En Mendoza, las tareas domésticas y de cuidados recaen fuertemente sobre las mujeres. Esa es la conclusión que se desprende del informe elaborado por la Sociedad de Economía Crítica (SEC), con base en los datos disponibles de la Encuesta de Condiciones de Vida. La ropa, la limpieza y la cocina son tareas exclusivamente femeninas en una enorme mayoría de los hogares de la provincia.

―¿Quién plancha en casa?

―Los dos, pero ella más ―responde Hugo (62), señalando a Olga (63).

Ambos, Hugo y Olga, están jubilados.

―¿Y si se rompe un enchufe?

―No, eso, todas las cosas de las casas las arreglo yo ―contesta Hugo.

―El baño lo lavo yo ―acota Olga―, porque ellos no lo lavan nunca.

―Claro, el baño lo lava ella. No es lo mismo como lo lava uno que como lo lava la mujer ―confirma Hugo.

El diálogo, revelado a Unidiversidad en una fila de un supermercado, grafica una realidad que se repite constantemente. Según el informe de la SEC, en el 90 % de los hogares mendocinos lavar y planchar ropa es una actividad llevada a cabo por mujeres; en el 88 %, limpiar y ordenar la casa, y en el 87 %, preparar y cocinar alimentos también lo son.

En cuanto a las tareas de cuidado, la situación es similar. La asistencia brindada a los niños está a cargo de mujeres en el 75 % de los casos estudiados. Las cifras son parecidas cuando se trata de adultos dependientes (el 73 %) y algo más elevadas para personas enfermas y personas con discapacidad (el 89 %).

“Si se enferma Juan”, dice Pedro (46), comerciante, “la que lo cuida es la madre”. Juan es su hijo, tiene 5 años. Mabel (42), nutricionista y madre de Juan, está al lado y asiente. “La mamá es la mamá”, dice ella.

Los datos contrastan con la realidad económica que hoy viven las mujeres. Años atrás, cuando trabajar fuera del hogar era “cosa de hombres” y las mujeres permanecían dentro de casa, era lógico que se naturalizara su rol absolutamente activo frente a los quehaceres domésticos, pero actualmente la situación es radicalmente distinta.

Si bien ahora la desocupación es mayor entre el género femenino que el masculino, eso no quiere decir que la gran mayoría de las mujeres no trabaje. De hecho, el 42 % de las personas ocupadas en el Gran Mendoza son mujeres. Es un número inferior al de los hombres –del 48 % en términos relativos–, pero no lo suficientemente distante como para explicar la dispar división de las tareas domésticas.

“Los resultados obtenidos –indica el informe de la SEC– afirman que las mujeres siguen siendo las principales responsables de las tareas domésticas y de cuidado, a pesar de su inserción creciente en el mercado laboral en los últimos años”. A todo ello se suma la desigualdad salarial. La brecha entre salarios de hombres y mujeres, en Mendoza, es del 24 %. Es decir, las mujeres no solamente cargan con más tareas y enfrentan mayores dificultades para encontrar un empleo en razón de su género sino que, además, si lo obtienen, cobran menos que sus compañeros varones.