Último programa de "Apuntes": recorrido por sus tres años
Recorremos notas, artistas, "backstage" y momentos divertidos del programa de Señal U que fue un ...
20 DE DICIEMBRE DE 2024
El autor es economista, consultor y docente universitario.
Foto publicada por cfkargentina.com
Corría el año 2003, Duhalde le entregaba el mando a Nestor Kirchner, y muchos pensaron, a pocas semanas de verlo actuar, que al fin el país había encontrado a un verdadero líder político y económico. La presidencia de Nestor pasó, las reformas fueron muchas (y su popularidad también), pero después de esos cuatro años suyos bastantes exitosos (2003-07), el llamado “Modelo K” se empezó a resquebrajar de a poco, y hasta silenciosamente (en parte), hasta terminar 2015 obligando a Cristina a irse por la puerta de atrás, con 70% de imagen negativa. A continuación, repasaremos lo que, a mi entender, fueron los diez errores más groseros del llamado Modelo K, es decir, las grandes falencias de política económica que hicieron inevitable su alta impopularidad y, a la postre, su caída.
A continuación, repasaremos lo que, a mi entender, fueron los diez errores más groseros del llamado Modelo K, es decir, las grandes falencias de política económica que hicieron inevitable su alta impopularidad y, a la postre, su caída.
Grosería 1: Déficit fiscal record
La conducta fiscal del kirchnerismo fue de mayor a menor, terminando en un desastre. Corría el año 2003, y el gobierno de Nestor Kirchner heredaba de Eduardo Duhalde una economía que empezaba a reactivarse, con un tipo de cambio muy alto, y encima con las flamantes retenciones a las exportaciones sumando creciente recaudación impositiva, situación que llevó a un logro que los argentinos estábamos poco acostumbrados a ver: superávit fiscal primario (por lo menos hasta el año 2008 lo hubo), sin bien año a año decreciente.
¿Pero qué habrá pasado con esa inicialmente brillante conducta fiscal del kirchnerismo, para haber terminado tan mal en sus últimos años? Es simple: año a año el gasto público fue creciendo a mayor ritmo que la recaudación de impuestos, hasta que los cuadritos verdes en el gráfico se empezaron a convertir en rojos (y cada vez más rojos), pasando de superávit fiscal a un cada vez mayor déficit fiscal.
Es decir, estuvimos ante doce años de un gobierno absolutamente manirroto (que subió el gasto social, pero también el de ñoquis y corruptelas), y que duplicó la relación gasto público/PBI en dicho período, sin reparar demasiado si lo financiaba con recaudación de impuestos, deuda pública o emisión monetaria. Lo importante para ellos era gastar y gastar, sin reparar demasiado en la llamada “restricción presupuestaria”, inevitable para cualquier organización, sea ésta pública o privada. En síntesis, el populismo del peronismo tradicional) fue la causa del desmadre fiscal.
Esta inconducta fiscal, insostenible de financiar sin emisión monetaria en los últimos cuatro años, nos lleva al segundo gran problema del Modelo K, la destrucción del activo del Banco Central. A continuación lo desarrollamos.
Grosería 2: Emisión monetaria record y destrucción record de reservas del BCRA
La base monetaria (neta de esterilización) empezó a crecer en la segunda presidencia de Cristina (la que más gastó a nivel fiscal), a tasas cercanas al 40% anual (salvo el corto período de Fábrega en el BCRA, donde se intentó un ajuste), tasas compatibles con un proceso de financiamiento del gasto público con emisión monetaria en grandes proporciones, como tantas otras veces en la historia argentina.
Demás está decir que, en economía empírica, está archi-probado que en situaciones de fuerte deterioro fiscal y monetario, los mercados perciben rápidamente la inconsistencia temporal del gasto público demasiado expansivo, financiado con emisión monetaria, lo que se termina yendo básicamente a precios (inflación) y no a cantidades (producción). Es la famosa Curva de Phillips Modificada (Friedman), probada como acertada en innumerables épocas y países. Parece que Kicillof y compañía nunca estudiaron dicho modelo, o bien quisieron probar a ver si el mismo fallaba. Bueno... ¡¡Parece que en este caso no falló!!
