Las tiendas de ropa usada crecen como alternativa para ahorrar y alivianar el impacto de la industria textil
En el contexto de pandemia, las ferias americanas atrajeron a cada vez más personas y la tendencia sigue más vigente que nunca. Además, son una nueva forma de generar ingresos sin mucho capital.
Foto ilustrativa: La Tercera
Las ferias americanas y otras tiendas de ropa usada se han convertido en las favoritas de mendocinas y mendocinos, no solo por lo económico de sus precios, sino también por cómo pueden ayudar al medio ambiente. Sus ventajas hicieron que florecieran aún más durante la pandemia, ya que son una forma de obtener ingresos sin necesidad de contar con un gran capital para iniciar y de encontrar precios que alivian el bolsillo.
Este es el caso de varios emprendimientos de ese estilo que surgieron en Mendoza. Carla, una de las creadoras de la tienda Andorra, comentó a Unidiversidad cómo fueron sus inicios. Para ella, vender su ropa usada fue, primero, un trabajo de transición, y luego, una manera de generar algunos ingresos. Para eso, recurrió a ropa que tenía en su casa y que ni ella ni su familia utilizaban. Al ver la popularidad que comenzó a tener, se animó a comprarle ropa usada a la gente, lo que la llevó a pasar de un show room en el garaje de su casa a alquilar todo un local para la compra y venta.
Imagen: @andorralavieja
Algo similar le sucedió a Carina Hassen, dueña de la tienda La Valija de la Turca. En su caso, la idea surgió por un hecho desafortunado. Tenía una despensa en su casa que sufrió un robo que la dejó prácticamente sin nada. Por eso, con la ayuda de amigas, consiguió ropa usada para vender y tuvo bastante éxito, tanto que hoy en día puede comprarle vestimenta a otras personas a precios accesibles para seguir con su negocio.
Si bien el tema de promover la ciclicidad de la ropa y alivianar el impacto que la industria textil genera en el ambiente no ha sido el impulso inicial de estos emprendimientos, sí ha llegado a ser una parte importante de sus objetivos. Para las encargadas de Andorra, darles una segunda vida a las prendas para que las y los clientes eviten comprar nuevas es una forma de generar un cambio en el consumo de un sector que se ha transformado en el más contaminante del planeta.
Imagen: La Valija de la Turca
Actualmente, las personas se vuelcan mucho más al reciclaje de las prendas para hacerles cambios o bien para emplear su tela para otra cosa. “Hay cada vez más gente vendiendo por su cuenta, o intercambiando con amigos y amigas lo que ya no usa”, comentó la dueña de Andorra. Para ella, también ayuda el hecho de que las personas empiecen a tomar conciencia sobre cómo puede afectar el consumo excesivo de la fast fashion.
La fast fashion es descrita por Greenpeace como los grandes volúmenes de ropa que crea la industria de la moda. Así, la producción en masa termina por poner en el mercado muchas prendas que suponemos necesitar para actualizar estilos y renovar los armarios. El hecho de vestirnos según las tendencias afecta notoriamente al ambiente en términos de uso de recursos naturales que son descartados rápidamente. Además, se sigue fomentando el trabajo casi esclavo en países de Asia. Algunas marcas utilizan materiales de baja calidad para la creación de sus productos, como telas con plásticos, ya que están pensados para durar solo una temporada. De ahí su clasificación de ropa prácticamente desechable.
Si bien Argentina no es un país especialmente consumista en ropa, la industria de la moda no deja de atraer a miles de adeptos y adeptas, por eso –como asegura Carla–, darles una segunda oportunidad a las prendas puede marcar la diferencia y colaborar para que la contaminación ambiental sea menor. Sin embargo, por ahora, la inclinación a comprar ropa usada por parte de las y los consumidores va más atada a lo económico que a lo ecológico.
Efectos de la pandemia
Para quienes están en el sector, el incremento de este tipo de tiendas llegó más fuerte luego de la pandemia. La ropa fue uno de los rubros que más aumentaron de precio, y usuarios y usuarias sintieron el golpe en el bolsillo, por lo que comprar ropa usada en buen estado y con precios accesibles se transformó en una solución más al alcance de la mano.
El furor ha sido tal que más personas se unieron no solo para comprar, sino también para vender. En Andorra, por ejemplo, quienes son clientes o clientas dejan algunas de sus prendas en desuso para, de paso, recuperar algo de dinero.
De esta manera, las ferias americanas están a la orden del día y las redes sociales ayudan mucho. Es que, aparte de servirles a las tiendas para poder dar a conocer sus negocios, les permiten dar ejemplos de la contaminación que deja la moda rápida. Una imagen que se volvió viral hace poco fue la del desierto de Atacama (Chile) cubierto con montañas de prendas sin usar y sin vender.
Imagen: Cooperativa.cl
“Creo que es un gran momento de despegue para todas estas nuevas metodologías”, dijo Carla. Es que las y los adeptos a adquirir ropa usada son cada vez más y parecen disfrutar de la experiencia de buscar prendas de calidad y precios bajos entre los percheros. “Creo que esto ya es tendencia, no solo en la provincia, sino a nivel nacional”, agregó.
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