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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
En menos de un mes ha habido 4 muertes, varios heridos, revueltas, un rehén y amenazas dentro de las cárceles de Mendoza, pese a las medidas implementadas por la Corte Interamericana y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Para analizar la situación NU Digital consultó al abogado de Derechos Humanos, Alfredo Guevara, y a Sebastián Sarmiento, director general del Servicio Penitenciario.
El 10 de noviembre pasado, un interno de la penitenciaria Alma Fuerte, identificado con el nombre de Carlos Soria Villegas de 34 años, fue ultimado en una emboscada. Seis días más tarde murió ahorcado en su celda Gastón Morales Ortíz de 25 años que se alojaba también en Alma Fuerte, le faltaban 2 meses para cumplir su pena y la madre de Gastón dice hasta el día de hoy que lo mataron. El 30 de noviembre – 15 días después del último hecho – se ahorcó Andrés Osvaldo Persia Chierello de 26 años, interno en la cárcel de Boulonge Sur Mer. El 1 de diciembre un grupo de internos de la cárcel de San Felipe tomaron un guardia cárcel como rehén para pedir salud y esparcimiento. Al día siguiente, en la cárcel de Boulonge Sur Mer asesinan a Alejandro Héctor Verarde Iraola mientras realizaba tareas de limpieza, fue atacado por ocho internos quienes además hirieron al compañero de Alejandro. El 4 de diciembre –dos días después – se desata una revuelta en Boulonge Sur Mer. Al día siguiente salió publicado en los medios locales que Lucas Martín Hermaná Sosa, interno en Alma Fuerte teme por su vida por las amenazas recibida por penitenciarios.
Esta sucesión de hechos no deja de llamar la atención, no sólo por tratarse de la cantidad de sucesos en menos de un mes sino porque ya se cuentan 4 muertes, varios heridos, revueltas, un rehén y amenazas. ¿Qué está pasando en las cárceles de Mendoza? ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Cómo es el accionar y las respuestas de las autoridades competentes? ¿Cómo entender lo que está pasando y actuar en consecuencia?
Para intentar responder a éstas preguntas NU Digital consultó al abogado de Derechos Humanos Alfredo Guevara y a Sebastián Sarmiento, director general del Servicio Penitenciario.
Para el Director General del Servicio Penitenciario de Mendoza, la situación que se vive en las cárceles de la provincia no es tan grave como parece, “estamos por debajo de los incidentes que se han dado en los últimos 10 años, es decir que no es una situación para maximizarla sino que hay que ponerla en su justa medida, no hay un clima generalizado de violencia sino hechos puntuales”, decía Sarmiento aunque reconocía que “tenemos una cantidad de población que ha crecido en los últimos 10 años de forma significativa, es decir que también crecen los problemas y las posibilidades para que se den esos problemas. Nosotros históricamente hemos tenido una tasa de homicidios o muertes por riñas con una media de 5 muertes por año y hoy solamente tenemos 2, y lo comparamos con años como el 2004 que hubieron 18 muertos. Es decir que los mismos datos nos señalan que no hay una situación fuera de control sino son, lamentablemente, situaciones normales.”
¿Qué pasó y por qué?. Para Sebastián Sarmiento “hay una gran cantidad de situaciones que se están dando por factores que son exógenos a la cárcel como institución y que están vinculados con grandes convivencias delictuales, esto está afectando dentro del sistema penitenciario”. El Director de Servicios Penitenciarios manifestaba que la revuelta desatada en Boulonge Sur Mer es un claro ejemplo de que no se trata de una “disconformidad generalizada” sino del accionar de un grupo de “15 internos de los 900 que estaban en Boulonge Sur Mer”. “Lo mismo sucede en San Felipe, la situación de tomar un rehén es una situación que lamentablemente es común dentro de un sistema en contexto de encierro; lo que acá ha llamado la atención es la cantidad de hechos en este corto tiempo, más que los hechos en sí. Claro que estamos hablando de vidas humanas y el valor de una vida humana no se puede comparar con nada; pero sí, si se tiene que analizar objetivamente esto, decimos que no vemos tampoco un estallido sino una concentración de hechos en una época del año que es difícil”.
