La primera empresa recuperada de Mendoza busca frenar el remate de la fábrica que gestiona hace 20 años
El presidente de la Cooperativa Gráficos Asociados, Julio Díaz, dijo que elevarán una propuesta a la Justicia para evitar la venta del predio. En 2003 quebró la imprenta en la que trabajaban y diez personas se organizaron y continuaron con la producción.
Claudia Gutiérrez, Eduardo Moyano, Jorge Albarracín, Axel Romero, David Adrover, Lucía Echegaray y Julio Díaz, integrantes de la cooperativa que gestiona la imprenta. Foto: Unidiversidad
Los diez integrantes de la Cooperativa Gráficos Asociados —la primera empresa recuperada por sus trabajadoras y trabajadores en Mendoza— buscan frenar el remate de la fábrica en la que producen hace 20 años; desde aquel febrero de 2003, cuando les informaron que la empresa fue a la quiera y decidieran luchar por su fuente laboral.
En el enorme galpón de la cooperativa, ubicado en la Cuarta Sección de Ciudad, reina otra vez la incertidumbre, luego de que la titular del Segundo Juzgado de Procesos Concursales, Gloria Cortez, dispuso la venta por licitación del predio y la maquinaria para concluir el proceso de la quiebra y pagar a quienes son acreedores de la antigua firma.
El presidente de la cooperativa y de la Asociación de Empresas Recuperadas de Mendoza, Julio Díaz, dijo a Unidiversidad que el proceso judicial ha sido una preocupación constante a lo largo de los 20 años de autogestión de la imprenta. “Estamos cansados de todo el proceso de la quiebra, porque siempre estamos pensando cuándo viene el remate, a la espera, con esa incertidumbre. Lo positivo es que estamos fortalecidos, porque nos están dando una mano todas las organizaciones sociales, nos están apoyando para ver la forma de arreglar de una vez este tema y quedarnos tranquilos, poder pensar en adquirir maquinaria y contratar más compañeros, porque esa fue siempre nuestra idea”, expresó.
La jueza que lleva adelante el proceso de la quiebra dispuso la venta por licitación del predio donde produce la cooperativa. Foto: Unidiversidad
A la quiebra
Litografía Sanz fue una empresa insigne en el rubro gráfico, llegó a tener cien empleados en tres turnos y fue una escuela de capacitación en el oficio. Luego de enfrentar graves problemas económicos, en febrero de 2003 fue a la quiebra y 25 personas quedaron en la calle.
Los y las trabajadoras decidieron defender su fuente laboral: se organizaron, compraron insumos con sus seguros de desempleo para entregar trabajos atrasados y no perder la confianza de la clientela y presentaron ante el juez que llevaba la quiebra un proyecto para gestionar la empresa. Después conformaron la cooperativa e impulsaron una ley de ocupación temporaria, que se aprobó en 2004 y les permitió instalarse de forma legal en el predio en que el que producen.
El presidente de la cooperativa, Julio Díaz, comentó que realizarán una propuesta a la jueza, para evitar el remate. Foto: Unidiversidad
Díaz contó que el proceso no fue fácil: en los primeros tiempos no tuvieron ganancias, nadie les daba crédito para la compra de insumos y debían tratar de entender todo el palabrerío jurídico de la quiebra, que seguía su curso en el ámbito judicial. De a poco —explicó— fueron ganando confianza de proveedores, clientes y la cooperativa se afianzó con diez integrantes, que reparten todos los meses las ganancias en partes iguales y que toman decisiones en forma colectiva.
En esos primeros tiempos —comentó Díaz— fue clave la figura del juez José Arcaná, a cargo del proceso de quiebra. Explicó que aprobó el proyecto para gestionar la empresa, les otorgó el predio en alquiler hasta resolver el remate y que siempre los escuchó. Esa situación —dijo— cambió en forma radical cuando murió el magistrado y asumió la nueva titular del juzgado, que nunca los recibió.
“Hace veinte años que estamos trabajando, produciendo, que pagamos todos los servicios y ahora enfrentamos otra vez este tema. Si la empresa realmente se cierra, vamos a perder la fuente de trabajo y no sé qué hará el que compre, si va a hacer una gráfica o capaz quiere hacer un emprendimiento inmobiliario”, expresó Díaz.
