“La soberanía es la posibilidad del ejercicio de poder en un determinado territorio. Por lo menos esa era la definición más tradicional. O sea, la soberanía durante mucho tiempo tuvo una implicancia básicamente geográfica  y territorial. Por eso, la mayoría de las guerras, fueron guerras por ocupación de territorios; en el fondo la soberanía era poblar, u ocupar territorios que me habían pertenecido o que quiero obtener porque esos nuevos territorios me van a proporcionar beneficios de alguna manera económicos”, introducía Isuani en el tema. 

“Ese concepto luego fue reprocesado, Rodolfo Terragno en su libro La Argentina del Siglo XXI, trabaja sobre la idea que un país puede tener un extenso territorio pero si no tiene una estructura científico-tecnológica en el mundo moderno; puede ser menos poderoso –o soberano- que otro, aunque ese otro sea más chico en su geografía. Un ejemplo de esto sería Japón que, comparado con Argentina, es mucho más chico geográficamente pero sus influencias en el mundo son mucho más profundas que las influencias de Argentina. Como que la soberanía, en el mundo moderno, se va trasladando a la capacidad de innovación, de trasformación, de pensamiento, o lo vinculado a la revolución tecnológica”, reflexionaba el profesor en Teoría Política.

Ser soberanos hoy. “La globalización es un fenómeno que produce que actores globales perforen las fronteras nacionales y por lo tanto ejerzan un poder desde una organización supranacional sobre la soberanía de las naciones”, ilustraba Alberto Isuani. Luego, sucede que hay alarma sobre la evasión de recursos y dólares, “cuando siempre se supo” que ésta es una de las tantas maneras que estos actores multinacionales vulneran la soberanía, en este caso, argentina. “Esto se sabe, lo que pasa es que a veces no se tiene l suficiente poder o no se quiere ejercer ese poder sobre esos actores que de alguna manera confrontan con esa soberanía”, decía Isuani. 

Aspecto cultural. Para el docente, “un país puede ser soberano si tiene una ciudadanía con mentalidad independiente y soberana. Que es lo que, según he observado, es el gran problema de Argentina –y probablemente de otros países de América Latina-. Esto de confundir el nacionalismo, la defensa de la soberanía como un hecho nada más de festividades, demuestra que no hay un nacionalismo cotidiano”.

“Cuando uno ve lo que han sido en Argentina estos gobiernos depredadores, cuando uno ve lo que han sido las élites sindicales, las élites empresarias que cuando no pudieron producir se trasformaron en importadores –muy poco empresarios son aquellos que tiene una vocación auténticamente nacional-; no te digo nada de la clase política ni de la clase religiosa, y los intelectuales -porque a veces nos excluimos desde la universidad-. Es decir, no nos duele el país. Entonces, cuando hay algunas crisis nos revelamos, pero después cuando se normaliza todo soportamos cualquier atrocidad contra nuestra soberanía, incluso las trasgresiones del tipo cultural. Hoy hay que pensar que también la soberanía está en la cultura, está en la posibilidad de in impronta de una imagen y de una cultura nacional. Cuando uno anda por la calle y ve que ponerle a un negocio un nombre extranjero da como más garantía de marketing, por sobre los nombres nuestros; todas estas fallas que hay en materia de defensa del nacionalismo, de la soberanía, pienso que es porque hay un problema en la concepción de ser patriota, nacionalista, defender la soberanía”, arrojaba a manera de conclusión Isuani.

Un “feriado” soberano. “Este gobierno que se dice muy nacionalista -y de hecho tiene cosas nacionalistas-, tiene también otras cosas que contradicen esta idea de soberanía; como lo son el tema de la minería, las concesiones petroleras. En todos estos aspectos se siguen comportando como se han comportando cualquiera de los otros gobiernos”, opinaba el docente.

Formar una concepción soberana. “Primero deberíamos sentir el país desde los distintos ámbitos en los cuales trabajamos, es una pelea larga. Y en esto el periodismo tiene un papel muy importante, hemos visto hasta hace no mucho el poder que han ejercido los medios. Un ejemplo de eso es lo que sucedió con la ley de discapacidad, tuvieron que venir medios de alcance nacional para poner en evidencia que hay funcionarios que no están haciendo lo que deben hacer. Preguntarse por qué no se produce lo que necesitamos, por qué tarda tanto una ruta, cómo puede haber evasión fiscal en Argentina o por qué cuando vamos a comer a algún lugar y te encontrás con un papelito que simula ser una boleta”.