La proyección de la crisis griega

El autor es abogado, periodista y director del Centro de Estudios Nueva Mayoría.

La proyección de la crisis griega

¿Dejará Grecia la zona euro? (Foto: gentileza Astillas de realidad)

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Grecia

Unidiversidad

Rosendo Fraga - Nueva Mayoría

Publicado el 03 DE JULIO DE 2015

Grecia no pagó el vencimiento que tenía con el FMI y, en consecuencia, ha entrado en default, poniendo fin a un lustro de arduas y constantes negociaciones con la "Troika". Esta es la denominación que desde 2010 se da al trío integrado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea, que llevaron adelante durante un lustro el salvataje financiero de Grecia, que ahora ha entrado en crisis.

Técnicamente el país ha entrado en default, pero el presidente griego Tsipras intenta prolongar la jugada: ha convocado un referéndum para el domingo 5 de julio, para que la gente vote si apoya su rechazo a las condiciones de Europa o si las acepta. Si es así, amenaza con su renuncia.

Su jugada es que el rechazo de las condiciones exigidas en el referéndum obligará a Alemania y Francia a flexibilizar su posición y ello se traslade a la Eurozona. Tsipras dobló la apuesta, creyendo que a último momento el Eurogrupo, integrado por los 19 países que tienen el euro como moneda, iban a flexibilizar su posición para evitar el default, pero falló. Ahora vuelve a redoblar la apuesta, esperando que tras el rechazo de las exigencias en el referéndum se acepte, aunque sea parcialmente, la posición del gobierno del partido Zyriza de la nueva izquierda griega.

Los sondeos muestran que la opinión pública está dividida en dos, pero quienes votan contra el acuerdo propuesto por la Troika son mayoría en la gente movilizada en las calles y en los jóvenes, entre quienes el desempleo está llegando al 50 %. Los partidarios del acuerdo recién comenzaron a movilizarse el 30 de junio. Todo ello sucede cuando se ha decretado un feriado bancario y cambiario de seis días y se permite extraer sólo 60 dólares por persona de los cajeros.

Mientras tanto, los países del Eurogrupo parecen haber asumido que Grecia puede dejar el euro y que la incertidumbre no puede prolongarse más tiempo. En Alemania, el 58 % quiere que Grecia deje el euro y sólo 28 % espera que siga en la moneda europea (una posición generalizada en los países del norte de Europa). Ello concurre a explicar la postura de Ángela Merkel, pese a que los bancos alemanes son los mayores tenedores de deuda griega, con casi la mitad del total.

Algunos bancos alemanes, como también franceses, italianos y españoles, pueden verse complicados por el default griego, pero ello parece haber sido asumido por sus gobiernos. El problema es el contagio que pueda producir el default griego en el costo de la deuda de otros países del Eurogrupo. Hasta hace tres años, en los mercados se utilizaba la sigla PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) para referirse a los países del euro con mayor riesgo de no poder renovar su deuda. De estos, todos han logrado mejorar su situación menos Grecia, pero es incierto el efecto que pueda generar el default griego sobre ellos. Al mismo tiempo, hay países pequeños que han adoptado el euro, como Malta y Chipre, que dadas sus dificultades pueden verse arrastrados por la crisis griega.

Para la Unión Europea, la crisis griega y su contagio financiero ponen en riesgo su proyecto de unión política continental en el largo plazo. La UE está compuesta por 28 países, de los cuales 19 adoptaron el euro. El país más grande que está en la Unión y que no ha adoptado la moneda común es el Reino Unido. Sobre estos 9 países sin euro, los efectos del default serán menores que para los del Eurogrupo, pero igual se sentirán. La caída de las bolsas del 29 de junio fue un ejemplo tipo del daño relativo: ese día la de Roma cayó 5,7 %; la de Madrid, 4,6 %; la de París, 3,7%; la de Francfort, 3,6 %, y la del Reino Unido, 2 %.

Juncker, el presidente de la Comisión Europea –el órgano ejecutivo de la UE–, exhortó a los griegos, el día antes del vencimiento con el FMI, a votar por el sí "para evitar el suicidio". Dentro de la UE hay países de reciente incorporación que no están en el euro y que podrían sufrir los efectos de la crisis griega por una combinación de proximidad geográfica y dependencia financiera: Rumania, Bulgaria y Croacia. Pero también están los demás países de los Balcanes que, sin haberse incorporado a la UE todavía, sufrirán los efectos de la situación griega: Serbia, Macedonia, Montenegro, Albania y Kosovo. Sin embargo, es el proyecto político de unidad y solidaridad europeo el que tendrá un duro golpe, en momentos en que los partidos anti-europeos están creciendo en las elecciones en varios países del continente.

Pero los efectos del default griego trascienden el continente europeo y se proyectan hacia los EEUU y los países emergentes de Asia, África y América Latina. El 29 de junio, Wall Street cayó 1,9 % y Brasil, el mismo porcentaje (si bien menos que las europeas, mostraron que son vulnerables a los efectos del problema). El 28 de junio Obama habló telefónicamente con Merkel y al día siguiente con Hollande, reconociendo que Grecia debía hacer ajustes, pero que era necesario impedir su salida del euro por los efectos globales.

La situación de Grecia ha llevado a economistas y medios de comunicación a hacer comparaciones entre el default de Argentina en 2001 y el de Grecia en 2015. Sin embargo, las situaciones son distintas: la realidad es que el primer caso no generó un efecto contagio, ya que ningún otro país latinoamericano entró en cesación de pagos siguiendo el caso argentino. Pero Grecia tiene la misma moneda que otros 19 países europeos, algo que no sucedía con Argentina. En cuanto a la recuperación, el país latinoamericano se vio favorecido por un fuerte aumento en las materias primas del agro, que son su principal producto de exportación, algo que no parece tener por delante Grecia. Que el default argentino haya quedado "encapsulado" no quiere decir que suceda lo mismo con el griego. Por todas esas razones, la rápida recuperación de Argentina no parece estar a la vista en el caso griego.

En conclusión: el Gobierno griego ha ido al default pensando que el Eurogrupo flexibilizaría su posición y ahora vuelve a redoblar la apuesta convocando a un referéndum para el 5 de julio para rechazar sus exigencias. Los 19 países del Eurogrupo y, en particular los bancos de los más grandes y la deuda de los más débiles en términos económicos, son los que más pueden perjudicarse del default griego. Para la UE, la salida de Grecia del euro no implica que deje la Unión, pero el proyecto de unidad política continental sufrirá un duro golpe en su visión de largo plazo. Por último, EEUU y el mundo emergente también pueden sufrir los efectos –aunque en menor medida que Europa– y la comparación del default argentino con el griego puede no ser útil por sus diferencias estructurales.

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