La monja Kumiko Kosaka, imputada como una de las autoras de abusos sexuales y corrupción de niños hipoacúsicos en el instituto Antonio Próvolo, abandonará la cárcel en las próximas horas para gozar de la prisión domiciliaria pese a que los peritajes psicológicos indicaron que no está apta para ese régimen.

La religiosa está detenida en el penal Agua de las Avispas desde el mes de mayo de este año pero la Justicia dispuso que continuará a la espera del juicio en un domicilio particular. La Primera Cámara del Crimen había autorizado a Kosaka a continuar detenida bajo esta modalidad a principios de setiembre luego de un pedido de su abogado, Carlos Varela Álvarez.

Sin embargo, desde la fiscalía precedida por Gustavo Stroppiana no hicieron efectiva la orden porque consideraban que primeramente debían hacerse pericias para observar y garantizar que se cumplan todos los requisitos establecidos por la ley para este régimen de detención. Entre esos análisis, una encuesta socio ambiental que autorice el domicilio ofrecido, el funcionamiento operativo del dispositivo georreferencial para su seguimiento (pulsera o tobillera) y conformidad en las pericias oficiales que la autoricen, tanto a la imputada como a la cuidadora para seguir en este régimen.

Esto sucede pese a que, según un comunicado de la Asociación Xumex, las pericias psicológicas realizadas a la monja revelan que no debería ser incorporada al régimen de detención domiciliaria, dado que se presume no se sometería a los límites que dicha medida implica. Asimismo, la pericia psicológica indica que la cuidadora de Kosaka tampoco se encuentra apta para controlarla.

El abogado querellante, Sergio Salinas, afirmó, según destaca diario Los Andes: “Lo único que está autorizado y ha dado positivo es que el domicilio está en la faz de la tierra. Pero ni ella (por Kosaka) ni la cuidadora están aptas para el régimen de prisión domiciliaria”.

Asimismo, el informe dado a conocer en el mes de julio de las pericias oficiales del Cuerpo Médico Forense sobre la religiosa, se determinaba que  “debido a las características de personalidad descriptas, (Kosaka) no reúne las características psíquicas necesarias para cumplir el régimen de prisión domiciliaria”. Además, se destacaba que “comprende las pautas generales del comportamiento sexual” y que se observaban características acordes a una conducta que puede presentar desajustes en las diferentes esferas de su personalidad, incluyendo entre ellas precisamente la sexual.