Por otra parte Alfredo Guevara, abogado de Derechos Humanos, manifestaba que “independientemente que se trata de una época conflictiva en los penales, lo que estalla de alguna manera, no es más que la punta del eisberg de los problemas que existen. Esto tiene que ver con la violencia carcelaria, los malos tratos, la falta de instalaciones adecuadas, la falta de atención médica en muchos casos, las demoras en las tramitaciones en las penas a cumplir”.
Lo señalado por el letrado en Derechos Humanos tiene una gran vinculación con lo que, según fuentes del NU Digital señalan al ser consultadas por el mismo tema. “Hay distintas causas sociales o circunstanciales, y a su vez hay causas macro, institucionales. No todos los casos han sido iguales. Tomemos como ejemplo la revuelta del domingo en el pabellón 5 de Boulonge Sur Mer. El pabellón 5 es un pabellón de aislados que contiene a mucha gente, se los aísla porque se auto aíslan: los internos piden ser aislados por razones de seguridad porque tienen problemas con el resto de la población; o porque se decide aislarlo para evitar problemas con el resto de la población penal. En las cárceles mendocinas hay muchísimos aislados, el pabellón 5 de Boulonge Sur Mer está destinado a aislados y tiene 6 salas, 3 pisos, casi 200 personas. La revuelta del domingo tiene que ver más con el enfrentamiento de 2 bandas muy conocidas: la del Gato Arraya y el Rengo Aguilera. Hay gente del gato arraya detenida en Boulonge Sur Mer y, como todos saben, el Rengo Aguilera está detenido en el mismo lugar. Ese enfrentamiento tiene un montón de gente relacionada, y adentro de la cárcel todo el mundo se la tiene muy jurada al Rengo Aguilera, y se sabe que en la más mínima posibilidad que se tenga de matar al Rengo lo van a hacer. La presencia de estas dos bandas a generando muchísimos perjuicios para el resto de la población penal por todo lo que genera la presencia del Rengo. Para que te des una idea, el Rengo sigue teniendo los mismos lazos de poder que tenía afuera, hace un par de semanas encontramos en el ingreso del penal que había un paquete gigantesco, que era una heladera, y decía “Aguilera”. Los internos no tiene heladera, ni siquiera baños, no tiene agua caliente, duermen con los oídos tapados para que no se le metan las cucarachas. Entonces, esta persona dentro del penal, sigue teniendo muchísimos privilegios como estar totalmente aislado del resto de la población, tener un lugar para él mismo, tener un teléfono, tener televisión, heladera, etc. Son un montón de privilegios que denotan que sigue teniendo muchísimo respaldo político (imaginamos) para estar en esa situación. De hecho, el mismo sistema lo empodera, porque cada vez que al Rengo hay que llevarlo a salud o al Juez, se para todo el penal y van 10 penitenciarios al lado del Rengo Aguilera para trasladar a 1 tipo. Y se para todas las actividades del penal, es lo que se llama “Movimiento 0”, porque se están llevando al Rengo a algún lugar, entonces, el mismo sistema evidentemente lo empodera a cambio de vaya a saber qué otro tipo de favores a cambio para aquel que lo permite.
Pero a su vez, esto se relaciona con el muerto de esta semana en el pabellón 5. No es fácil que haya un muerto en el pabellón 5 de la manera en la que lo hubo; porque al ser aislados hay cierres en cada una de las celdas pero además hay cierres en cada una de las salas y en cada uno de los pisos, y según cuentan los diarios y las personas dentro del penal, que bajó un grupo de encapuchados al estilo grupo comando del 3er piso al 2do y mató a esta persona e hirió a su compañero de celda. Si bien esto puede ser leído como un problema entre bandas, evidentemente, alguien o muchas personas del sistema penitenciario facilitan que un grupo de 3 o 5 personas pasen de un piso a otro, pasen de distintas salas y entren a una celda. Hay tantos cierres en el medio que si el sistema penitenciario no lo permite eso no puede pasar. A un problema entre bandas se suma cierta convivencia, ciertos problemas más estructurales del sistema penitenciario”.