Pese a la incertidumbre, los y las trabajadoras aseguraron que seguirán con la lucha que iniciaron hace veinte años. Foto: Unidiversidad
La propuesta de la cooperativa
Frente al proceso inminente de venta por licitación, cuyo llamado ya fue publicado, Diaz explicó que realizarán dos presentaciones ante la jueza que lleva adelante el proceso de la quiebra. La primera será un pedido para que frene el remate de la fábrica y, la segunda, una propuesta de venta de un inmueble colindante al principal, para lo que ya tienen un comprador interesado. El objetivo es utilizar ese dinero para pagar a las personas que aún reclaman deudas.
Además de ese pedido, Díaz comentó que buscan realizar un depósito de dos millones de pesos para enfrentar deudas de la quiebra. Para esto, hicieron un pedido a las organizaciones que integran el Foro de la Economía Social, para que aporten dinero a cambio de trabajo. Por ejemplo, Tierra Campesina ya aportó 350 mil pesos, que la cooperativa devolverán con la impresión de las etiquetas para sus productos.
La cooperativa está integrada por diez personas que se reparten las ganancias mensuales en forma equitativa. Foto: Unidiversidad
El abogado de las empresas recuperadas en Mendoza, Carlos Ferro, comentó que ya elevó un informe a la jueza en el que detalló las mejoras que la cooperativa hizo en el predio a lo largo de 20 años de trabajo y que —en breve— presentará el pedido de suspensión del remate.
Ferro explicó que uno de los problemas del proceso es que no existe una actualización del pasivo de la ex litografía, es decir de las deudas que reclaman distintos acreedores. Comentó que un grupo ya cobró, con los fondos que depositó el Gobierno de Mendoza, a través de la ley de ocupación temporaria del predio, que prevé la transferencia de fondos. Ahora —detalló— la propuesta es cubrir el resto de las deudas con el dinero de la venta del predio colindante a la fábrica y con el depósito que realice la cooperativa, además de que tiene a favor la hipoteca del predio de la imprenta, que adquirieron hace tiempo a un privado.
Los integrantes de la cooperativa sueñan renovar la maquinaria e incluir más personas en el proyecto. Foto: Unidiversidad
Un movimiento nacional
La cooperativa Gráficos Asociados fue la primera empresa recuperada por sus trabajadores y trabajadoras en Mendoza, por lo que sus integrantes apoyaron a las que se conformaron con posterioridad: Frigorífico Lagunita, Oeste Argentino, Curtidores Mendoza, Capdeville, Tropero Sosa (ex-Yáñez), La Terre y Cerámica Cuyo.
Estas cooperativas mendocinas forman parte del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, que comenzó a gestarse a fines de los 90 y se expandió luego del estallido de diciembre del 2001. La alternativa de que los y las obreras gestionaran la fábrica se transformó en una posibilidad frente a la quiebra y el desguace de las mismas. El caso emblemático fue la recuperación de la metalúrgica IMPA, al que le siguieron la fábrica de tractores Zanello (Córdoba), el supermercado Tigre (Santa Fe), las alimenticias Ghelco y Grissinópoli y el diario Comercio y Justicia.
Ese movimiento, que reúne en el país a unas 250 cooperativas, impulsó también el diseño de políticas públicas para el sector, así como modificaciones a la Ley de Quiebras, con el objetivo de brindar más herramientas a la Justicia, en beneficio de las cooperativas que gestionan las firmas.
La exlitografía Sanz fue la escuela en la que se formaron los y las integrantes de la cooperativa. Foto Unidiversidad
En este sentido, Ferro explicó que existe un marco jurídico adecuado para el funcionamiento de las empresas recuperadas, pero que el problema es la desconexión y falta de claridad respecto de las posibilidades que tiene el juez o la jueza a cargo de la quiebra para solucionar los problemas derivados del proceso.
Para Díaz el movimiento tiene relevancia a nivel nacional, pero resaltó que eso no se replica en Mendoza. “El Gobierno provincial no le da mucha importancia, porque aparentemente piensan que estamos usurpando un terreno que no es nuestro, pero nosotros venimos trabajando hace 20 años después que nos dejaron en la calle, fue muy duro. La verdad es que no fue fácil nuestra lucha y además ayudamos a otras cooperativas que se formaron después, pero estamos firmes y vamos a seguir”.
En el enorme galpón ubicado en la Cuarta Este de Ciudad reina otra vez la incertidumbre, pero nadie se detiene. Claudia Gutiérrez, Eduardo Moyano, Jorge Albarracín, Axel Romero y David Adrover controlan la impresión de las etiquetas, arreglan las máquinas. Desde su puesto de administración, Lucía Echegaray resume la razón por la que no se detienen: “Yo ya me jubilé, pero sigo aquí, porque esto es todo para mí. Ahora estamos con esto del remate, pero vamos a seguir, como hicimos siempre”.
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