Las causas de la escalada de tensión gremial y los desafíos que afronta la gestión de Suarez
La convivencia que supo mantener el Gobierno provincial con los sindicatos parece haberse roto. Cómo analizan el actual contexto quienes protagonizan la agenda pública. Cuáles fueron los factores que cambiaron las coordenadas y qué proyecciones observan.
La marcha de fines de julio de la multisectorial en reclamo de mejoras salariales. Foto: Prensa SUTE
La aguda crisis que atraviesa la Argentina, montada a una galopante inflación como uno de los indicadores de mayor impacto social, y cierto relajamiento y mala praxis política del gobierno de Mendoza trajeron zozobra a la agenda pública de la provincia. Es que, luego de años de trabajosa convivencia con los gremios, a fuerza de decretos, ítem aula y mesas paritarias, los sindicatos de Mendoza decidieron patear el tablero y unieron su reclamo en pos de un contundente aumento salarial. La protesta incluye jornadas de paro, como las 72 horas de huelga que declaró el SUTE desde el lunes 8 de agosto, a las que podrían plegarse otros gremios.
Las marchas y movilizaciones de fines de julio, en las que convergieron los principales gremios de la provincia, dibujaron muecas de preocupación en los funcionarios que rodean a Rodolfo Suarez, que vieron cómo se diluía ante sus ojos un escenario de relativa calma social, impuesto hasta entonces por cierta inercia, antes que por la aceptación resignada de la realidad.
Desde la gestión inaugurada por la alianza Cambia Mendoza, con Alfredo Cornejo a la cabeza, allá por diciembre de 2015, uno de los objetivos políticos más marcados fue recuperar el control social y disciplinar el reclamo gremial. La intención fue dar una imagen de orden que se contrapusiera al final caótico que acompañó la salida del gobernador peronista Francisco Pérez.
Con la declamada "revolución de lo sencillo", que, al decir del propio Cornejo, consistía en "hacer que el Estado haga las cosas y cumpla sus objetivos”, el gobierno provincial se puso como una de las metas centrales, por esos años, evitar el desborde en los planteos y reclamos salariales para organizar las cuentas públicas. A su vez, militó la cercanía con algunos caciques gremiales de manera estratégica para bajar cierto predicamento pacificador a las bases.
Esta política pareció surtir efecto en los años recientes, ya que la administración provincial logró organizar un calendario de reuniones paritarias que se cerraron a base de decretos o acuerdos con los diferentes sindicatos. En esta puja, un capítulo aparte fue la creación del ítem aula, que doblegó al SUTE y su tradicionalmente conflictivo inicio de clases.
Según la mirada oficial, el pilar de esta convivencia con los gremios fue darles "racionalidad" a los acuerdos. El presidente de la Cámara de Diputados, Andrés Lombardi, dijo a Unidiversidad que, antes del ciclo de Cambia Mendoza, los sindicatos "cogobernaban" la provincia. "En 2013, los sindicatos estatales cogobernaban Mendoza, hicieron uso y abuso en los acuerdos paritarios. Entonces, en 2015, no se pudo cumplir con esos acuerdos paritarios, y por eso no se podían pagar los sueldos en el fin del ciclo de la gestión peronista".
Para Lombardi, los convenios firmados fuera de las posibilidades reales de pago "llevaron al quiebre de Mendoza, y eso marcó a los gremios e hizo que la gestión de Cornejo tuviera más margen político para negociar acuerdos y establecer una relación inteligente con los sindicatos, en la que se los puso en caja, y se generaron acuerdos en los que entendían que la provincia ofrecía lo mejor, con cuentas razonables y que se podían pagar". Esta premisa ayudó a confluir en un cauce de relativa paz en los años pasados, según la opinión del legislador. Sin embargo, pasaron cosas y la protesta recrudeció.
Desde los gremios entienden que la "coerción" y la pérdida del "temor" fueron el sustento del giro de estos días en el vínculo con el Gobierno provincial. Así lo manifestó a Unidiversidad Gustavo Correa, secretario gremial del SUTE y secretario general de la CTA: "La relación con el Gobierno se modificó al perder el temor en avanzar en un plan de lucha y tener una contundencia masiva en nuestros reclamos como la que tuvimos. Eso marca un antes y un después con respecto al modelo con el que se viene gestionando la provincia, primero con el cornejismo y ahora con Suarez, donde todo el tiempo lo que hacen es generar temor, miedos y ser coercitivos para poder ordenar las cuentas".
Por su parte, la secretaria de Ampros, Claudia Iturbe, al ser consultada por Unidiversidad, habló de mala praxis en el manejo con los gremios de la gestión suarista. "A este gobierno de Suarez le faltó una comisión con poder político y de decisión para ver una política más integral de salud. Esto te lo puedo graficar así: durante la COVID-19, no nos sentaron con la comisión negociadora, nosotros estábamos enfrentando la pandemia y eso falló, no hubo diálogo permanente, que sí lo tuvimos, en cambio, con Cornejo. Creo que en la gestión de Cornejo teníamos mejores negociadores oficiales en la comisión de Salud", recordó.
"Peti" Lombardi entiende que el punto de quiebre en la relación con los sindicatos fue la inflación. Sostiene que, incluso, hasta el 2020, el vínculo era de diálogo, pero luego "vino el proceso de 2021". "Lo que terminó de complejizar todo fue la escalada inflacionaria que hemos tenido en 2022. En marzo, los 18 acuerdos paritarios que firmaron los sectores de la administración pública proyectaron una mejora del 40 %, o sea, te digo que se pensaba mejorar los salarios, ya en marzo, en el orden del 40 %, hace 4 meses, y ahora en julio se desencadenaron las protestas. El presupuesto tenía una pauta inflacionaria del 33 % y se descontroló el país, estamos en tasas de inflación que proyectan un alza del 70 % y otros dicen que podríamos llegar a los 3 dígitos", explicó.
Correa, en tanto, cree que la administración de Suarez "no decodifica lo que está pasando socialmente y empieza a perseguir a dirigentes". Ejemplificó: "No dejan que tengamos asambleas en las escuelas, atentan contra la libertad de expresión, cierran las paritarias en menos de 24 horas, no hay recursos en los sectores públicos. Me parece que eso habla de que hay una política de ajuste y esa relación se cambió ahora, se ha modificado la condición de los trabajadores que empiezan a creer más en su fuerza colectiva, hay un hartazgo con la política del gobierno provincial".
Lombardi agrega un factor político al recrudecimiento de la tensión con los gremios: "Un sindicato grande como el SUTE lo ganó el kirchnerismo, La Cámpora más dura, que no les importa la situación de la provincia, sino que lo que quieren es generar más crisis, y todo esto influye en la relación con los sindicatos".
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