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19 DE DICIEMBRE DE 2024
Por Esther Pineda, socióloga, autora del libro "Racismo y brutalidad policial en Estados Unidos".
Foto: Fundación Gabo
La elección de Barack Obama en 2008 como presidente de los Estados Unidos de América creó la ilusión de una era posracial, es decir, de superación del racismo; pero contrario a lo esperado, un afroamericano por primera vez en la Casa Blanca profundizó los temores de pérdida de control y poder de los sectores más conservadores, y contribuyó a reavivar las tensiones raciales.
Este hecho favoreció la reorganización de grupos de odio como el Ku Klux Klan, el movimiento neonazi, neo-confederados, entre otros; los cuales según la organización Southern Poverty Law Center pasaron de 457 en 1999 a 926 en el año 2008, periodo a partir del cual también se incrementaron significativamente los episodios de brutalidad policial contra los afroamericanos.
Este pensamiento racista fue capitalizado por Donald Trump, quien durante su mandato presidencial se ha caracterizado por mantener una narrativa que apunta a la construcción de otredades, un fuerte discurso antinmigración, aunado a una permanente y desmesurada criminalización de las minorías.
Este discurso ha favorecido desde su elección en 2016 el incremento de expresiones de odio y violencia contra las minorías, así como, de los casos de brutalidad policial letal contra los afroamericanos; quienes pese a ser el 13% de la población total en Estados Unidos, según Mapping Police Violence tienen 3 veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos y representan el 28% de las víctimas fatales de la brutalidad policial.
Uno de ellos fue el emblemático caso de George Floyd, asfixiado hasta la muerte por la policía en Mineápolis el pasado 25 de mayo, cuyo crimen reavivó las protestas contra el racismo y la brutalidad policial encabezadas por el movimiento Black Lives Matter constituido en 2013.
No obstante, los actuales reclamos ante la brutalidad policial han sido sistemática y repetidamente desatendidos, a lo cual Donald Trump ha respondido manifestando su apoyo a la institución policial, elogiando a los grupos conservadores y abiertamente racista que han confrontado a los manifestantes, criminalizando las protestas, calificando al movimiento Black Lives Matter como anárquico y terrorista, como también militarizado las ciudades; actuaciones que han contribuido al aumento de la cantidad y crueldad de los casos de brutalidad policial, como el de Jacob Blake quien el 23 de agosto recibió 7 disparos de la policía en la ciudad de Kenosha, Wisconsin.
En este contexto electoral Donald Trump ha apostado por atizar las tensiones raciales y presentarse como el presidente de "la ley y el orden"; mientras que su contrincante Joe Biden intenta ganar el voto de la población racializada y antirracista anunciando a la afroamericana Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia. De este modo, las próximas elecciones se desarrollarán en medio de fuertes tensiones raciales y se debaten entre reelegir o rechazar una política abiertamente racista.
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