Visto y considerando que la cuestión viene de raíz, cuando se intentó profundizar en las medidas lo único que se pudo conseguir fue realmente poco consustancioso. “Frente a esta situación de carácter estructural, y tomando en cuenta que las medidas implementadas por los máximos organismos de Derechos Humanos como lo son la Comisión Interamericana y la Corte Interamericana, se llegó con mucho esfuerzo a una solución amistosa. La condición por la cual estos organismos levantaron las medidas es que se creara la figura del Procurador Penitenciario y del Comité de Prevención Local de la Tortura. Esto no se ha implementando todavía y nosotros venimos cuestionando estas demoras en la implementación. Nosotros enviamos éstos proyectos al principio del 2008 a la Legislatura y se fueron aprobando a medida que se sucedían hechos importantes que conmocionaron a Mendoza. Por ejemplo, la ley de la creación del Procurador Penitenciario se aprobó después de la denuncia de malos tratos en San Felipe que se hizo conocido con videos y demás; prácticamente al día siguiente de que salen estos videos la Legislatura aprueba este proyecto, como que estaban en deuda por todo lo que estaba ocurriendo”, decía Guevara.
Una vez más, a los dichos del abogado fuentes de NU Digital completan diciendo que “Es cierto que se aprobó en la legislatura en marzo de este año la figura de la Procuración Penitenciaria que es una figura creada a nivel internacional por los pactos internacionales de Derechos Humanos, y es una figura en la que se comprometió la Nación en la solución amistosa (porque los que se comprometen ante la Corte son los Estados Nacionales). Es una persona que vela por los derechos de todas las personas que estén en contexto de encierro ya sea dentro de una cárcel o una persona que está siendo objeto de la trata de personas. Es una figura fundamental porque hoy por hoy los internos no tienen donde recurrir y por ahí la escuela, que es el lugar más social, termina siendo muchas veces testigo mudo de lo que pasa porque tampoco tiene donde recurrir. La misma ley dio un mes para que se reglamente, de marzo a diciembre no ha habido ningún intento de reglamentación. La figura necesita presupuesto, necesita de personas, crear una coordinación, va a estar conformado por organizaciones sociales, nada de eso se ha dado porque no se ha reglamentado la ley, no se ha destinado presupuesto, no se ha dicho cómo van a ser elegidas esas personas que formen este espacio. Esto es más que una deuda, una muestra más del abandono del sistema penitenciario, a nadie le importa sistema penitenciario como a nadie le importa tampoco los penitenciarios, todos los que están ahí están en situación de abandono. Unos tiene más poder que otros pero lo real es que socialmente políticamente no interesa la cárcel. Se aprobó esa ley por bajo la presión o el momento político en el que estaba el país en ese momento, porque realmente no hay un compromiso por mejorar las cárceles en Mendoza, ni para los penitenciario, ni para los internos, ni para ninguno de los que esté allá adentro”.
¿Qué significa un suicidio en la cárcel? En la entrevista con NU Digital, el Director del Servicio Penitenciario manifestó que “El estar en una situación de encierro facilita muchas veces este perfil de personalidad que puede desembocar en un suicidio. El contexto de encierro lo que hace es potenciar cualquier depresión; una persona que es depresiva va a estar mucho más depresiva, una persona que es impulsiva va a ser mucho más impulsiva. Estos problemas siempre se potencian, una persona que está en libertad puede decidir, puede ver, puede hablar, puede ayudar a su familia si tiene un problema, etc. Una persona que está en contexto de encierro y sabe que su familia se está muriendo de hambre, su mujer abandonó a su familia, que no sabe quién está cuidando a sus hijos, que le quedan 10 años por cumplir su condena y que además lo están molestando constantemente dentro de un pabellón, no es el mejor contexto para vivir”.
