¿Cómo se hace un genio? ¿Nace o se hace, se construye, se forja, se estimula? ¿Quino es un genio? ¿Su visión árida del mundo tiene que ver con el secano mendocino? ¿Su tono oscuro, casi apocalíptico de percibir la realidad fue el resultado de una niñez solitaria y de patio adentro en un barrio de San José, escuchando bombas de la guerra mundial por la radio? ¿O fueron los relatos de exilio y pobreza de una familia andaluza, ácida, trágica, vivaz y exagerada? ¿Mafalda es el reflejo de Teté, su abuela comunista? ¿O simplemente la niña terminó siendo el resultado de todas esas postales juntas, y más?. Mucho más.

Quino con Mafalda / Foto: Unidiversidad.

Cómo funcionó la cabeza del "papá de Mafalda", Joaquín Lavado, Quino, o "Quinito", como lo llamó su seno íntimo hasta el último día de su muerte, el 30 de septiembre de 2020, sigue siendo un gran misterio para muchos y muchas. Quinografía, el documental originado, realizado y producido totalmente en Mendoza tiene que ver con eso: seguir sumando piezas a ese rompecabezas que es Quino, el humorista gráfico, el pensador, el amigo, el colega, el filósofo oriundo de Guaymallén y artista consagrado en el mundo entero.

“Quinografía” recibió recientemente el apoyo institucional y financiero del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA) y ya cuenta con apoyo internacional para la coproducción. No hay fecha exacta de estreno, pero la proyección es para el 2024, según estima el equipo de trabajo, ya acostumbrado al arduo recorrido de la realización audiovisual.

Mariana Guzzante, la guionista de "Quinografía", enseguida aclara que la película se enmarca en dos grandes líneas narrativas: la figura íntima de Joaquín Lavado, Quino, y la universal. El disparador fue una larga e intimista entrevista con el "papá de Mafalda" en su casa de Mendoza durante 2014, cuando el humorista vuelve a su tierra natal definitivamente. Se suma allí y, quizás sea una de las perlitas que más enriquecen la visión sobre el artista, una ronda de entrevistas, hasta ahora inéditas, a sus familiares más cercanos que terminan de completar el sentir y pensar de Joaquín Lavado. 

Mariana Guzzante, guionista de "Quinografía" / Foto: Unidiversidad.

"La genialidad de Quino no surgió de una provincia en particular, si no de su familia, que era muy particular", afirma Guzzante en diálogo con Unidiversidad, 'espoleando' algo de lo que se podrá ver en la película basada en la vida personal, archivos inéditos y obra del mendocino Joaquín Lavado.

“Esa fue nuestra primera certeza luego de hacer el documental. Su genio, su mundo interno no salió de un lugar específico, ni de una provincia particular. Nos dimos cuenta de que salía de esa familia que tuvo, sale de un engranaje familiar muy particular, donde cada miembro de la familia es muy importante en la vida de Quino. Ahí se forjó su personalidad, su forma de ver al mundo, ese niño que ya era callado, tímido, y observador se forjó con un sentido del humor súper andaluz porque toda la familia era andaluza, súper divertidos y graciosos y no paraban de tener humor en las situaciones más cotidianas y trágicas. Nos contaron mil anécdotas en el documental. Con la Guerra Mundial, los ruidos de la bomba en la radio de fondo todo el día”.

Y agrega la guionista: “Lo más importante, creo, fue poder entrevistar a toda su familia. Eso ayudó a que Quino se abriera a contar más sobre sus raíces y así encontrar a un Quino desconocido".

Quino y sus hermanos / Archivo gentileza Mariana Guzzante.

-¿La abuela Teté fue la musa para crear a Mafalda?

-Sin duda, la Teté era una bomba atómica y esta figura tan importante fue confirmada por todos los integrantes de la familia de Quino. Todos hablan de que fue alguien fuera de serie, una mujer fuera de serie de los años 30. Una revolucionaria, militante del Partido Comunista. Juntaba fondos para las causas sociales y políticas. No fue abuela de sangre, fue la segunda esposa del abuelo de Quino. Era la que planteaba en la familia las discusiones en la mesa. Era la figura de la mujer que está todo el tiempo cuestionando la realidad. 

