El endeudamiento al que debe recurrir el Gobierno aparece con toda claridad en las cifras divulgadas por el Indec en el balance de pagos del primer trimestre de 2017. A marzo de este año, la deuda pública externa había crecido hasta los 128 482 millones de dólares, en comparación con los niveles de 91 529 millones de dólares registrados un año antes.

Este salto de nada menos que el 40 % en un año tiene distintas explicaciones, a saber:

1. La emisión de bonos por más de 10 000 millones de dólares para cancelarles cash a los holdouts en abril de 2016. Esta decisión sacó a la Argentina del default y abrió las puertas para nuevo financiamiento. La gestión fue llevada adelante por el actual ministro de Finanzas, Luis Caputo.
2. Las refinanciaciones de bonos que vencen con la colocación de nuevos títulos. Estas transacciones no representan un incremento del stock de la deuda, sino una modificación en el perfil de vencimientos y mejores condiciones de tasas de interés.
3. La necesidad de financiamiento externo para hacer frente al rojo de las finanzas públicas. Aquí no se incluye la deuda contraída internamente por el Gobierno, en moneda doméstica.
    

Estancamiento de la deuda externa privada

Pero a pesar de que el mercado internacional se mantuvo abierto durante todo el período para nuevas colocaciones, el sector privado prácticamente mantuvo inalterado su nivel de endeudamiento con el exterior en 33 800 millones de dólares. Esto significa que, a pesar de que hubo nuevas colocaciones de deuda, básicamente sirvieron para enfrentar vencimientos, ya que no se observó un aumento en el monto neto en las emisiones de bonos.

Por otro lado, la deuda externa entre empresas relacionadas, vinculadas con inversiones extranjeras directas, disminuyó en 4000 millones de dólares y se ubicó en 22 742 millones de dólares. De esto se desprende que, en realidad, fue el sector público el que aprovechó exclusivamente esa posibilidad, mientras que la falta de proyectos de inversión mantuvo a las empresas y bancos alejadas del crédito externo.

Del balance de pagos surge, además, un fuerte deterioro del déficit de cuenta corriente, que saltó de 4900 millones de dólares en el primer trimestre de 2016 a 6800 millones de dólares en igual período de 2017. Semejante incremento se explica, sobre todo, por un aumento del déficit en la balanza de servicios, en especial por los mayores gastos de los viajes al exterior.