La situación de los embalses en Mendoza es crítica al comienzo del año
Irrigación difunde quincenalmente esta información, que permite ver un dato muy importante: cuándo los embalses están acumulando agua y cuándo se están usando sus reservas.
Foto: Prensa Irrigación
El Departamento General de Irrigación comunicó durante este primer fin de semana del 2023 la situación de los embalses de la provincia. El objetivo es que la población en general pueda conocer cuánta agua ingresa al sistema, cuánta sale y cuánta queda almacenada, en una acción más del organismo para que la población asuma que estamos en sequía y que hay que cuidar el agua.
Mendoza tiene siete embalses: Potrerillos en el río Mendoza; El Carrizal en el río Tunuyán; Agua del Toro, Reyunos y El Tigre en el río Diamante; y El Nihuil y Valle Grande en el río Atuel.
Los diques, o presas, son algunas de las obras civiles más complejas que existen, por el tamaño, la seguridad que deben tener y hasta los problemas de ubicación que implican. También por los riesgos de roturas y las consecuencias que eso tendría. Se instalan en los ríos para generar embalses de agua, cuya finalidad es, principalmente, guardarla para disponerla cuando sea necesario. Esto permite que se flexibilice la gestión del recurso hídrico, ya que depende del régimen natural de los ríos y deshielos, como es el caso de nuestra provincia.
La información que muestra Irrigación revela y permite ver un dato muy importante: cuándo el embalse está acumulando agua y cuándo se están usando sus reservas.
En nuestra región, la función más importante que cumplen los embalses es guardar agua de distintas épocas, para ser aprovechadas en agosto y la primavera. En estos meses, las necesidades de los cultivos (principal demanda de recurso hídrico) son importantes, ya que se forman los frutos, hojas, tallos y demás. No obstante, los caudales en los ríos son bajos respecto de esta demanda, ya que los deshielos de alta montaña son escasos.
Esto ocurre tanto en años de sequía como en años de nevadas importantes, debido a que los deshielos dependen de las temperaturas que se registren en alta montaña. La situación se mantiene, en general, hasta fines de noviembre y principios de diciembre, cuando los caudales que ingresan a los embalses se compensan con los que se erogan. A partir de ese momento, los embalses comienzan a llenarse nuevamente, hasta pasado el invierno, cuando vuelven a cumplir con ese objetivo central de satisfacer de agua durante la primavera.
Un detalle importante es que Potrerillos es el único sistema que no se llena o no llega a su nivel máximo a fines del invierno, sino que lo logra a fines de marzo. La razón es la permanente dotación que hay que disponer para Central Puerto y el agua potable.
Fuente: Prensa Gobierno Mendoza
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