Esta situación de fuerte emisión monetaria, sumado al uso de cuantiosas reservas del Banco Central para cancelar deuda externa (y así sostener el relato del “desendeudamiento”), llevó a un grosero empeoramiento del activo del BCRA, donde las reservas en dólares (barras verdes del gráfico) empezaron a perder participación a manos de los títulos y letras incobrables (barras rojas del gráfico) que iba colocando el Tesoro Nacional, a cambio de los dólares y pesos que se llevaba del BCRA, para financiar sus cuantiosos y crecientes gastos.
Sin embargo, y como corolario de esta destrucción de activos del BCRA, quedó algo bueno: un ratio deuda externa/PBI realmente bajo, alrededor de 30 %, entre los mejores del mundo. Pero claro... el desendeudamiento como efecto global fue un mito más del “relato”: ningún país del mundo se desendeuda si tiene déficit fiscal creciente; lo único que hizo Argentina es cambiar la fuente de financiamiento: abandonamos al FMI y los bancos de Wall Street como acreedores, para endeudarnos fuertemente con BCRA y ANSES, donde en especial al primero lo dejamos en una situación insostenible.
Grosería 3: Cepo al dólar y a las importaciones, con fenomenal atraso cambiario
Como consecuencia de nuestra alta inflación (entre seis y ocho veces superior a la internacional) y de un dólar que se no se actualizó en consonancia, nuestro tipo de cambio real cayó de manera estrepitosa (en especial post 2007), llegando en 2015 a niveles de la Convertibilidad de Menem-Cavallo, justamente el gobierno que (en teoría) estaba en las antípodas del Kirchnerismo. Si durante la época de Menem no podíamos “exportar ni un clavo”, bueno... a finales de Cristina, con ese dólar tan atrasado, tampoco.
Como consecuencia de este grosero atraso cambiario, las exportaciones en los últimos años empezaron a caer, y la industria nacional solo se pudo mantener (a duras penas) gracias al cepo a las importaciones (DJAI), pero claro... a costa de irritar de forma creciente a nuestros socios del Mercosur y a la OMC (que nos terminó fallando en contra).
Grosería 4: Fenomenal distorsión en el mercado petrolero-gasífero
Grave error cometieron los K con los hidrocarburos: establecieron un precio de referencia, durante muchos años, para el barril de crudo interno, a menos de la mitad de lo que costaba en el exterior, lo que desincentivó furiosamente a la oferta, ya que los costos de oportunidad del capital invertido en nuestro país se fueron por las nubes, comparado con los de cualquier petrolera por extraer en el extranjero.
Como consecuencia, la producción de petróleo y gas bajaron durante muchos años (gráfico), y el país perdió su autoabastecimiento petrolero, obligando a importar cantidades cada vez mayores de combustibles, agravando el resultado de nuestra balanza comercial, y obligando, finalmente, el cepo cambiario.
Cabe mencionar que, en los últimos años de Cristina, y con YPF con mayoría estatal, el gobierno reconoció en parte su error y subió los valores de referencia para la extracción de crudo en el mercado interno (inclusive situándolos al doble que a nivel internacional), pero ya era tarde, el daño ya estaba hecho, y llevará años volver a autoabastecernos en hidrocarburos, y así bajar la necesidad de combustible importado.
Grosería 5: Atraso tarifario gigantesco en servicios públicos (luz, gas, agua)
Lo que pasó con los servicios públicos, en mayor o menor medida en todo el país, fue realmente grotesco. Resulta que se que se dejaron atrasar deliberadamente las tarifas (sus precios), con el pretexto de que “sus concesionarias ya habían ganado mucho dinero en los ’90, cuando obtuvieron las privatizaciones de Menem y los gobernadores”. Un verdadero desatino: las empresas miran sus proyectos hacia el futuro, no hacia el pasado, y sus tasas de rentabilidad siempre deben cubrir costos operativos, costos de inversión y costos del capital, de lo contrario desinvierten, como terminó sucediendo con luz, gas, agua, entre otros.
