La vuelta de la democracia y la apertura de la Legislatura en la voz de uno de sus protagonistas
Daniel Gabino Sánchez lleva 40 años como empleado legislativo, los mismos que cumple la democracia. Presenció el día en que Genoud cortó el candado que mantenía cerrada la casa de las leyes. Fue una de las personas que armó las oficinas y colaboró para poner en funcionamiento ese poder.
Gabino Sánchez rememora cómo fue la reapertura de la Legislatura en 1983. Foto: Unidiversidad
Daniel Gabino Sánchez (61) cumplió 40 años como empleado legislativo, los mismos que cumple en forma ininterrumpida la democracia argentina en 2023. Elige un recuerdo para describir la emoción de esos primeros días: el momento en el que el entonces vicegobernador, José Genoud, cortó la cadena y el candado que mantenían cerrada la puerta de la Legislatura desde 1976, todo un símbolo del fin de la dictadura cívico-militar.
Sánchez comparte con Unidiversidad sus recuerdos e impresiones sobre el momento en el que la Legislatura volvió a abrir sus puertas, luego de años de silencio. Repite un concepto que dijo hace unos días durante la entrega de la distinción que le otorgó la Cámara de Diputados en reconocimiento a su trayectoria y al compromiso democrático. “Hay que entender que la democracia existe si existe la Legislatura, porque, cuando no hay democracia y hay un gobierno de facto como el que había, siguen funcionando el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, pero no la Legislatura. Entonces, la verdad es que uno de los símbolos más importantes de la democracia es la Legislatura o el Congreso a nivel nacional”.
Abrir la Legislatura
Gabino –como lo llaman– es director de Comisiones, un área que describe como el “laboratorio” legislativo, porque ahí se generan la información y el análisis de temas que se transforman en dictámenes que luego se tratan en el recinto. A ese mismo sector ingresó a fines de 1983, con 21 años.
El hombre cuenta que entró a la Legislatura apenas terminó el terciario de Enología en el colegio Don Bosco. Desde muy joven militó en el radicalismo, una tradición que le transmitió su padre y que fomentó en él el dirigente Miguel Mathus Escorihuela, que fue el primer senador nacional por Mendoza del retorno a la democracia, junto con Margarita Malharro de Torres.
Esa militancia, recuerda, tenía muchas restricciones en los años de la dictadura: las reuniones eran clandestinas, de pocas personas, porque de lo contrario ingresaba la policía y, ante cualquier pregunta, la excusa acordada era que festejaban un cumpleaños, por lo que siempre alguien debía llevar una torta. Pese a estos cuidados, subraya que no tuvo mayores inconvenientes ni sufrió lo que cientos de personas que fueron detenidas ilegalmente, torturadas, muchas de las cuales continúan desaparecidas.
Sánchez recuerda que el vicegobernador José Genoud cortó el candado que mantenía cerradas las puertas de la Legislatura. Foto: Unidiversidad
Con ese ímpetu militante ingresó a la Legislatura. Recuerda como un momento simbólico el día en que Genoud cortó la cadena y el candado que mantenían cerradas las puertas e ingresaron al edificio de calle Patricias y Sarmiento, que estaba prácticamente abandonado, con los muebles amontonados en el actual salón de Pasos Perdidos que seleccionaron para armar las oficinas. Lo único que funcionaba en la biblioteca, dice, era una unidad que se llamaba Consejo de Asesoramiento Legislativo (CAL), un grupo de personas que actuaba cuando se lo pedían desde el Ministerio de Gobierno, por algún decreto que permitía el Ejecutivo.
“El día que ingresamos a la cámara, lo primero que hicimos con un amigo que se jubiló hace dos meses fue ir a la biblioteca para buscar la Constitución y el reglamento, para nutrirnos un poco sobre cómo era esto, porque, la verdad, era tan incipiente y tan nuevo que nadie tenía el suficiente conocimiento de qué es lo que íbamos a hacer, ni cómo se desarrollaba el trabajo legislativo”, comenta. Todo se hizo desde cero: la organización de las oficinas, el presupuesto legislativo, el escalafón del personal y el regreso de quienes fueron cesanteados sin motivos y sin paga.
