Las mujeres que se destacan en su trabajo reciben mayor cantidad de comentarios negativos
En las evaluaciones de desempeño laboral, quienes más rinden en el trabajo reciben peores devoluciones de parte de sus superiores. Hay fuertes sesgos culturales. El 76 % de las mujeres obtienen comentarios negativos, frente al 2 % de los varones. De ellos se analiza el desempeño, y de ellas, su personalidad.
En las empresas, entre el 5 % y el 15 % de trabajadoras y trabajadores son de alto rendimiento. Foto: Freepik
Empleadas y empleados de alto rendimiento reciben peores devoluciones en el trabajo de sus superiores, y en esa instancia de retroalimentación hay, además, fuertes estereotipos de género y raciales. Según un estudio de la desarrolladora Textio, las mujeres de todas las razas y las personas afrodescendientes de cualquier género reciben sistemáticamente peor retroalimentación y es más probable que renuncien por eso. Ante este panorama, si se piensa en la reducción de desigualdades y brechas, urge interpelar también al sector privado.
El 76 % de las mujeres que se destacan en su trabajo reciben comentarios negativos de parte de sus superiores, frente al 2 % de los varones en la misma posición. Además, mientras que los hombres son evaluados principalmente por su trabajo y las tareas que ejecutaron, las mujeres reciben con mayor frecuencia comentarios sobre su forma de ser, su personalidad y su relación con colegas.
Los datos pertenecen a una investigación de Textio que se propuso analizar los sesgos del lenguaje en las devoluciones sobre el desempeño laboral que hacen superiores –o líderes, como les dicen– sobre su personal a cargo. En total, procesaron 23.000 evaluaciones de más de 250 empresas del mundo. Las compañías reconocen que, entre su personal, solo entre el 5 % y el 15 % son de alto rendimiento, es decir, ofrecen un 400 % más de productividad que el promedio.
La desigualdad de género atraviesa toda la estructura de la sociedad y, para erradicarla, no alcanza con poner en el foco del reclamo a las instituciones públicas o estatales, sino también al sector privado. Poco a poco, las empresas han asumido la prevención de la discriminación como parte de la responsabilidad social y también como camino para aumentar la productividad y las ganancias. En esta esfera, Textio puso en el centro de la escena al lenguaje y la comunicación y, durante diez años, buscó tendencias y sesgos del lenguaje en sus bases de datos, a la vez que desarrolló softwares para ayudar al personal jerárquico a remediar las brechas en sus compañías.
El informe de 2024 incluyó los hallazgos de años anteriores para comprender el impacto que tiene la retroalimentación negativa y sesgada tanto en el desempeño individual como en el grupal. Analizar la calidad de esa retroalimentación permite predecir las tasas de retención y deserción de personal, según puntualiza el estudio. Explica que las mujeres de todas las razas y las personas de color de todos los géneros reciben sistemáticamente comentarios más negativos que el resto, y es más probable que renuncien debido a eso.
Solo entre el 5 % y el 15 % de trabajadoras y trabajadores son de alto rendimiento. Aún así, son quienes reciben devoluciones más exigentes: el 50 % más de retroalimentación que el resto, lenguaje más exagerado y comentarios con palabras más tajantes –propias de “mentalidades rígidas"– 2,6 veces más que el resto.
Los números de la diferencia
El sexismo es la reafirmación de las desigualdades de género a través de la naturalización de la superioridad masculina y de la inferioridad femenina. Muchas veces no es algo intencional, sino que se manifiesta de manera inconsciente, y el género es uno de los sesgos internalizados tanto en empleados y empleadas como en líderes y superiores.
Foto: iStock en revistaeyn.com
El relevamiento de Textio muestra que los hombres tienen entre dos y cuatro veces más probabilidades de internalizar estereotipos positivos sobre sí mismos y las mujeres tienen siete veces más probabilidades de internalizar estereotipos negativos sobre sí mismas. Esto no es solo una percepción. El 56 % de las mujeres recuerdan haber sido descripta como antipáticas, frente al 31 % de las personas no binarias y al 16 % de los hombres. Además, el 78 % de las mujeres recuerdan haber sido descripta de manera negativa como “emocionales”, frente al 23 % de personas no binarias y solo el 11 % de los hombres.
Pero esto no es todo. Los sesgos y la discriminación también vienen de la mano de una fuerte racialización. Alrededor de la mitad de las personas blancas y asiáticas recuerdan haber sido descripta como “inteligentes”, mientras que el número desciende al 18 % para las personas afrodescendientes y al 17 % para las hispanas o latinas. Las personas blancas tienen más del doble de probabilidades que el resto de los grupos demográficos de recordar que las llamaron “agradables”. Además, más del 60 % de las personas hispanas o latinas y negras recuerdan haber sido descriptas negativamente como “emocionales”, y eso solo le pasó al 21 % de las personas blancas y al 11 % de las personas del este de Asia.
La consecuencia en las empresas
Las devoluciones, el lenguaje y la retroalimentación no solo influyen sobre las personas de manera injusta y desigual con los grupos ya mencionados, sino que es clave para el desempeño de una compañía. De hecho, según el Banco Mundial, la inclusión de las mujeres en el mercado laboral puede aumentar el 20 % del PBI mundial.
Las empresas reconocen que entre el 5 % y el 15 % de su personal es de alto rendimiento, es decir que tiene una productividad promedio un 400 % mayor al resto. Retener a ese grupo es fundamental, pero la investigación resaltó que no lo están haciendo. ¿Las personas internalizan los estereotipos de sus evaluaciones? ¿Cómo impacta eso en su trabajo, su continuidad o su deserción? ¿Quienes trabajan mejor reciben a cambio valoraciones positivas?
Cuando, por los comentarios negativos, Textio advierte la probabilidad de que alguien renuncie, alrededor del 30 % del personal de alto rendimiento efectivamente deja su organización dentro de un año. Las trabajadoras y los trabajadores de alto rendimiento que se van suelen mencionar que se sienten poco involucradas e involucrados por su gerente y sus colegas, y eso conduce a mayores sentimientos de aislamiento, desencanto y falta de compromiso.
Fuente: Textio
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