Pero adicionalmente al problema de oferta insuficiente (por la desinversión comentada), se le sumó el problema de exceso de demanda, por la tarifa subsidiada del gobierno (para teóricamente comensar a las prestadoras por no dejarles aumentar sus tarifas), que dejó los valores tarifarios ridículamente baratos.
El resultado no pudo ser más desastroso: oferta insuficiente versus demanda super-abundante, lo que generó crónicamente cortez de luz en verano, y de gas en invierno, afectando a las familias principalmente el primero (en verano), y a las industrias el segundo (en invierno).
Pero encima del desastre anterior, otro más: los subsidios tarifarios del populismo kirchnerista fueron otrogados “a troche y moche”, sin filtrar los hogares no pudientes del resto, que sí podía pagar la tarifa verdadera. De esta forma, se terminó generando algo tan descabellado, que a fines de 2015 implicaba que más del 50 % de los subsidios en servicios públicos (monto total) iban para clase alta y media alta (quintiles 4 y 5), y solo 12 % iban para las clases más populares (quintil 1). Una lógica absolutamente inentendible, subsidiar a los ricos, cuando encima el país tenía ¡un déficit fiscal infernal!
Para resumir: la tarifa de un servicio público debe cubrir siempre costos operativos, de inversión y de capital, para que la oferta trabaje aceptablemente, y tan solo aquellos sectores consumidores que no pueden pagar deben tener tarifa social, subsidiada por el Estado. Así se hace en todo el mundo, no se sabe bien qué quiso inventar el kirchnerismo, lo que queda claro es que no le funcionó.
Grosería 6: Fuertes distorsiones en mercados de la carne y cereales
Si bien es muy discutible el tema de retenciones tan altas a la exportación de soja, el problema principal pasó por manejos equivocados con la carne, el trigo, y demás rubros exportadores tradicionales de nuestra Pampa Húmeda, que vieron mermar su dinámica exportadora durante muchos años del kirchnerismo. Las prohibiciones para exportar, los ROE, las regulaciones de la ONCAA, entre otros, fueron todos instrumentos que desincentivaron oferta, y por lo tanto el ingreso de divisas, en un país que claramente iba hacia un cepo cambiario, o sea... hacia la escasez de divisas. Quizás el caso emblemático sea la carne, donde la pérdida de potencial exportador fue por demás elocuente (la línea verde del gráfico muestra que estamos en los niveles más bajos de los últimos 60 años).
Alguna vez, los partidos políticos populares (en especial el peronismo) deberán entender que al campo pampeano hay que hacerlo jugar a favor del país (y no llevarlo hacia la rebeldía), y si en ciertas épocas hay superbeneficios –por precios internacionales altos-, se debe discutir “racionalmente” como gravarlos (y evitar el traslado a precios internos), y no con la “prepotencia” que en exceso mostró el kircnerismo. En fin... otro desatino más de Cristina y sus muchachos.
Grosería 7: Equivocada resolución del problema “fondos buitre”
Si nuestro país eligió emitir bonos bajo legislación norteamericana (porque es más segura y creible que la nuestra), y luego de dos canjes bastante exitosos (Lavagna y Boudou) hubo un pequeño porcentaje de acreedores que no aceptaron la propuesta (holdouts-buitres), y que litigaron en dicha justicia norteamericana (donde correspondía), hay que atenerse a sus fallos. De esta forma, si al juicio contra los holdouts lo perdimos en todas sus instancias judiciales, hay que acatar el fallo. No queda otra. La cuestión no pasa por soberanía, ni por relato, es la ley que nosotros elegimos, la que nos falló en contra.
Era así de simple la solución al problema. Cumplir el fallo, pagando una pequeña parte en efectivo y el resto en bonos (los buitres no pedían 100 % en efectivo), con una quita racional (20 %), que no afectaba a nuestro país, al contrario, cumplir el fallo nos hubiera permitido colocar deuda a tasas bajas en los mercados internacionales, en momentos en que el cepo cambiario nos empezaba a asifixiar y frenar la economía. Pero bueno... Cristina (como siempre) eligió la épica y el relato, en vez de la economía. Otro grosero error estratégico de la señora.
