Las heridas de la dictadura siguen vivas, abiertas. La razón es simple y tremenda: los efectos de los delitos cometidos no cesan, continúan dañando a las familias que buscaron y siguen buscando a esos niños o niñas nacidos en cautiverio y que mantienen la esperanza de saber dónde están los restos de sus seres queridos.

“Hay gente que pretende decir que esto es el pasado, pero es el presente. Los efectos del terrorismo de Estado están vigentes, el daño social continuará hasta que recuperemos la identidad de todos y hasta que encontremos los restos de los desaparecidos, para que las familias puedan darles sepultura según su fe o sus costumbres. Entonces, las heridas de la dictadura están completamente vivas,  hay una herida que no está cerrada”, fueron las palabras de Pablo Salinas, querellante en los juicios por delitos de lesa humanidad.

Salinas subrayó que es necesario continuar la lucha para recuperar los restos de los desparecidos y, especialmente, a los hijos o hijas de las cuatro mujeres que fueron secuestradas embarazadas en la provincia de Mendoza. En este sentido, el profesor de la UNCuyo dijo que el juicio por la apropiación de la nieta 117, Claudia Domínguez Castro, fue esperanzador. Explicó que permitió confirmar cómo actuaban los represores con las mujeres embarazadas, a las que mantenían en cautiverio hasta el nacimiento, y luego entregaban al niño o niña a una familia que se ajustara a los patrones que ellos respetaban.

Condenaron al entregador y a la pareja que crió a Claudia Domínguez

Así lo determinó el Tribunal Federal Oral N.° 1 en el fallo del primer juicio en Mendoza por la apropiación de una pequeña. Al hombre lo sentenciaron a 10 años y a la pareja, a 3 años. La querella presentará un recurso de casación.

Salinas subrayó que ese patrón es el que seguramente siguieron con las otras cuatro mujeres secuestradas embarazadas: Olga Inés Roncelli, Adriana Bonoldi, Lucía Nadin y María Inés Correa Llanos.

Ese primer juicio de apropiación, en el que el tribunal condenó a Segundo Carbajal como el entregador de Claudia y a la pareja que la crio, significó una esperanza para las familias que siguen buscando, para esos tíos y tías, abuelas y primos que no paran, que quieren abrazar a los niños o niñas que aún no conocen. Con base en esta esperanza es que Salinas aseguró que los organismos de derechos humanos redoblarán las campañas para concientizar a la sociedad, para que se conozcan las caras de las mujeres que fueron secuestradas embarazadas y para pedir a todas las personas que tengan dudas sobre su identidad que se hagan el examen voluntario de ADN.

Desaparición Forzada, el terror de la dictadura narrado en primera persona

La Secretaría Académica de la UNCuyo realizó un documental que relata los hechos ocurridos durante esa época de la historia argentina. Contiene entrevistas y técnicas de video mapping. Se proyectará este miércoles en la Biblioteca Central.

“Claudia no compartió su vida con su familia producto del terrorismo de Estado, no producto de la falta de amor de su familia, sino todo lo contrario, la buscaron siempre. Creo que esto deben pensar los chicos que tengan dudas sobre su identidad, no solo en ellos, sino en la familia que los buscó toda la vida”, pidió Salinas.

Hasta el momento se restituyó la identidad a tres nietas en Mendoza: Celina Manrique Terrera, Claudia Domínguez Castro y Miriam Poblete Moyano. Aún continúa la búsqueda incansable de las familias de Olga Inés Roncelli, Adriana Bonoldi, Lucía Nadín y María Inés Correa Llanos, mujeres que al momento de su secuestro estaban embarazadas.