Las tareas de cuidado serán el eje de la XV Conferencia Regional sobre la Mujer

Sociedad

El objetivo de los foros, impulsados por la sociedad civil y previos a las Conferencias, es crear un espacio de intercambio para pensar acciones de incidencia que articulen posiciones políticas para avanzar en el reconocimiento de derechos, hacer conocer las situaciones concretas que vivimos las mujeres, niñeces, lesbianas, trans, travestis, no binaries, queer y sexogénero disidencias, y proponer estrategias para su garantía. Para que esto se materialice, es indispensable tener en cuenta la intersección de la clase, la racialización, el origen territorial, el estatus migratorio, la ubicación geopolítica, las edades, etc. Del foro surge una declaración política que es leída en la Conferencia frente a lxs representantes para que la tengan en cuenta en la elaboración del documento de consenso entre los gobiernos de la región.

Durante la mañana se desarrollaron dos conversatorios, donde disertaron referentes de diferentes países: uno, denominado “La vida en el centro: desafíos hacia sociedades de cuidado feministas, ecológicas y con justicia social”; otro, “Construir la vida que queremos: organización lesbotransfeminista frente al modelo capitalista violento, neoliberal, extractivista, colonial y heterocispatriarcal”.

Por la tarde trabajamos en talleres, donde reflexionamos y debatimos en torno a cinco ejes temáticos para abordar algunas dimensiones de los cuidados: la organización social del cuidado y el derecho a cuidar y a ser cuidadx; el cuidado de la casa común para garantizar el modo de reproducción de la vida, haciendo hincapié en la justicia económica, ambiental y feminista; las políticas de cuidado para el acceso a la justicia reproductiva; las políticas de cuidado y desafíos para prevenir y erradicar las violencias de género; y el trabajo remunerado y no remunerado, formal e informal. Al finalizar los talleres, se compartieron las conclusiones de los cinco ejes. Posteriormente, se leyó para su aprobación el documento final y se realizó el cierre artístico.

En la densidad de incisivas argumentaciones y acalorados debates, imposible de plasmar en los límites de una declaración, se evidencia que las feministas, en toda su heterogeneidad ideológica, vivenciales, de corporalidades, de posicionamientos, territoriales, son una voz ineludible en los temas atinentes a la centralidad del cuidado para la producción y reproducción de la vida de todas las especies y del planeta.

 

 

 

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una publicación compartida por Foro Feminista ✊???????? (@forofemxvconferenciareg)

Una masa crítica que, con sus falencias y sus debates sin saldar, muestra la profundidad e importancia del problema social, económico, ecológico y político que implica seguir viviendo en el mundo como si todos sus recursos fueran infinitos. 

También estuvieron contempladas situaciones específicas de violación de derechos humanos en los países de nuestra región que fueron reflejadas en el documento final; el repudio a la intervención militar en Haití; la crisis migratoria, mayoritariamente venezolana; la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos en la región centroamericana y dominicana, donde la penalización del aborto es absoluta; el caso de Honduras, único país en el continente que niega la posibilidad de acceder a pastillas anticonceptivas de emergencia, y el caso de las presas por abortar en El Salvador.

Además, se llamó a los Congresos de la región a presentar y sancionar leyes de cuidados que permitan la creación de políticas públicas que garanticen los derechos de las personas que requieren cuidados y de quienes cuidan. Se los interpeló por la necesidad de promover el respeto a la laicidad y pluralidad religiosa ante la avanzada de los fundamentalismos en la región y en el mundo. Se repudiaron los regímenes autoritarios como el de Nicaragua y exigieron la libertad inmediata de las presas por luchar o por ser personas sexogenerodisidentes.

La crisis climática y la pandemia por COVID-19, que pone en riesgo a millones de personas, profundizó problemas estructurales y produjo un incremento en la desigualdad social, con un retroceso de 27 años en la pobreza extrema, en el que se ven más afectadas las mujeres, las niñeces y los colectivos LGBTTIQ+. Se hizo un llamado a que la prioridad de nuestros países no puede ni debe ser garantizar el servicio de la deuda externa, sino penalizar la hiperconcentración de la riqueza, y, finalmente, a la necesidad de promover nuevos modelos de desarrollo que pongan la vida en el centro e impulsen un pacto fiscal que sostenga verdaderas políticas de cuidado.