Ahora bien, si las personas ahí detenidas están bajo la vigilancia de una institución ¿cuánto hay de impulsivo, de depresión en un suicidio? Y sí el Director del Servicio Penitenciario sabe que éstos rasgos depresivos e impulsivos se incrementan en un contexto de encierro ¿qué hace la cárcel al respecto? ¿Se puede hablar de abandono de la institución hacia ese interno? Para Sarmiento no se trata de abandono. “Hablar de abandono de la institución hacia el interno que se suicida es una exageración; es como decir que cada asalto que tiene cada ciudadano es un abandono del Estado en relación al ciudadano. Hay decisiones personales que son imposibles de prever, o de impedir, una persona que esta privada de su libertad y que en el horario de la noche resuelve ahorcarse es una decisión muy profunda y muy impulsiva que va a ser casi imposible evitar. Una persona que tiene decidido quitarse la vida se la quita y difícilmente nosotros podamos prevenirla. La prevención viene por otro lado no en el hecho mecánico de ahorcarse. De hecho, muchos especialistas en el tema del suicidio manifiestan que no hay un mecanismo absolutamente eficiente y certero para evitar este tipo de conductas. Resulta aún más difícil estar evitando este tipo de conductas en los 3500 internos que tenemos las 24 horas todos los días”.
Pero, desde una visión judicial esto no parece ser tan liviano. “Desde el punto de vista jurídico, independientemente de que la persona muera a raíz de un suicidio o por una muerte violenta, en realidad la responsabilidad es del Estado por tratarse de personas que están a disposición del Estado y sujetas a un régimen riguroso de vigilancia y encierro. Además no es el primer caso, ha habido muchos casos de suicidio; nosotros creemos que no hay un programa de salud mental que acompañe todo este proceso de reinserción social que debería tener por objetivo este tipo de medidas privativas de la libertad, entonces el problema es que mucha gente frente al encierro por sí mismo o incluso por el agravamiento de las condiciones de detención sufren este tipo de crisis y terminan atentando contra su propia vida”, explicaba el abogado de derechos humanos.
NU Digital siguió indagando respecto a los suicidios que se han dado en estos días. “parece raro que haya habido un suicidio dentro de las cárceles. Al haber tantas personas en cada uno de los pabellones, todo el mundo sabe que hay hacinamiento en las cárceles mendocinas, al haber tantas personas siempre es muy difícil que alguien se suicide, no quiere decir que no puede hacerlo, puede hacerlo. Y en el caso de que se haya suicidado es tan jodido como si lo mataran.
El chico fallecido, era alumno de la escuela durante su primer ingreso a la cárcel, entró muy joven a la cárcel y era un pibe que había sido abanderado en la escuela, había tenido un entorno familiar de contención y que de pronto todo se había desmadrado; y este segundo proceso por el cual estaba en la cárcel purgando una pena de 4 años por “amenazas” –que es un delito menor, que si lo hubiese cometido cualquier persona que no tenga antecedentes no lo hubiesen llevado a la cárcel – por el cual tenía una condena tan corta, teniendo tantas posibilidades de irse muy rápido de la cárcel, se suicide es como extraño. Pero si lo hizo, implica una falta de proyecto personal, y la cárcel tiene mucho que ver ahí no es sólo una decisión personal. Puede ser una decisión personal afuera, alguien que en libertad decide pegarse un tiro y estará todo su entorno social para ver qué hizo y que no, pero en el caso de la cárcel no. La cárcel despersonaliza, violenta, maltrata, vulnera, y elimina cualquier chance de proyecto de vida. Entonces, tiene mucho que ver en esto la responsabilidad institucional en esto de no brindar ninguna posibilidad de que eso no suceda. La cárcel como institución no le dio una soga para colgarse pero si generó todas las condiciones para que esa persona no vea más futuro y más posibilidades de otra vida. La cárcel no ofrece ni garantiza aquellas cosas que por ley debería garantizar como, por ejemplo, el acceso a la educación a todos los internos, a la cultura, al deporte, a distintas actividades laborales. Si dejamos a una persona, que viene de un ámbito de violencia y vulneración, y lo encerramos en otro ámbito de violencia y vulneración sin nada que hacer, es evidente cuáles van a ser las consecuencias. Y eso es, en gran medida, lo que hace la cárcel. Las personas que acceden a educación, a trabajo, o actividades de tipo culturales es una porción ínfima del total de la población penal, y de ese total los aislados están aún en una situación más deprimente, con más derechos vulnerados, con más tiempo de ocio, con más horas de encierro, con menos contacto con otras personas, o con otras posibilidades como lo tienen la gente que va a la escuela. Hace poco el pabellón 5 de Boulonge Sur Mer hizo una huelga de hambre pidiendo escuela, o sea están pidiendo dignidad, están pidiendo que se garanticen los derechos que tienen que no los han perdido, lo que han perdido es su libertad de tránsito nada más. Pero el sistema entiende que son ratas, que es mejor que se mueran y les vulneran todos los demás derechos lo más posible y lo que genera es más violencia. Si bien pueden haber situaciones particulares como que una persona este deprimida y suicidarse, que dos bandas tengan problemas y matarse entre ellas, evidentemente hay responsabilidades institucionales que no se pueden dejar de lado en el análisis de por qué hay tantas muertes en las cárceles de Mendoza”.
