La musicoterapia crece y se potencia como disciplina para cuidar la salud
Desde el nacimiento y hasta el último adiós, musicoterapeutas tienen un saber para aportar, para complementar, para compartir. Hablamos con Florencia Vázquez, quien dirige la Licenciatura en Musicoterapia y trabaja en el área de salud mental del hospital Carlos Pereyra.
Las y los musicoterapeutas son cada vez más en Mendoza. Fuente: freepik.es
Un chasquido, un golpe de tambor, una palabra. También el silencio y la escucha atenta, sensible. “La música no solamente es un lenguaje, hay mucho más”, dice Florencia Vázquez, licenciada en Musicoterapia, quien nos abre el universo de esta disciplina en Mendoza, una carrera que cuenta con pocos años, pero con un extenso camino a nivel nacional e internacional.
Hablar de musicoterapia es hablar de un vínculo que establece el o la terapeuta con un paciente, con un grupo, con una comunidad. Es hablar de salud, de potenciar capacidades y de trabajo interdisciplinario. Vázquez, quien hoy dirige la Licenciatura en Musicoterapia de la Universidad Maza, asegura que hay mucho por crecer, por desarrollar y por compartir.
“Hay muchísimas cosas para hacer, con un panorama muy hermoso, porque hay mucho interés, muchas ganas y mucha predisposición en general, tanto en instituciones públicas, como en organizaciones privadas. En todos los lugares donde hemos podido abrir espacios de atención y de desarrollo e investigación ha sido muy bien recibida la disciplina. Actualmente, estamos en muchos hospitales llevando adelante distintos proyectos, vinculados a distintas áreas”.
Tras recibirse en la UBA, Vázquez aterrizó en la provincia hace algunos años, luego de un intercambio con Cora Leivinson, precursora de la musicoterapia en Mendoza. En busca de nuevos horizontes para desarrollarse profesionalmente y abrir su abanico artístico, Vázquez trabaja hoy para potenciar la licenciatura en Musicoterapia junto a otros 16 profesionales que ya cuentan con la matrícula habilitante.
“Hay todavía mucho por construir. En Buenos Aires (la carrera de musicoterapia) hace 60 años que está. Ya hay servicios en todos los hospitales que tienen su tradición, su impronta profesional, su identidad, sus equipos de trabajo y de investigación. Acá, quizás, la historia es un poco más joven, pero con mucho entusiasmo y con muchas ganas de que se continúe desarrollando”, detalla.
Florencia Vázquez, licenciada en Musicoterapia / Foto: Prensa Gobierno de Mendoza.
Más allá de la música
“La música no solamente es un lenguaje, hay mucho más ahí”, sostiene Vázquez y amplía que también es “un soporte para que circule un montón de contenido subjetivo”.
Para la especialista, la música también tiene que ver con la escucha. “Específicamente, con toda la escucha de los universos sonoros de las personas que se acercan a los servicios o con los universos sonoros de las comunidades a las que nos acercamos. Cuando estamos haciendo nuestro trabajo, se generan estrategias que se pueden armar desde lo artístico, desde lo creativo. Implica poner en juego un montón de funciones en los procesos creativos, todas las interrelaciones que se van armando en relación a lo sonoro y la vincularidad, a lo sonoro y a lo subjetivo. Hay muchísimo ahí”, destaca.
Entonces, aparece una clave, que es el vínculo y la relación que se forma y que empieza a germinar desde el momento en el que se invita a una sesión de musicoterapia.
“Muchas veces nos pasa, en los servicios, que llega el momento de la músicoterapia y hay unas ganas especiales de ir. Pasan ahí algunas cosas que van más allá de la circulación de la palabra o de alguna tarea específica. También nos pasa que, en general, cuando abrimos un espacio en algún lado, el espacio se sostiene y queda, porque genera esa pregnancia en las personas que participan”, remarca.
A la licenciada le preguntamos cómo es una práctica en el hospital Carlos Pereyra, donde trabaja con el Departamento de Rehabilitación Psicosocial, en el marco del dispositivo “Enlaces”.
“En el hospital, hay un dispositivo comunitario que es para trabajar con pacientes que ya están externados y que están en proceso de fortalecer sus proyectos personales, sus lazos sociales. Ahí, por ejemplo, ahora estamos en proceso de composición, tocamos, cantamos, tenemos cancioneros, escuchamos. Vamos contando qué nos va disparando cada música que vamos haciendo. Las actividades son bien diversas y se van planteando en función de las necesidades grupales. Desde el año pasado estamos con un taller de composición y armamos canciones. El año pasado, armamos una canción, la grabamos e hicimos un video (que compartimos acá abajo). Hay cosas que queremos decir que quizás con las palabras es medio fuerte, pero con la canción, desde la poesía, desde la metáfora, se pueden elaborar un montón de cosas más, así que ahora estamos haciendo nuestra segunda canción, también con intención de grabarla”, relata.
Trabajo en equipo
“Es una carrera esencialmente de salud”, detalla Vázquez y destaca que hoy, en primer año, hay 21 personas cursando. “Es un perfil que tiene que ver con la salud, con el servicio, con la asistencia, rehabilitación, prevención y promoción. Todas las instancias del proceso de salud”, agrega.
A la musicoterapia también se acercan desde la formación musical, desde la Facultad de Artes de la UNCUYO y personas con una formación musical más autónoma. También quienes toman la licenciatura como una segunda carrera.
Para Vázquez, hay una salida muy fuerte en otra de las claves de esta disciplina: el trabajo interdisciplinario. Trabajan en los equipos de centros de día, centros de rehabilitación, residencias, etcétera. Y claro, también en servicios hospitalarios, donde hay acciones en terapia intensiva, en cuidados paliativos. También en el trabajo junto a personas gestantes durante el parto y puerperio. Y en el área de salud mental, como su trabajo en el Hospital Pereyra.
Lo que falta en Mendoza
La Ley Nacional 27.153 es la norma que rige a las y los profesionales de la musicoterapia desde 2015. Hay siete provincias que han adherido e implementado esta norma, pero Mendoza todavía no. Esto no quiere decir que no riga en territorio provincial, pero la adecuación a la ley nacional facilitaría el trabajo para las y los especialistas.
Florencia hace hincapié en que son profesionales matriculados y esto es una calificación determinante. “Yo te puedo decir que la musicoterapia no es una terapia alternativa, tiene su propio cuerpo de saberes, una complejidad, un desarrollo mundial”, remarca.
En la web de la Asociación Argentina de Musicoterapia, fundada en 1966, se pueden consultar todas las normas legales y acceder a una amplia biblioteca con material musicoterapéutico.
Vázquez contó que, en la región, la carrera viene en crecimiento y que en 2022 crearon la Asociación de Musicoterapeutas del Nuevo Cuyo, que ya cuenta con personería jurídica y que viene pujando para que Mendoza adhiera a la ley nacional.
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