"La filosofía es una herramienta para explorar el mundo infantil"

Walter Kohan es uno de los referentes más importantes al momento de incentivar la enseñanza de esta disciplina desde los primeros años. La sensibilidad de los docentes a la hora de ayudar a los niños y niñas, clave para la educación. Entrevista.

"La filosofía es una herramienta para explorar el mundo infantil"

Foto: gentileza

Sociedad

Unidiversidad

Zulema Usach

Publicado el 19 DE MARZO DE 2019

Walter Kohan es uno de los pocos referentes de Latinoamérica que, dentro de su campo de investigación, ha logrado establecer un puente entre la filosofía y la infancia. Asegura que, lejos de ser un desafío imposible, la enseñanza de esta disciplina desde los primeros años de la vida no solo es posible, sino que es una de las herramientas clave que todo niño o niña debe introducir en su lectura del mundo para construirse, crecer y proyectarse a futuro.

Días atrás, el pensador afincado en Brasil (y nacido en Argentina) llegó al país para brindar su exposición acerca de la importancia de introducir la filosofía en las escuelas. En ese marco, Unidiversidad lo entrevistó con el objetivo de desmitificar esta área del conocimiento tan necesaria y cotidiana.

¿Es posible introducir la enseñanza de la filosofía desde edades tempranas?

Sí, es muy posible. Si pensás que enseñar filosofía es transmitir las teorías de los grandes filósofos, puede ser difícil, pero si pensás que tiene que ver con propiciar un espacio para explorar la dimensión filosófica del pensamiento y de la vida, me parece que sí. De hecho, se hace en muchos lugares. Como todas las cosas, no siempre funciona bien, pero justamente, a partir de la práctica, puede volverse cada vez más interesante. 

¿Qué mecanismos dentro de las aulas podrán generar espacios de reflexión y acercamiento a la filosofía por parte de niños y niñas?

Lo principal es la postura de quien enseña. Para aproximar la filosofía y la infancia, es preciso tener cierta sensibilidad para las dos; sensibilidad y atención con el pensamiento, con las inquietudes y preguntas infantiles y una actitud filosófica en relación con lo que nos interesa pensar cuando nos juntamos a pensar.

 

Walter Kohan nació en Buenos Aires, egresó de la UBA (Universidad de Buenos Aires) con su título de filósofo y más tarde realizó un doctorado en esta disciplina en la Universidad Iberoamericana de México. Su formación continuó en las universidades Paris VIII y University of British Columbia.

Pero su vasta trayectoria no termina allí. En la actualidad es profesor titular de Filosofía de la Educación en la Universidad de Río de Janeiro, donde trabaja la carrera de grado en Pedagogía y en la maestría y doctorado en Educación.

Por eso, es un referente al momento de compartir sus herramientas para que sean aplicadas en las aulas.

¿Cómo debe enseñarse la filosofía para lograr una respuesta activa entre los alumnos/as?

La filosofía es una actividad del pensamiento que trabaja con preguntas y con conceptos. Cuando propiciamos un espacio filosófico, importa compartir preguntas, pensar en lo que estamos interrogando y lo que otros preguntan. Es necesario, además, preguntarnos por nosotros, por la manera en que pensamos y por qué pensamos lo que pensamos. El objetivo es cuestionarnos a nosotros mismos; lo que creemos, la manera en que vivimos. Son las personas que están pensando juntas las que van a decidir cuáles aspectos les interesan más para conversar y problematizar.

¿Qué relación hay entre la filosofía y los interrogantes que se plantean en el ser humano desde la infancia?

Una relación directa. La filosofía surge de esos interrogantes. Cuando se ejercita con otras personas en un contexto como el escolar, puede ayudar a que esos interrogantes sigan vivos. Los podemos pensar de manera más interesante cuando los compartimos con las personas con las que pasamos mucho tiempo. Por eso, la filosofía es una posibilidad para que esos interrogantes nos acompañen toda la vida.

¿Debe dictarse como materia en sí o de manera transversal entre los contenidos?

Es un tema difícil. Si la escuela no fuera disciplinar, sería muy interesante que la filosofía tampoco lo fuera, porque en una escuela distinta de la que tenemos sería más potente que las materias se dieran transversalmente y no aisladamente, pero la escuela no funciona así. Las cosas que no ocupan un lugar disciplinar en las escuelas que tenemos corren el riesgo de no existir. Entonces, depende un poco de la propuesta curricular de las instituciones educativas.

¿Cuál es la importancia de esto?

Es de la mayor importancia si nos preocupa que las personas puedan educarse con un espacio para poder profundizar sus inquietudes y dar más atención a su pensamiento. En otro sentido, es algo que puede ser visto como improductivo, inservible, porque no produce algo concreto ni califica directamente para una profesión o un oficio, pero si se trata de educar para la vida, la filosofía acompañando a la infancia tiene mucho que hacer.

¿Qué recomendaría a los docentes que deseen incluir estos contenidos en sus clases?

La filosofía, como cualquier otra disciplina, tiene contenidos, pero cuando se reúne con la infancia es más bien una relación –de inquietud, pregunta, curiosidad– con los contenidos, no solo de filosofía sino de cualquier otra disciplina. Para invitar a otros a esa posición, es casi necesario que uno mismo practique esa filosofía. O sea que, tal vez, la principal condición para poder enseñar filosofía en este sentido es estar uno mismo inquieto, curioso, con preguntas, y mostrar también atención y sensibilidad para las inquietudes de niños y niñas. La filosofía en su encuentro con la infancia requiere más que nada sensibilidad y atención.

¿Con qué aspectos de la vida puede relacionarse la enseñanza de la filosofía en los primeros años de formación?

Con todos, o casi todos… No se me ocurre alguno que a priori podamos decir que no se puede relacionar con la enseñanza de la filosofía. La filosofía tiene esa gracia, que es también una dificultad para algunos: no tiene un objeto definido; como es una relación con los contenidos, en verdad, cualquier cosa puede ser objeto de problematización filosófica. El sentido se verá después, nunca antes.

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