueno porque cayó en condición de visitante ante Atlético de Rafaela. Lo que deja al Pituco en el quinto escalón de la Zona B Campeonato con 5 puntos pero aun con chances de pelear por el ascenso, ya que de culminar entre el tercer y octavo puesto, disputará la Etapa Eliminatoria para luchar por el segundo ascenso a primera.

En simples palabras, podemos decir que el año del Lobo fue de mayor a menor sin dudas. Comenzó como un equipo difícil para los rivales y que ilusionaba, sin embargo, terminó como un equipo cansado, sin la misma intensidad y con una idea de juego bastante enigmática.