Luego de que la Unión Comercial de Mendoza (UCIM) le enviara una carta al secretario gremial del Centro de Empleados de Comercio (CEC), Guillermo Pereyra, el debate se profundizó aún más en torno a la calidad de vida de los empleados. Lo que propone la organización es que el horario sea discontinuo en verano y corrido en invierno.

“Lo que quieren es hacer trabajar al personal de 9 a 21 porque no van a cerrar a las 18. Cuando el empleador vea que hay gente comprando le va a decir al empleado que todavía hay gente y van a terminar cerrando más tarde.  No es que me oponga, pero debo advertir lo que va a pasar”, dijo Pereyra a Unidiversidad.

Daniel Ariosto, presidente de la UCIM, argumentaba en ese comunicado los beneficios que traería la implementación del horario corrido en los locales comerciales del centro mendocino. Entre ellos, los ahorros en transporte, la seguridad de los empleados, las mejoras del tránsito en horas pico, la disponibilidad horaria de los empleados para pasar tiempo con sus familias y realizar otras actividades personales, entre otras. En respuesta a esta carta, Pereyra afirmó que se necesita una reunión con esta organización, además de que no iba a responder a la carta por estos medios.

Según el diputado provincial y secretario gremial del CEC, si la medida se aplica, sucederá lo mismo que sucede los días anteriores a las fiestas de fin de año, fechas en las que el comercio abre de corrido con el mismo personal de mañana y de tarde. Si bien reconoció que la medida ha cautivado a muchos jóvenes que planean estudiar, ir al gimnasio o realizar otras actividades, planteó que se trata de una mentira.

Sin embargo, Ariosto dijo a Unidiversidad que estaban respondiendo a un reclamo de sus colaboradores, es decir, empleados de las cámaras territoriales, específicas y socios de la UCIM, atendiendo a las demandas que surgían de la gente desde el año pasado. 

“No somos el Ejecutivo ni el Ministerio de Trabajo. Simplemente estamos planteando nuestra posición en cuanto a un tema. No vamos a opinar sobre lo que diga otra organización”, finalizó el presidente de la UCIM.

Para Pereyra, cambiar los horarios por épocas, en este caso en invierno, tampoco es factible, ya que los empleados tienen organizada la vida social y privada sobre la base del horario cortado para retirar a sus hijos de la escuela, cuidar un familiar enfermo o almorzar, entre otros factores.

“Hay motivos de seguridad y cultura, entre tantos otros, que hacen que la UCIM entienda las demandas de la gente. Vamos a ser claros: estamos discutiendo si seguir durmiendo la siesta o acoplarnos a las grandes urbes como Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Rosario”, sostuvo Ariosto.

En cuanto al día a día de los empleados, Pereyra se refirió a lo que ahorraría el empleado en transporte y lo que se gastaría en comida. El argumento es que un sándwich hoy por hoy cuesta entre 40 y 50 pesos, mientras que el ahorro del pasaje sería de la mitad de ese gasto. Además advirtió que no todos los locales comerciales tienen las condiciones para que los empleados puedan comer ahí.

Por otro lado, explicó que el 50 % de los empleados trabaja en negro y que, si bien el gremio tiene la obligación de advertir y hablar con el personal de los comercios, eso es un tema de la Secretaría de Trabajo, que es la que debe ocuparse de lo mencionado.

“Cuando los empleados empiecen a ver que sus derechos adquiridos son violados, por así decirlo, van a a hacerle juicio al empleador y ahí van a empezar a echarle la culpa al gremio”, finalizó el secretario del CEC.