La inteligencia artificial (IA) despierta emociones encontradas en la sociedad actual. Mientras que muchos desconfían de su impacto en la vida cotidiana, lo cierto es que la gran mayoría termina utilizándola de alguna forma, incluso sin darse cuenta. Un reciente estudio realizado en los Estados Unidos revela esta aparente paradoja: aunque la IA genera recelo en múltiples aspectos, casi todos recurren a ella para facilitar tareas en su vida diaria.

Según la encuesta, la mayoría de los estadounidenses perciben la inteligencia artificial como una amenaza.

Percepción negativa: desconfianza en la IA

De acuerdo con una encuesta de Gallup en colaboración con Telescope, el 72 % de los estadounidenses tiene una percepción negativa sobre el impacto de la inteligencia artificial en la difusión de información, argumentando que puede propagar datos falsos. Además, el 64 % cree que la tecnología debilita las conexiones sociales, mientras que el 60 % teme que reducirá las oportunidades laborales. La seguridad nacional también preocupa: más de la mitad de los encuestados considera que la IA podría comprometerla.

Sin embargo, hay un campo donde la opinión es más favorable. El 61 % de los encuestados ve con buenos ojos el uso de la inteligencia artificial en el diagnóstico y tratamiento médico, pues reconoce su potencial para mejorar la atención sanitaria.

El 99 % de los encuestados ha utilizado herramientas potenciadas por la IA en su rutina diaria.

El uso cotidiano de la IA: una contradicción evidente

A pesar de estas reticencias, el estudio muestra que casi todos los estadounidenses utilizan algún producto basado en inteligencia artificial. Cuando se les preguntó específicamente por el uso de herramientas impulsadas por esta tecnología, como asistentes virtuales, aplicaciones de navegación, plataformas de redes sociales o servicios de compras en línea, el 99 % afirmó haber usado al menos uno de ellos durante la última semana. Más sorprendente aún, el 83 % utilizó al menos cuatro de estas herramientas en el mismo período.

Este dato evidencia que, aunque las personas tienden a criticar la IA, la emplean constantemente, ya sea para buscar direcciones, consultar el clima, interactuar en redes sociales o realizar compras en línea. Muchas de estas acciones están tan integradas en la rutina diaria que, para algunos, pasan desapercibidas como tecnología de inteligencia artificial.

El 72 % de los ciudadanos desconfía de esta tecnología

¿Por qué esta dualidad?

La contradicción entre el rechazo y el uso de la IA puede explicarse por varios factores. En primer lugar, la desconfianza suele estar vinculada a los riesgos percibidos: la posibilidad de perder empleos, el temor a la desinformación o la preocupación por la privacidad. Sin embargo, estas inquietudes no siempre superan la necesidad de herramientas prácticas y eficientes que faciliten la vida diaria.

En segundo lugar, la falta de conocimiento sobre lo que constituye la IA también juega un rol importante. Muchas personas no identifican aplicaciones comunes, como Google Maps o Alexa, como productos impulsados por inteligencia artificial, lo que diluye su percepción del uso real de estas tecnologías.

Por último, el impacto de la IA en sectores esenciales como la salud refuerza su aceptación en áreas específicas. El potencial de mejorar diagnósticos y tratamientos médicos actúa como un contrapeso frente a las preocupaciones generales sobre su aplicación en otros ámbitos.