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25 DE NOVIEMBRE DE 2024
El periodista mendocino Rodolfo Braceli comparte lúcidos conceptos sobre comunicación, lenguaje y periodismo.
Foto: Axel Lloret
Rodolfo Braceli, poeta, ensayista, novelista, dramaturgo, cineasta, se da el lujo –en tiempos difíciles- de saberse periodista. Nació en Luján de Cuyo en 1940, pero vive y trabaja en Buenos Aires desde 1970.
Varios de sus libros fueron traducidos al inglés, francés e italiano. Algunos son textos de estudio en escuelas de periodismo, talleres de teatro y en universidades argentinas y de los Estados Unidos. Sus Reportajes Latinoamericanos aparecieron en diarios y revistas de 23 países y en 9 idiomas.
¿De qué se tiene que servir el periodismo de la literatura?
Yo creo que la primera obligación es escribir en castellano. Siempre se habla de la ética, pero también existe la ética de la sintaxis. Es un pequeño detalle, bastante olvidado por los que escriben, por los que están en la televisión y por los que están en la radio. Creo que hay que volver a escribir y a hablar en castellano.
Tenemos comunicadores, periodistas estelares, súper premiados, muy famosos, muy exitosos que dan pena cómo se expresan. Por ejemplo: mueren 18 personas en un accidente en la ruta y desemboca la noticia con la frase: “Qué terrible”; se roban un cuadro del museo nacional: “Qué terrible”; hay una inundación: “Qué terrible”; el tomate subió a 13 pesos el kilo: “Qué terrible”. En otras palabras, es terrible la anemia.
Un periodista tiene que leer, mirar, tener los cinco sentidos despiertos todos los días. Antes de irse de la casa, así como uno se fija si se lleva el pañuelo y el documento de identidad, tiene que fijarse si lleva los 5 sentidos. No olvidemos que también un distraído es cómplice de todas las macanas y barbaridades que pueden suceder en el mundo. La distracción es peor que la censura.
En este momento, ¿la sociedad se plantea más la subjetividad de los medios y de los periodistas?
Es que el asunto de la objetividad es una gran trampa, ya que es imposible. Cuando yo elijo hacer esa nota y no otra ya es un hecho subjetivo. Cuando yo estoy haciendo un reportaje y pongo esta pregunta al comienzo y aquella al final, es un hecho subjetivo. No creo que haya nada más tramposo que un periodista que se dice objetivo; yo preferiría hablar de la buena fe, de la buena leche o de la mala leche. Es lo mismo que las críticas: hay críticas gozosas y hay críticas preocupadas; uno puede criticar algo celebrándolo, gozándolo como hacen determinados políticos o políticas que anuncian catástrofes con sonrisas en los labios y en la mirada, o puede criticar eso de una manera preocupada.
¿Cómo cree que colabora este actuar con buena leche o mala leche de los periodistas en la sociedad?
Yo hablo de los "medios de descomunicación". Hay medios de comunicación, de incomunicación (que son los que te atoran y te distraen) y medios de descomunicación. Han influido en la sociedad desde siempre. Han manejado la comunicación, cuatro o cinco pulpos, algo así como el 80% de la comunicación y han dicho con impunidad lo que se les ha dado la gana. Con la nueva Ley de Medios Audiovisuales, que desde hace décadas se viene discutiendo y tirando al cajón, se abre la posibilidad de otro escenario y, por supuesto, de mejorar la ley. Una normativa es una cosa viva, pero con la reacción de los pulpos que te señalaba, se demuestra lo necesaria que era esta ley.
rodolfo braceli, comunicación, periodista, distracción, medios,
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