El 24 de noviembre se emitió la Resolución N.º 1, que marcó la conformación legislativa: ese día se eligió a los integrantes de la Comisión Especial de Poderes, encargada de verificar los requisitos constitucionales para el ingreso de los y las legisladoras. Después, rememora, comenzaron los preparativos para que jurara el gobernador electo, Santiago Felipe Llaver, acto que se concretó el 10 de diciembre de 1983, en forma simultánea a la asunción del presidente del retorno de la democracia, Raúl Ricardo Alfonsín.
“El día de la asunción fue una fiesta inolvidable: la Legislatura estaba llena, la calle estaba llena, no eran solo militantes o trabajadores, era toda la sociedad, fue impresionante. Recuerdo que el gobernador Llaver estaba alegre, muy emocionado. Fue un hombre que trabajó y militó mucho por la democracia, siempre había sido un demócrata, igual que mucha gente de todos los partidos. Ese momento fue increíble. Hoy nos parece normal, pero en ese momento fue algo nuevo, fue una fiesta”, recuerda.
Sánchez mostró las primeras resoluciones que tomó la Legislatura con el retorno democrático. Foto: Unidiversidad
Estudiar y debatir
Gabino explica que en esa primera conformación legislativa se formaron siete comisiones (hoy son 11 permanentes), que existían solo tres bloques (radical, justicialista y demócrata), que los representantes eran 48 (el mismo número que ahora), que en las dos cámaras había 240 personas empleadas (hoy son alrededor de 1000) y que había pocas mujeres, porque en ese momento no existía la Ley de Cupo Femenino, aunque había excepciones, como los casos de María Teresa Oldrá y Cristina Zuccardi. Todos los debates se replicaban en papel, con máquina de escribir, lo que implicaba tiempo y esfuerzo.
El hombre recuerda la profundidad de los debates. “Eran discusiones cargadas, se debatía muchísimo porque estaban muy marcadas las ideologías. Sesionábamos dos veces por semana, se debatían desde los proyectos de ley hasta los de resolución y declaración; cada proyecto tenía un debate. Las sesiones comenzaban a las 17 y terminaban después de las 12 de la noche, y cuando se trataba el presupuesto, duraban 24 o 36 horas. Había muchas ganas, algarabía de participar y, como no había restricción de tiempo, no terminábamos más. Los empleados nos quedábamos escuchando las sesiones de horas y horas, porque eran muy ricos los debates en sus argumentos, desde todos los bloques. Fueron épocas muy lindas”.
El empleado destaca el trabajo que hizo la Comisión de Derechos Humanos, cuyos integrantes recibieron a familias de personas desaparecidas, buscaron documentación, recuperaron archivos y asistieron a lugares emblemáticos, como el centro clandestino de detención ubicado en el D2. Cuenta que mucha gente se acercó a ese ámbito para buscar respuestas, para brindar información, aunque aún existía mucho temor.
El empleado describió el día de la asunción del gobernador Santiago Felipe Llaver como un momento inolvidable. Foto: Unidiversidad
En defensa de la democracia
Ese temor que muchos sentían, dice Gabino, se hizo palpable durante el alzamiento de 1987, que protagonizó un grupo de militares sublevados con Aldo Rico a la cabeza y que cuestionó la política de derechos humanos que implementó el gobierno de Raúl Alfonsín. Cuenta que fue un momento difícil, pero que tanto el personal como legisladores y legisladoras decidieron defender la casa de las leyes como símbolo de la democracia.
“Los legisladores y los empleados hicimos una guardia, estuvimos tres días en la Legislatura; dormíamos en las oficinas, en los bloques. Fue un momento difícil porque veníamos de todo lo que había pasado en el proceso, con temor, pero lo bueno fue que no hubo diferencias políticas: todos los sectores y los partidos unificaron fuerzas para defender la democracia. Y también hubo mucho apoyo desde afuera, no era solamente la Legislatura, era la sociedad”, rememora.
El hombre repasa los cuarenta años de vida democrática en el seno de la Legislatura y asegura que hubo otros momentos complejos, como cuando se debatió la privatización de empresas estatales, especialmente la de Edemsa, durante el gobierno de Arturo Lafalla, que produjo movilizaciones y reclamos. Más allá de esos momentos conflictivos, Gabino asegura que el funcionamiento legislativo es esencial para la vida democrática. “Hay que entender que la Legislatura decide cómo nace, cómo vive y cómo se muere la gente, entonces tiene una trascendencia muy importante. Por ahí no hay un conocimiento exacto de todo lo que hace a través de las leyes, que después el Ejecutivo pone en práctica y el Judicial verifica que se cumpla, pero todo nace en la Legislatura”.
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