La recreación de un clásico como William Shakespeare, la versión de Arrigo Boito, la actuación de figuras reconocidísimas de las tablas, una trama tragicómica, un gran vestuario, una sala patrimonial, confluyeron para redondear las noches cálidas mendocinas del fin de semana. A sala llena se presentó “Las alegres Comadres” que robó risas en el Teatro Independencia.

Esta obra trató grande temas (bien Shakespereano) de la sociedad de todos los tiempos como son el honor y la honradez, lo casto y lo lujurioso, el amor y los celos, el ego y la soberbia, la verdad y la mentira. Esta comedia combina varias historias alrededor de Falstaff (interpretado por el genial Guillermo Troncoso) caracterizado por sus intrigas constantes en busca del dinero a través de conquistas amorosas. Las alegres comadres le dan una lección por haberse querido aprovechar de ellas. Y así se van sucediendo una serie de enredos que muestran una trama dinámica y divertida.

Cinco grandes, de la talla de Guillermo Troncoso, Sandra Viggiani, Marcela Montero, Daniel Posada, y Marcelo Lacerna, junto a otros increíbles intérpretes llevan adelante esta obra con una importante producción escenotécnica.

La estética está en función de lograr eficacia espectacular en la puesta. La fusión en escena de actores y bailarines aporta potencia expresiva en un muy buen espectáculo de envergadura. Esta propuesta contó con la mano mágica de Vilma Rúpolo quien ordenó los movimientos del ballet de la Universidad Nacional de Cuyo, elemento que mostraba una clara transición de un cuadro a otro.

Al finalizar la función el Director de la obra, se dirigió al público para agradecer, e instó a que se continúen con estas iniciativas para llevar al teatro a todos los lugares del país y del mundo.