“Las políticas públicas con perspectiva de género son fundamentales en todos los ámbitos”
Así lo dijo la presidenta de la Comisión Especial de Género y Erradicación de la Trata de personas ...
19 DE DICIEMBRE DE 2023
Una breve reflexión a propósito de las múltiples violencias de género sufridas por Ailén y Marina Jara, recientemente liberadas de una prisión injusta.
Foto: Cosecha Roja (Red de periodistas judiciales de Latinoamérica)
La perspectiva de género no es una pretensión, ni una excusa ni un argumento mediático. Es la única manera de entender que dos chicas jóvenes, apenas salidas de la adolescencia, vivieran aterradas porque el partido donde residen, Moreno, registra los índices más altos de agresiones hacia las mujeres de todo el conurbano bonaerense, y porque sabían que las Traffic rondaban los boliches locales buscando secuestrar chicas. Es por eso que llevaban un cuchillo cuando salían de noche: porque no sabían cuándo tendrían que defenderse de alguna clase de ataque.
La perspectiva de género es la única herramienta para dimensionar el poder de un vendedor de drogas, y la protección de la que gozaba en el barrio, frente a estas dos chicas a las que acosaba y a las que intentó violar, y que resultaron acusadas de intento de homicidio porque se defendieron de él. ¿Qué otra cosa, si no es la perspectiva de género, permitiría caracterizar el trato recibido por estas jóvenes en el sistema penal, donde no se atendieron debidamente sus problemas de salud?
Es precisamente la perspectiva de género, esa mirada que desnuda las desigualdades sociales basadas en el poder que detentan varones sobre mujeres, la que ayuda a analizar la violencia de género institucional cometida sobre las hermanas Jara, coronada por un poder judicial que, como en tantos otros casos, no las escuchó o no dio validez a sus testimonios. Por eso pasaron dos años en la cárcel, donde conocieron a otras mujeres también condenadas por haberse defendido de los hombres que las atacaban. Por eso se dio crédito a la palabra de Leguizamón, el victimario, aunque las declaraciones de este hombre hicieran agua por todos los costados.
Por eso, el fallo que ahora las libera apuntó más a un aparente equilibrio que a lograr una verdadera reparación. Por eso se decidió que los dos años vividos en la cárcel valían como condena por lesiones graves, para no reconocer que no debieron haber pasado un solo día lejos de su hogar por esta causa, y en cambio no se activó contra el agresor. Es, precisamente, la perspectiva de género lo que le está faltando a la justicia de nuestro país.
Ailén y Marina Jara retoman la vida sin rejas y piden justicia
Ver aquí el Comunicado de la Asociación Pensamiento Penal
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