¿Y ahora qué? Cada vez que se sucede una muerte en las cárceles de Mendoza, ya sea una muerte violenta o un suicidio, se debe entender que desde la institución, desde el Estado, desde el Servicio de Penitenciario de Mendoza se le está errando. Se trata de la vida de una persona, de varias personas. Ante esto las respuestas obtenidas por NU Digital cuando indagábamos hacia el futuro no fueron del todo alentadoras. Según Sebastián Sarmiento se está “trabajando como trabajamos todos los días desde hace muchos años. Estamos preparados para circunstancias lamentables como estas, la revuelta en Boulonge Sur Mer si nosotros no hubiésemos estado preparados esto hubiera desembocado como en años anteriores en muertos y esto no sucedió. Se trabajó con profesionalismo, se contuvo, se aisló el problema y todo el resto de la población penal no se plegó, no se permitió tampoco que se plegara. Estamos muy orgullosos del personal de penitenciaria que resolvió el problema de altísima complejidad y conflictividad; estamos hablando de personas que a veces no tiene casi nada que perder y ante circunstancias como estas potencias sus intenciones de violencia”.
Legalmente, las esperanzas están depositadas en el recambio político que se está dando en estos días tanto a nivel nacional como a nivel provincial. “Esperaremos a que en el trascurso del nuevo gobierno se pueda implementar la figura del Procurador penitenciario y el mecanismo de Prevención de la Tortura. Estamos a la expectativa de las políticas que implemente Pérez. Realmente se ha avanzado mucho en materia de educación en estos años pero bueno, falta salud y falta profundizar en el tema de trabajo y educación en los establecimientos penitenciarios y agilizar y regularizar todo lo que tiene que ver con el cumplimiento de la pena y las medidas de reinserción social del interno. Creemos que el hecho que se pongan en funcionamiento el Procurador Penitenciario y el mecanismo de Prevención es un hecho histórico porque serían los primeros organismos de derechos humanos públicos y no estatales en la provincia de Mendoza”, decía esperanzado el abogado de derechos humanos, Alfredo Guevara.
Para otros las soluciones a tomar son de carácter más bien cultural, social y político “Esa raigambre del sistema penitenciario no pasa más que porque en gran medida el sistema piensa que estas personas son ratas, y que si se mueren da lo mismo. Esa es la concepción de cualquier penitenciario, de hecho esa es la concepción que les trasmiten durante todos los meses de formación que tienen, entonces lógicamente no les va a interesar si se matan. Cualquier interno cuenta que a veces pasa que durante media hora muelen a piñas a uno, los penitenciarios lo ven y no hacen nada o van cuando el pibe ya está destrozado”.
Este es el lamentable estado en el que están las cárceles de Mendoza, que tal como lo expresaron distintas fuentes “Las cárceles son lugares de olvido y de depósito de personas desde siempre, aún cuando la cárcel no funcionaba como hoy, cuando era un lugar de tránsito –una casa de trabajo, que era la figura anterior - y se metía a prostitutas, a pobres, a locos, a delincuentes a todos; es un destierro en medio de las ciudades. A la víctima de un hecho de delincuencia lo único que le importa es que esa persona cumpla su pena, que se vaya, no la quiere ver más; socialmente pasa lo mismo y políticamente pasa lo mismo. Metemos a la persona que delinque en la cárcel y lo que pasa de ahí en más no le importa realmente a nadie, queda liberado a lo que suceda en ese sistema con sus propias relaciones de poder, con su propia lógica de violencia e interrelación, entonces es un lugar olvidado política y socialmente”.
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