Grosería 8: destrucción del INDEC
A inicios de 2007, el kirchnerismo barajó dos opciones en materia inflacionaria: o luchaba para bajarla (con política monetaria y fiscal levemente contractiva), o “escondía la basura bajo la alfombra” y seguía para adelante, como si nada pasara. Sin dudarlo, eligió la segunda opción, y con ello comenzó “la gran mentira” estadística del INDEC, que seguramente va a quedar en los anales de la historia argentina: nunca un gobierno había delinquido tanto en materia estadística.
De esta forma, se descabezó al INDEC, y se empezaron a maniatar los índices de inflación, crecimiento, pobreza, desempleo, entre otros. Una verdadera vergüenza mundial, hasta el punto de los inolvidables “me quiero ir” de Lorenzino, y del “no queremos estigmatizar a los pobres” de Kicillof. Patético. ¡Esperemos alguien termino preso por esta severa grosería!
La inflación nacional, como puede verse en el gráfico, terminó siendo al menos seis veces la internacional, afectando competitividad, poder adquisitivo del salario, pobreza e indigencia, entre otros, pero por sobre todas las cosas, obligando al kirchnerismo a mentir descaradamente, inclusive llegando a afirmar (año 2014) que con $6 por día una persona podía comer nutritivamente. ¡Otra verdadera grosería!
Grosería 9: Fuerte alineamiento internacional con China-Rusia-Irán-Venezuela, en desmedro de Estados Unidos y Europa
Monumental error estratégico de Cristina, inclusive contrariando lo que había hecho Nestor, que se llevaba bastante bien con Estados Unidos. Por supuesto que no está mal reconocer a China como un actor de peso a nivel mundial, pero hay que hacerlo de forma que no desagrade a Estados Unidos-Europa, sus rivales geopolíticos, porque si no estos últimos se enojan y “te sacan del tablero”.
Es simple, hay que mantener adecuadas relaciones internacionales con todos los grandes, y no aliarse con un solo bando. Por ejemplo, Estados Unidos nos podría haber ayudado con el tema judicial con los fondos buitre, pero claro... en otro contexto de relaciones, y no con nuestra alianza con Irán y Venezuela, sus archi-rivales.
Aparte, no olvidemos que dicha alineación con Irán terminó desencadenando el tema Nisman, quizás el último error garrafal de Cristina, que terminó por desmoronar su popularidad y, a la postre, el de todo su proyecto político.
Grosería 10: Innecesaria guerra contra Grupo Clarín
El control de monopolios-oligopolios es mucho más sencillo de lo que quiso hacer el kirchnerismo con Clarín. Si un gobierno considera (fundamentado en estudios serios) que cualquier grupo económico mantiene prácticas abusivas, que atentan contra sus competidores y consumidores, existe toda una legislación sobre defensa de la competencia, sancionada hace años en este país, que se puede aplicar perfectamente no solo al negocio de los medios, sino a cualquier mercado (cemento, acero, entre otros). A través de dicha normativa, hay toda una serie de instrumentos para “encarrilar” a los pícaros que quieren manipular los mercados. ¿Para qué entrar entonces en la persecución periodística que hizo el kirchnerismo de los medios opositores, en especial Clarín, argumentando presuntas prácticas monopólicas?
La verdad... no queda del todo claro si Cristina Kirchner alguna vez pensó en serio que podía llegar a “callar” al Grupo Clarín, lo que sí fue elocuente es que perdió por todos lados: se multiplicaron los envíos periodísticos del grupo que denunciaron corrupción gubernamental, y además el desguase del grupo no fue de ninguna forma logrado. En resumen, se gastaron cuantiosas energías, para nada. ¡Tremendo fracaso!!
Para finalizar
Hemos tratado de hacer un breve raconto, de tipo argumentativo, sobre las principales causas de la debacle económica K, de su creciente impopularidad, y de por qué finalmente terminaron perdiendo, nada menos, que contra Macri y el PRO (símbolos de la economía de mercado si los hay), abriendo la posibilidad de que nuestro país empiece a enfocar, de manera diferente, innumerables aspectos políticos y económicos mal direccionados por el kirchnerismo, generando importantes cambios, creemos que para bien.
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