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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
En el Congreso Nacional existen al menos 56 proyectos para que los plazos luego del nacimiento de un bebé sean más acordes a las necesidades familiares.
Foto: m.minutouno.com
Que las prácticas de cuidado hacia las personas que más lo requieren en el hogar sean compartidas. Que tanto las mamás como los papás que recientemente han recibido a un nuevo ser en su hogar puedan compartir los momentos clave del desarrollo de su bebé. Que ellas tengan la posibilidad de amamantar a su pequeño con la mayor continuidad posible, mientras que ellos puedan acompañar el proceso de crianza en las primeras etapas de manera más activa.
La lista de objetivos a los cuales apuntan los proyectos destinados a reformar la legislación laboral vigente en materia de licencias es variada y numerosa, aunque apunta en la misma dirección: que las políticas públicas aspiren a agilizar los mecanismos necesarios en el Estado y el sector privado para garantizar a los niños y niñas su derecho fundamental a una primera infancia plena y saludable.
En esa sintonía, entidades de todo el país han presentado propuestas en el Congreso Nacional destinadas a extender los plazos de las licencias por maternidad y paternidad respectivamente. En la actualidad, hay que decir que tanto en Mendoza como en el resto del país ellas cuentan con 90 días corridos de los cuales 30 son los previos al parto.
En tanto que los flamantes papás cuentan con sólo dos días en el sector privado y 15 corridos si trabajan en alguna área del Estado nacional, provincial o municipal. En ése sentido, la deuda pendiente se hace aún más notoria, puesto que a ellos no sólo les es negado su derecho a disfrutar de su hijo/a, sino que se los expulsa de las obligaciones de cuidado que deberían desempeñar respecto de su pareja convaleciente y su bebé recién nacido/a.
Los plazos así, son considerados como los más bajos de América Latina y se encuentran por debajo de los estándares establecidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En distintas oportunidades y a través de los años, el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), ha presentado propuestas en el Congreso Nacional que buscan ampliar las licencias e integrar en el “combo” a los casos de adopción y aquellas parejas que requieran de tratamientos de fertilización asistida.
Pero además, las investigaciones de la entidad han apuntado a recabar información nacional sobre el tema. De hecho, el ELA advierte que en el Congreso Nacional existen al menos 56 proyectos en los que se sostiene la necesidad de reformar la legislación vigente; que es la Ley de Contrato de Trabajo (Nº 20 744). De manera despareja y sin un lineamiento único, las propuestas elevadas en distintas oportunidades han variado entre extender los plazos entre 5 días hasta 20 en el caso de varones y entre 90 y 180 días para las puérperas.
Lucía Martelotte, directora ejecutiva de la entidad que trabaja en toda la región explica que todas las iniciativas para proteger el derecho del varón a participar de manera más activa en su rol paterno y por otro lado, lograr con esto una equiparación de las cargas de cuidado y protección con sus parejas, han tenido estado parlamentario en los últimos dos años, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado Nacional. “Es un tema que está en agenda pero nunca se trata como es debido porque hay obstáculos de distinta índole que siempre traban su tratamiento efectivo”, destacó Martelotte.
La cuestión económica, relativa al impacto que podría tener en el Estado el hecho de que los trabajadores cuenten con más días de licencia por paternidad, es un tema del que casi no se quiere hablar en los recintos.
Lo mismo sucede con el costo que esto implicaría en el sector empresario y hasta qué punto éste estaría dispuesto a contemplar este derecho de forma armónica. En un escenario de ajuste y déficit, este dato no es menor.
Lo cierto es que en realidad, aclara Martelotte, los beneficios de que se aplique un régimen más acorde al actual redundarán luego en una sociedad más armónica y saludable. “Se piensa mucho en el corto plazo y en el costo directo en materia de productividad pero no se tiene que cuenta que se trata de un tema prioritario respecto de la calidad de vida de las personas, que son en definitiva, las que generan la mayor productividad”, destacó la representante del ELA.
Otro punto que va en detrimento de las iniciativas planteadas, tiene que ver con que hoy el tema de las licencias por maternidad y paternidad no es un motivo de demanda social. En realidad, evalúa Martelotte, la sociedad sigue siendo poco consciente sobre esta temática y por lo tanto no sale a la calle a demandar este derecho, es decir, no lo ha incorporado como una posibilidad.
Derechos fundamentales
Sin embargo, la importancia de lograr un acuerdo social y legislativo que incluya a todos los sectores no es menor. De hecho, la posibilidad de garantizar al recién nacido la lactancia materna es un derecho que muchas veces se ve vulnerado debido a la baja contemplación que existe en el ámbito laboral para fomentar y facilitar el encuentro por pausas entre la madre y el bebé.
La inexistencia de espacios que posibiliten la extracción de leche materna en un ambiente higiénico e inocuo para su conservación y posterior administración, es otra problemática no menor, por la que la posibilidad de amamantar al recién nacido se ve truncada. A contramarcha, la Organización Mundial de la Salud (OSM) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis primeros meses de vida del niño o niña y hasta los dos años de manera complementaria.
Gala Díaz Langou, directora de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), destaca que las reformas a la legislación vigente en materia de licencias debe apuntar a integrar también los diferentes modelos de familia. "La familia tradicional, integrada por madre, padre e hijos ya es minoría frente a la diversidad que hay de familias", detalla Díaz Langou y aclara que, en la actualidad, el régimen laboral también deja fuera a los y las trabajadores/as informales.
Díaz Langou agrega que la posibilidad de extender las licencias inclusive apunta a tres ejes clave. El primero tiene que ver con la posibilidad del bebé de contar con un cuidado de calidad que permitirá mejorar su desarrollo en una edad tan trascendental como es la primera infancia. El segundo aspecto es el relacionado con la equidad de géneros y la posibilidad de que los cuidados sean compartidos, lo cual redundará en una menor discriminación hacia la mujer en el ámbito laboral. "En los países donde se logra mejorar el sistema de licencias, el rendimiento productivo es mayor, puesto que tienen niños con un mayor nivel cognitivo y más personas trabajando", destaca Díaz Langou al hacer referencia al tercer aspecto importante en este sentido.
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