Huérfano de madre y padre en la adolescencia, una de las facetas fuertes de Quino durante la entrevista a él y a sus parientes, fue la del "benjamín", el mimado de la familia, el más cuidado. “Era ´Quinito´ para la familia, el menor, protegido por sus hermanos, tíos", dice Guzzante, y agrega: "Al mismo tiempo, hay una sensación de soledad en ese niño solo jugando en el patio del fondo de una casita de San José, un barrio lleno de inmigrantes y muy lejos de la gran ciudad. Todo estaba lejos en ese entonces. Su visión no sale de una cultura muy territorial. Todo lo contrario”. Sin duda, el humorista mendocino “pudo hacer un regreso mental a Mendoza” en la entrevista porque “contestó muchas preguntas sobre su infancia", adelanta la guionista. 

Quino de joven en Buenos Aires con su carpeta de dibujos / Archivo gentileza Mariana Guzzante.

Por otro lado, la figura de Quino también es construida a través de la voz de sus editores y editoras, sus traductoras en lugares remotos del planeta, que van mostrando a un Quino mucho más amplio y complejo del que solía mostrarse en las contadas entrevistas que dio en vida. Lo mismo ocurre con sus colegas, sus amistades, sus vecinos y vecinas que lo recuerdan. La única de su fuero íntimo que prefirió no salir en cámara en ese entonces fue Alicia, su compañera de toda la vida, fallecida en 2017 y con quien decidió no tener hijos para salvarlos de este mundo, según le gustaba repetir en las notas cuando alguien indagaba en ese aspecto.

Y claro, también se refleja en el film la hipersensibilidad de Quino, "una persona demasiado sensible" —describe Guzzante— y de incansable curiosidad por las diferentes expresiones del arte. "Escuchaba orquestas, iba a todos los museos, se relacionaba con gente del ambiente artístico del país, de París, Milán, Madrid...se alimentaba con todo eso", afirma la documentalista.

Un film con tesoros inéditos y hecho en Mendoza

La película “Quinografía” se realizó bajo la codirección de Mariano Donoso y Federico Cardone; el guión de Mariana Guzzante y la producción de Ciro Novelli (Curandero Films). Por su parte, el periodista y amigo de la familia Lavado y Tejón, Nicolás Sosa Baccarelli, fue quien abrió las puertas al universo Quino y a él se le concedió la entrevista con el padre de Mafalda durante varias horas. “Iniciamos de día y terminamos de noche, y Quino seguía hablando”, recuerda Guzzante. También fue clave la colaboración de la artista plástica Marcela Furlani, pariente de Quino, por el aporte de archivo personal del humorista que pertenecía al acervo familiar. 

Quino durante la entrevista en "Quinografía" / Gentileza Mariana Guzzante.

-¿En ese entonces pensaban que estaban en medio de algo grande?

-Era un sentimiento de responsabilidad, de que estábamos haciendo algo importante para Quino. De hecho, hicimos un adelanto del trabajo editado para que él lo viera. Se viera a él y a su familia. Ese material quedó guardado. Después de un tiempo, ahí dijimos, “che, acá hay algo que está buenísimo”, comprendimos que había algo importante ahí.

-¿Conociste más a Quino a través de él mismo o se conoce más a través de su obra?

-Quino es el reflejo de su obra. En las sucesivas visualizaciones de la entrevista fui entendiendo por qué se reía de algunos recuerdos. Muchas veces se hablaba a sí mismo en la entrevista y después cuando estudiás su obra, te das cuenta que su obra es su vida. Es un pensador, no solo un dibujante, es un filósofo. Las viñetas de Mafalda, las relaciones de poder, la relación con la muerte, la guerra, la violencia… Quino es súper oscuro. Su humor y su visión del mundo son oscuras. 

Contar la historia de Quino, en sus múltiples facetas, y que no se convierta en contenido repetido a lo largo de los años ha sido uno de los grandes desafíos para Guzzante.  “Quino fue una persona demasiado sensible. Tenía la necesidad de escribir desde la emoción y contar todo lo que ya se sabe de manera distinta. Me di cuenta de que hay un montón de “quinos” que él mismo no mostraba. Hay un mundo interior gigante ahí, solo expresado a través de las viñetas. El desafío fue intentar encontrar al Quino menos conocido, y no solo al que le hicieron tantas entrevistas", confiesa la guionista y sueña en voz alta: "Ojalá resulte".