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Desarrollar una maternidad que parte de la reproducción asistida es un gran desafío. Los prejuicios, las obras sociales y los grises en la ley complican el cumplimiento del deseo.
Anabella y Felipe, un amor que superó cualquier barrera
Unidiversidad/ Ángeles Balderrama
Publicado el 21 DE JUNIO DE 2019
Anabella Franco (41) se desempeña como administrativa y hace dos años empezó el tratamiento de fertilización en nuestra provincia. Actualmente, con su hijo Felipe, de 1 año de edad, comentó a Unidiversidad todo el proceso al cual se enfrentan las mujeres que deciden embarcarse en la maternidad siendo solteras. Además, ella es la creadora de una página que reúne a más de 30 mujeres que pasaron por el mismo procedimiento en Mendoza.
“Toda mi vida pensé en formar una familia con madre, padre e hijos, pero estuve en pareja como siete años intentando quedar embarazada y nunca lo logré. Después me separé, para ese momento yo tenía 37 años y dije: 'Y ahora, ¿qué hago?' Ya me sentía grande y conocer a alguien llevaba mucho tiempo, no podía decirle a los cinco días que quería un bebé. En ese momento pensé: 'Voy a cumplir el deseo de ser madre sola'”, comentó la flamante mamá.
Anabella indicó que el apoyo de sus padres fue fundamental para terminar de decidirse y acercarse al centro de fertilización. Si bien en 2017 la Ley 26862, conocida como Ley de Reproducción Médicamente Asistida, ya estaba en vigencia, al inicio tuvo complicaciones con el reconocimiento y cumplimiento de ese derecho.
“Primero comencé con una obra social que me dio mil vueltas, después decidí pagar otra obra social que sabía que te cumplía todo bastante rápido. Preferí pagar más para tener mayor tranquilidad. El tema de las obras sociales es complicado. La mayoría de las chicas del grupo tuvo problemas porque no les reconocen los medicamentos o porque les daban un tope de tratamiento de por vida, cuando en realidad es por año lo que especifica la ley. Al final, si vos la seguís luchando, terminás en un recurso de amparo que te desgasta. Es terrible por lo que pasás”, indicó Anabella.
Priorizando su tranquilidad antes que el dinero, inició el tratamiento. En su caso particular, fue una donación por ambas partes, ovodonación y espermodonación. Desde el centro de fertilización le indicaron que debía comenzar un tratamiento psicológico para enfrentar todo el proceso.
“Al principio lo odié, pero la verdad es que me sirvió para masticar muchísimo el hecho de saber que lo iba a tener sola y que yo no iba a poder hacer el tratamiento con mis óvulos. Es muy duro para una mujer saber eso. Por suerte, en el primer intento se dio, fue muy bueno. Mi hijo Felipe tiene un año y tres meses. Nació en marzo de 2018”, comentó con mucha emoción Anabella.
Después de un encuentro sobre Madres Solteras por Elección, una mujer la contactó a través de sus redes sociales y le comentó que existía un grupo de madres que se reunía para hablar sobre las experiencias de la maternidad por donación.
“Nos empezamos a poner en contacto y después yo creé una página en Facebook. Se me ocurrió crearla porque me puse en el lugar del otro, y a mí me hubiese encantado en el momento de iniciar el tratamiento poder conocer a alguien que hubiera pasado por lo mismo para hacerle millones de preguntas”.
El conflicto con la Ley 26862
Si bien las madres indican que se avanzó sustancialmente en algunas cuestiones que implica la ley, algunos artículos todavía no están claros. Anabella afirma: “Hay muchos grises en la ley”.
“Al momento de anotar el nacimiento, a algunas les piden los consentimientos del tratamiento, a otras no les piden nada y a algunas se les exige que sea protocolizado por un escribano (que sale entre $ 2000 y $ 5000). Cuando fui a anotar a Felipe, me preguntaron el nombre de la madre y el padre, y les dije que no tenía. Al tiempo me llamaron los del juzgado de Godoy Cruz porque creyeron que mi hijo tenía un padre y que yo le estaba negando su derecho a la identidad. Al explicarles que era madre soltera por elección, me respondieron que era el primer caso y que no sabían qué tenían que hacer”.
Fertilización asistida: para algunas sigue siendo una odisea
La Ley impone la cobertura total de los tratamientos, pero varias personas alertan por complicaciones con algunas obras sociales.
Otro de los puntos conflictivos es el restante de las muestras del donante. Las integrantes de la página “Madres Solteras por Elección Mendoza” comentaron a este portal: “Se supone que tienen que dejar unas muestras para gestar otro bebé”.
“Una de las chicas fue a averiguar y le dijeron que lamentablemente no había más muestras, y que en todo caso tenían que pedirle al donante. Para eso era necesario abonar $ 10 000 y otros gastos. Evidentemente hay un comercio detrás de eso”, indicó una mamá del grupo.
Aunque existen problemas, la recompensa es más grande
Más allá de todos los conflictos y dificultades en el acceso a la fertilización, quienes lograron concebir a sus hijos consideran que es un acto de amor. “Todos dicen que soy un orgullo por ser madre soltera, que tengo mucha fuerza. Yo la verdad es que lo veo como un acto completamente de amor”, concluyó Anabella Franco.
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