El vaticano, a través de una instrucción aprobada por el Papa Francisco, hizo público hoy, la prohibición sobre dispersión de cenizas o su conservación en el hogar, ya que estas prácticas de sepultura y cremación están en desacuerdo con la fe de la iglesia católica.

El documento de 8 puntos, evita cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista. Por eso, en la práctica, quedan absolutamente invalidados los pedidos para que las cenizas sean arrojadas a ríos, mares o estadios de fútbol, así como guardarlas en urnas domésticas. 

El Vaticano admite su preferencia por la sepultura de los cuerpos, ya que se demuestra un mayor aprecio por los difuntos. La cremación y luego dispersión resultarían contrarias a la fe cristiana y se les negará la ceremonia que se celebra por la persona fallecida. 

"Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve motivos doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo", agrega la nota que lleva la firma del cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación.

La nueva normativa admite la conservación de cenizas en lugares sagrados. Sólo en casos graves y excepcionales, que dependan de condiciones culturales se puede conceder un permiso extraordinario para conservar las cenizas en el hogar.Titulada "Ad resurgendum cum Christo" ("Para resurgir con Cristo"),  reemplaza la antigua normativa de 1963. "Las cenizas, no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación", agrega el informe.

La Iglesia recomienda que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados. Con esta prohibición se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos, como también, practicas inconvenientes o supersticiosas.