Este es un momento de balance. Hace cuatro años, comenzamos una gestión comprometida con nuestra UNCUYO con el objetivo esencial de hacerla más reformista, más democrática, con mayor consolidación de derechos, más inclusiva y, sobre todo, más cercana a la gente.

Hemos podido avanzar, con el acompañamiento de toda la comunidad universitaria que quiso y pudo participar de este camino, con ideas, aportes, tiempo, esfuerzo y comprensión. Nos escoltó un excelente equipo de gestión, comprometido y trabajador. Los logros son visibles.

Ello nos llevó a este año del centenario, con una nueva elección directa, en la que la gran mayoría de los ciudadanos de la UNCUYO validó con su voto esta gestión, su gestión, la gestión de todos. Es un momento de satisfacción, pero también de compromiso con los principios de la Reforma, visualizados en nuestra realidad actual. Ante esa luz, no son menores los desafíos en los que nos enfocaremos. 

Por un lado, el contexto nacional de la educación pública es complejo y hay sectores que no perciben en su real magnitud el poder transformador y el valor social que tiene la educación pública, gratuita y de calidad. Debemos, entonces, mostrar qué es y qué significa la universidad reformista para nuestra sociedad y corresponder el esfuerzo que hace la misma sociedad para sostenerla.

Por otro lado, la realidad nos enfrenta a un mundo en constante innovación y cambio, con grandes disrupciones tecnológicas y con una necesidad esencial de trabajar por la solución de los grandes problemas globales a nivel local. Hoy, la universidad pública es un referente, un ámbito para encarar los grandes problemas que enfrentamos. En ese marco, nos comprometemos a trabajar por una universidad inteligente, respetuosa del ambiente y de la sociedad, una universidad de valores donde nazcan ideas y propuestas.

También nos vemos enfrentados a un nuevo paradigma educativo, con nuevas estrategias académicas multi y transdiciplinares, hacia la verdadera formación por competencias, con compromiso social y con foco en la educación integral de nuestros estudiantes, donde lo disciplinar se complemente con formación global en idiomas y cultura, con formación deportiva y recreativa, con diálogo en la diversidad, enfocada en problemas y realidades sociales. En conjunto, una formación de ciudadanos plenos y comprometidos, diversos, creativos y motorizadores de una sociedad mejor.

La sociedad misma nos está pidiendo respuestas. En ese camino trabajaremos estos cuatro años, y para ello, invitamos a toda la comunidad universitaria.

Rumbo marcado

La UNCUYO emprende una nueva etapa en su viaje al futuro, una travesía que lleva como guía al espíritu reformista de 1918.