Mientras Sergio Marinelli, titular del área de Servicios Públicos del gobierno de Alfredo Cornejo, defendía frente a los diputados oficialistas y opositores el proyecto que busca convertir a la EPTM en una Sociedad Anónima con el 100 % de las acciones estatales, en la puerta de la Legislatura los trabajadores manifestaban su descontento y el temor de que se pierdan cientos de fuentes de trabajo. A pesar de que el funcionario, apoyado por empleados de la secretaría que dirige, explicó detalladamente por qué esto no sucederá, los delegados gremiales insistieron en expresar la desazón que este cambio les produce y lo interpelaron en varias oportunidades durante la reunión.

El proyecto

La idea del gobierno es dar de baja a la EPTM y reconvertirla en una Sociedad Anónima, sin participación de los empleados y cuyo funcionamiento se asemeje al de Aysam. Consultado acerca de si se van a poder vender las acciones a grupos privados, el funcionario explicó que la empresa tendrá libertad para tomar decisiones, pero la intensión es que las acciones queden en manos de la provincia.

En cuanto a las razones por las que se quiere realizar este cambio, Marinelli argumentó que la EPTM es deficitaria. Tal y como lo expresó, “genera más problemas que soluciones para los que utilizan este medio de transporte”.

Según un relevamiento realizado por la propia Secretaría, existen 37 colectivos que funcionan y la empresa tiene 480 empleados. Es decir que hay aproximadamente 12 trabajadores por unidad.

La S.A. de Transporte tomará 200 empleados, en su mayoría choferes y mecánicos. Los demás serán reubicados en otras áreas del Ejecutivo. Los que no quieran, podrán optar por retiro voluntario, jubilación o directamente se los indemnizará. Lo que queda claro es que 280 personas no serán parte de la nueva empresa.

Con respecto a los dichos de Marinelli, quien además prometió una flota de nuevos colectivos eléctricos, híbridos y más modernos, el que más se quejó fue el delegado de troles, Jorge Chávez. Este representante gremial lo cuestionó diciendo que eran falsas las promesas de que no se echaría a ningún trabajador. “Nos quieren mentir como a los judíos, que los llevaban engañados a las cámaras de gas”, enfatizó.

En tanto, desde la oposición hubo dudas que no quedaron completamente respondidas, por lo que probablemente el tratamiento del proyecto no se produzca la semana próxima, como quiere el gobernador, sino que se puede demorar algún tiempo más.