¿La inteligencia artificial está matando nuestra creatividad?
Mientras una parte de la sociedad cree que estas herramientas nos hacen menos creativos y nos llevan a una “comodidad” peligrosa, otra propone discutir también cómo están moldeando nuestra capacidad para innovar.
Para Jorge Núñez McLeod, la IA puede superar bloqueos creativos y ayudarnos a explorar nuevas ideas. Foto Freepik
La inteligencia artificial (IA) se encuentra actualmente en el centro de un debate que abarca desde sus implicaciones éticas hasta su impacto en la creatividad humana. Muchos sostienen que estas herramientas tecnológicas nos están llevando hacia una "comodidad" que podría anestesiar nuestra capacidad de ser creativos e innovadores. La preocupación radica en que, al depender demasiado de esta tecnología, podríamos estar limitando nuestra imaginación y capacidad para generar ideas originales.
Sin embargo, la IA también ofrece oportunidades significativas para potenciar la creatividad. Un estudio reciente, publicado en Science Advances, sugiere que aunque la inteligencia artificial generativa puede ayudar a los individuos a ser más creativos, también podría reducir la diversidad de contenido novedoso a nivel colectivo. Este hallazgo plantea un dilema: mientras que la IA puede facilitar la generación rápida de ideas, la homogeneización del contenido podría limitar la innovación.
En este sentido, Jorge Núñez McLeod, docente y doctor en Ingeniería por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), argumenta que la IA, lejos de matar la creatividad, puede actuar como un catalizador para la innovación, ayudando a superar bloqueos creativos y explorando nuevas ideas que, de otra manera, no habrían sido consideradas.
Para McLeod, la IA, lejos de matar la creatividad, puede actuar como un catalizador para la innovación.
¿Qué se entiende por creatividad e inteligencia artificial?
Al abordar la cuestión de la creatividad, Núñez McLeod sugiere primero definir qué entendemos por ser creativos. “Desde el punto de vista de la ingeniería, ser creativo implica crear un objeto físico que tiene una utilidad, como la invención de la rueda o el cuchillo. Sin embargo, en el ámbito artístico, la definición de creatividad se vuelve más difusa. ¿Cómo decidimos qué es creativo y qué no lo es? Si pensamos en compositores como Juan Sebastián Bach o Mozart, todos estaríamos de acuerdo en que fueron creativos. Pero, al mismo tiempo, ellos también tomaban ideas de otros mentores, lo que nos lleva a preguntarnos si la creatividad pura realmente existe o siempre es una reinterpretación de algo previo”, afirma.
La situación se complica cuando se habla de creatividad en la IA, especialmente en el ámbito artístico. “En el campo técnico, es más sencillo evaluar si la inteligencia artificial es creativa, ya que debe ofrecer una solución nueva, útil y correcta”, explica el docente.
Para poner un ejemplo, Núñez McLeod cita un estudio sobre algoritmos creativos que realizó junto a su colega, la doctora Selva Rivera. “Analizamos diferentes algoritmos para ver si podían generar respuestas novedosas dentro de su marco de conocimiento. Algunos algoritmos se comportaron de manera creativa, generando respuestas inesperadas que cumplían con los objetivos prefijados. Sin embargo, otros solo optimizaban procesos preestablecidos, lo que los hacía más eficientes, pero no creativos en sí mismos”, detalla.
Una de las preguntas clave que surge es cómo la IA puede influir en un campo tan propio del ser humano como la creatividad. Núñez McLeod señala que, aunque el ser humano es creativo por naturaleza, no se puede afirmar si la inteligencia artificial lo es de la misma manera. “La IA responde a patrones y a las preguntas que se le formulan, pero no genera por sí misma algo nuevo sin una instrucción humana”, explica. “Tal vez en el futuro esto cambie, pero, hoy en día, sin la mano del hombre esta tecnología no es capaz de componer música, crear imágenes o producir textos por sí sola”, agrega.
McLeod sostiene que, sin la mano del hombre, la IA no es capaz de componer música, crear imágenes o producir textos por sí sola. Foto: Unidiversidad.
¿Por qué es importante hablar de educación, creatividad e IA?
Para Jorge Núñez McLeod, hablar de educación, creatividad e inteligencia artificial es esencial para fomentar una cultura de innovación. La educación debe equipar a los estudiantes con las habilidades necesarias para utilizar la IA como una herramienta que amplifique su creatividad y la capacidad para resolver problemas.
De hecho, McLeod sostiene que lo importante en relación con la inteligencia artificial no es la respuesta que proporciona, sino la forma en que se formula la pregunta. “Si se pide algo de forma básica, la respuesta será genérica, pero si se formula de manera creativa, detallando el contexto, autores y matices específicos, la respuesta es mucho más afinada”, apunta.
Siguiendo esta línea, Núñez McLeod expresa su preocupación por los y las estudiantes, especialmente los de nivel secundario, que podrían perder interés en áreas como la matemática, la escritura o la música al pensar que la tecnología lo resuelve todo. Subraya que la IA debe ser vista como una herramienta que complementa el proceso de aprendizaje, pero no como un sustituto del esfuerzo y la vocación.
La educación debe equipar a las y los estudiantes con las habilidades necesarias para utilizar la IA.
En el ámbito educativo, Núñez McLeod afirma que la incorporación de tecnologías disruptivas, como la IA, provoca cambios significativos. “Mientras que la academia suele reaccionar de manera negativa ante estas innovaciones, la industria avanza más rápido y las adopta de forma positiva. De hecho, uno de los ejemplo históricos más claros es la transición del cálamo al plumín metálico en el siglo XIX, cuando la herramienta de escritura generó resistencia entre los eruditos de la época, que consideraban que afilar el cálamo era una habilidad esencial”, destaca.
Núñez McLeod advierte sobre el panorama dramático que enfrentan los estudiantes que se recibirán en los próximos 5 a 10 años. “Hoy en día, la educación debe cambiar radicalmente, porque se les está pidiendo a los jóvenes que aprendan y demuestren competencias en herramientas que ya no son relevantes para su vida profesional”, afirma. “Tratar de inculcar lo analógico en un mundo digital es un desafío. Aunque no estaría mal enseñar lo analógico, es crucial incluir lo digital. El problema surge cuando se pide a los estudiantes que aprendan algo que no se utiliza en su carrera, lo que genera desinterés al darse cuenta de que no están recibiendo información útil”, concluye.
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