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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Opina Marcelo Sivera. La marcha de tres mil personas que se movilizó hasta la Legislatura el martes 13 de marzo en reclamo de justicia, no pidió el fin de los derechos humanos. Aunque entre los manifestantes, es cierto, reaparecieron los siempre desubicados que aún creen que "con los militares estábamos mejor".
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No hubo una propuesta generalizada de regreso a la
ley de la selva, como parece sugerir un desgraciado título on line entre una
prensa que -en más de un caso- se dedicó a convocar antes que a informar. Sí se
hizo evidente que el paso del tiempo no ha dejado atrás todavía a los émulos de
Tarzán
que añoran las lianas de los años de plomo.
La manifestación mostró claros y oscuros. El petitorio que se entregó en la Legislatura
se evidenció racional y propuso la formación de nuevos ámbitos de análisis y
seguimiento al problema real de la inseguridad. Y tuvo la virtud de no avanzar
en las insoportables "instrucciones" a los
legisladores, tan comunes en la época de Blumberg.
La preeminencia de las palmas sobre los discursos -al menos hasta llegar a la
Legislatura- mostró a una multitud preocupada y en búsqueda de soluciones.
Aunque la convocatoria se concentró exclusivamente en la muerte
de un joven remero de clase media y se olvidó de la de una niña de los arrabales
mendocinos. Ambos murieron en circunstancias similares a manos de delincuentes,
pero sólo uno tuvo despedida pública.
Desgraciadamente, a la hora de los discursos hubo afirmaciones que no se pueden justificar ni siquiera porque las haya dicho alguien "muy dolido".
“Estamos hartos de derechos humanos”, fue la frase que expresó un salvajismo
rayano con la apología del delito, la haya dicho quien la haya dicho y le haya
pasado lo que le haya pasado a quien la haya dicho.
Proponer violaciones "selectivas" a los
derechos humanos ("sólo" para delincuentes) es querer habilitar para
el Estado el "derecho" a ser delincuente, y es dar el paso previo a
la siguiente violación de derechos humanos "no sólo" para los
delincuentes.
¿Hace falta a esta altura repetir que es necesario
combatir el delito sin apelar al
delito?. Parece que sí.
Es posible que el hoy discutido régimen de aplicación progresiva de la pena con
tres periodos (observación, tratamiento y libertad condicional) necesite
modificaciones y su última etapa no siempre se aplique automáticamente a todo
preso que haya cumplido con el tiempo que fija la ley. Y es bueno que se
controle a los jueces que lo aplican. Pero es
fundamental consolidar A este régimen progresivo de la pena,
eficientizándolo.
La marcha del martes 13 podrá dejar un aporte
positivo para Mendoza, si la preocupación
masiva para resolver un problema y el reclamo de soluciones prevalece sobre la
concentración destemplada que -por momentos- preocupó cuando se escucharon
viejas "soluciones" que sólo agravan al problema. Y en
la medida en que la tarea continua y paciente se imponga al apuro superficial.
Estuvieron ambos ingredientes. Creemos que el aporte positivo del martes 13
podrá consolidarse si el
contenido del petitorio presentado y la actitud inicial de la marcha, terminan
prevaleciendo sobre un discurso de tribuna con demasiados visos de desahogo
público personal.
Estuvieron ambos ingredientes. Por ese motivo
afortunadamente- "la gente" (tomada como totalidad) NO salió a
pedir el fin de los derechos humanos.
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