“La metáfora de la ‘luna de miel’ en política encierra aspectos supuestamente benéficos para los presidentes recién asumidos”, dicen desde el observatorio Pulsar.UBA, que analizó casi 40 encuestas de nueve países de América para comparar cómo les fue a los mandatarios en sus primeros 100 días. El observatorio de opinión pública que depende de la UBA estudió cómo variaron los niveles de aprobación presidencial en países con distintas realidades sociales, políticas, económicas e institucionales.

Allí aparece el mandatario argentino Javier Milei, uno de los llamados outsiders, que alborota el tablero político de la región tras asumir el poder. El informe indaga sobre los primeros tres meses de las gestiones presidenciales pospandemia en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay Estados Unidos.

Asimismo, separa a los presidentes en tres grupos: insiders, mavericks y outsiders. 

• Los clásicos insiders de la política son, en estos casos, Luiz Inácio "Lula" da Silva (Partido de los Trabajadores, Brasil), Joe Biden (Partido Demócrata, EE. UU.) y Luis Lacalle Pou (Partido Nacional, Uruguay). Son personas que gozan de una trayectoria política y de experiencia de gestión;

• El segundo grupo, mavericks, también tienen un recorrido previo, consolidado, que los ubicaba dentro del ecosistema político de sus países; sin embargo, lo hicieron con estructuras políticas propias. De alguna manera, se mostraron rebeldes. En este grupo están Gustavo Petro (Colombia Humana, Colombia), Guillermo Lasso (CREO, Ecuador) y Andrés Manuel López Obrador (Morena, México);

• En tercer lugar están los outsiders, que son quienes rompieron el molde, teniendo escasa trayectoria política personal y armando nuevos vehículos electorales para ganar. Sus referentes son Gabriel Boric (Convergencia Social, Chile), Pedro Castillo (Perú Libre, Perú) y Javier Milei (La Libertad Avanza, Argentina).

En líneas generales, los políticos de carrera que gestionan bajo una estructura partidaria consolidada suelen mantener su imagen durante su luna de miel. En cambio, mavericks y outsiders tienen más dificultades para sostener la buena imagen con la que asumen por ser tan disruptivos.

Según la teoría política, que los insiders tengan raíces en estructuras partidarias establecidas y una mayor experiencia se lee como un facilitador para la implementación de políticas y mayor éxito del complejo pase de políticas públicas con aval legislativo. Por otro lado, los mavericks, al haber forjado sus propias plataformas fuera de los partidos tradicionales, a menudo disfrutan de una mayor libertad para innovar y proponer reformas radicales, pero pueden enfrentarse a mayores desafíos en cuanto a la cohesión de su base y la negociación con actores políticos más establecidos.

En cambio, los outsiders representan una ruptura mucho más drástica con el status quo. Esto, a menudo, les permite capitalizar el descontento generalizado con la política convencional, lo que al mismo tiempo puede traducirse en una “luna de miel” inicialmente más entusiasta. Sin embargo, es un arma de doble filo: también conlleva el riesgo de la volatilidad que caracteriza a la aprobación pública, ya que la falta de experiencia y el escepticismo sobre su capacidad para manejar los engranajes del gobierno pueden erosionar rápidamente el apoyo si no logran resultados tangibles rápidamente. 

Llegaron los outsiders 

Un dato llamativo del informe de Pulsar son las coincidencias que hay en cuanto a la evolución de la imagen de los presidentes considerados outsiders, dado que hay más coincidencia de las que el propio Milei asumiría. En principio, Milei no es muy distinto a Boric o Castillo en lo que respecta al nivel de apoyo popular al comienzo de sus respectivos mandatos. Los tres casos muestran valores por debajo de sus pares americanos. A eso se suma cierta tendencia descendente, sinónimo de un leve aumento del rechazo a sus programas de gobierno.Teniendo en cuenta que los outsiders impulsaron propuestas de reformas profundas en sus primeros días de gobierno, frente a una sociedad polarizada que los miró muy atentamente, la reacción social a estos primeros pasos mostró un leve desgaste.

Entonces, para concluir, Pulsar.Uba destaca que la situación pospandemia no fue el único factor que marcó el inicio de los mandatos de estos nueve presidentes. La polarización política también jugó un papel crucial. La mayoría de estos líderes llegaron al poder tras elecciones disputadas y polarizadas, a menudo resueltas en una segunda vuelta electoral, lo que intensificó la división política. Asimismo, todas las campañas electorales se enmarcaron en términos de confrontación directa: amigo/enemigo, estabilidad/caos, continuidad/cambio. Esta atmósfera de confrontación afectó la percepción pública de los primeros pasos de los gobiernos, lo que complicó la tradicional "luna de miel" presidencial.

Foco en Argentina

Desde diciembre de 2001, la Universidad Torcuato Di Tella difunde mes a mes el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), que tiene como objetivo medir la evolución de la opinión pública respecto de la labor que desarrolla el gobierno nacional. Los datos de abril de 2024 fueron publicados recientemente y ayudan a entender la evolución de Milei en su gestión, que lleva poco más de cuatro meses: la medición de abril del ICG fue de 2,45 puntos, con una caída del 4,4 % respecto del mes anterior.

El actual nivel de confianza en el gobierno de Milei es el 9,9 % menor al de la medición de abril de 2016, al comienzo del gobierno de Mauricio Macri, y el 25,4 % menor al de la medición de abril de 2020, al comienzo de la gestión de Alberto Fernández.