La construcción sostenible avanza a paso lento en Mendoza
Profesionales de la provincia coincidieron en que existen avances, pero falta unificar criterios, medir indicadores clave, evaluar resultados y contar con políticas públicas de incentivo y control. Lo expresaron en las Jornadas Internacionales de Construcción Sostenible, cuya sede fue la UNCUYO.
Un grupo de profesionales coincidió en la necesidad de evaluar los resultados de los cambios. Foto: Unidiversidad
¿Es sostenible la construcción en Mendoza? Las exposiciones que brindaron referentes mendocinos durante un encuentro que organizó la UNCUYO, entre otras instituciones, permitieron aproximarse a una respuesta: existen iniciativas, esfuerzos, materiales y formas novedosas, proyectos e investigaciones, pero falta, entre otros aspectos, unificar criterios, medir indicadores clave, evaluar resultados y contar con políticas públicas de incentivo y control.
Las Jornadas Internacionales de Construcción Sostenible: De la visión a la acción en Economía Circular fueron el ámbito en el que referentes nacionales e internacionales expusieron sus conocimientos, los avances y desafíos para lograr la sostenibilidad en la construcción. Es decir, obras con técnicas constructivas innovadoras, materiales alternativos, de bajo impacto para el ambiente, que disminuyan la demanda energética, de agua, la cantidad de residuos, así como su vida útil, entre otros aspectos.
El encuentro fue una de las acciones previstas por la Red Iberoamericana Ecoeico (Cyted) que, a nivel regional, organizaron la UNCUYO, a través del Centro de Sostenibilidad e Ingeniería de Residuos (Ceirs) de la Facultad de Ingeniería, el Área de Vinculación y Transferencia Científico Tecnológica, la red Siconm y el Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (Inahe) del CCT Conicet Mendoza.
Una segunda pregunta respecto del tema es por qué el sector debe avanzar hacia una construcción sostenible. Las conclusiones del informe "Materiales de Construcción y el Clima: Construyendo un Nuevo Futuro", que publicó la ONU en 2003, brindan la respuesta: el sector es responsable de 37 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
En ese estudio, se sugirieron tres vías de actuación resumidas en tres palabras clave: evitar la extracción y producción innecesarias, cambiar a materiales con bajas emisiones de CO y mejorar la descarbonización de materiales convencionales. Se detalló que la rehabilitación y los edificios reutilizables son preferibles a la demolición y las nuevas construcciones.
Mercante aseguró que una de las falencias a nivel local es la falta de datos, de indicadores clave, que permitan tomar decisiones. Foto: Unidiversidad
El ser humano, en el centro
El auditorio colmado de la Nave Cultural fue una muestra del interés que existe por la temática en todos los sectores relacionados con la construcción, tanto públicos como privados. Sus referentes escucharon las exposiciones de profesionales internacionales, nacionales y mendocinos, hicieron aportes y mostraron sus experiencias, tendientes a lograr el desafío de desarrollar obras sostenibles.
Hubo coincidencias entre quienes expusieron: en el centro de cualquier proyecto deben estar el ser humano, la mejora de su vida cotidiana y la necesidad de formar redes colaborativas en las que participen todos los sectores: el científico-tecnológico, el privado y los gobiernos en sus distintos niveles, que permitan tomar decisiones sobre la base del conocimiento.
Hubo otras coincidencias: el esfuerzo de un solo sector no alcanza, sino que es necesaria una coordinación; las certificaciones de otros países no se pueden importar libremente, ya que se deben adecuar a la realidad de cada lugar y población, además de evaluar las políticas públicas para analizar si se requieren modificaciones.
Además de las charlas, el sector privado mostró sus avances en cuanto a nuevos materiales y formas constructivas. Foto: Unidiversidad
Los desafíos de Mendoza
En las jornadas expusieron varios referentes locales, tanto del sector científico-técnico como de la industria e integrantes de organismos oficiales relacionados con la temática. Hubo un hilo conductor en cada una de las charlas: la idea de que en Mendoza existen distintos grados de construcción sostenible, que se hacen esfuerzos, pero que aún hay un enorme camino por recorrer.
La coordinadora del Centro de Estudios de Residuos Sólidos de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, Irma Teresa Mercante, compartió esa visión. Dijo a Universidad que la mayor debilidad de Mendoza es la falta de datos, de indicadores que consideró esenciales para tomar decisiones, como la cantidad de materiales, el consumo energético o los residuos por metro cuadrado que genera una obra, entre otros aspectos.
Mercante compartió otro concepto con el grupo de profesionales que expuso y fue la importancia de encontrar espacios como el de las jornadas que se realizaron en Mendoza, vitales para compren qué se hizo, qué falta e intercambiar experiencias. También, la centralidad del sector científico y tecnológico, no solo como impulsor de la discusión y el cambio, sino por el conocimiento que genera y que debe estar al servicio de la sociedad.
La doctora en ingeniería de la UNCUYO Clarisa Alejandrino expuso sobre circularidad en la construcción industrializada. Foto: Unidiversidad
Clarisa Alejandrino, doctora en Ingeniería de la UNCUYO, compartió parte de ese conocimiento y los resultados de su aplicación práctica en la charla sobre circularidad en la construcción industrializada, moderna o en seco. Explicó que esta tiene enormes beneficios, especialmente, la posibilidad de realizar una serie de procesos en planta, como el diseño, la certificación y el control, así como la posibilidad de reducir el tiempo de obra y evitar los residuos, ya que se concentran en el lugar de producción.
Alejandrino también mostró un caso concreto de una construcción industrializada en Mendoza en la que el equipo se planteó ocho estrategias para mejorar la sustentabilidad, que luego evaluaron sobre la base de 11 indicadores de circularidad, algunos de los cuales obtuvieron buena performance, como la recirculación de efluentes y la automatización del curado, pero, al mismo tiempo, otros no dieron buenos resultados en cuanto a la eficiencia energética.
La doctora en Ingeniería subrayó que la construcción industrializada tiene enormes ventajas respecto de una tradicional, pero señaló que aún falta mucho para lograr una verdadera sustentabilidad y circularidad, ya que es necesario realizar evaluaciones y contar con indicadores respecto de los materiales, del proceso y de la eficiencia respecto de la utilización de recursos estratégicos como el agua y la energía.
Quienes expusieron coincidieron en asegurar que en el centro de todas las mejoras deben estar el ser humano y su vida cotidiana. Foto: Unidiversidad
Evaluar el impacto
Otro aporte central para comprender la realidad local fue el de la vicedirectora del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (Inahe) del CCT Conicet Mendoza, Érica Correa, que planteó que, frente a la crisis climática y al aumento constante de la temperatura, la respuesta es avanzar hacia ciudades sostenibles. Sin embargo, dijo que ese objetivo es imposible de alcanzar mientras no se cambie en forma radical la manera de construir, que, según su visión, aún no se modificó significativamente.
La investigadora principal del Conicet compartió los resultados de experiencias que monitorearon desde el instituto, en las que evaluaron la eficiencia energética de distintos proyectos constructivos, incluidos sus materiales. Subrayó que las intervenciones que realizaron fueron una prueba de que no se necesitan grandes inversiones para lograr un cambio en cuanto a la eficiencia energética, sino que lo imprescindible es analizar en detalle todos los componentes de una obra antes de tomar las decisiones.
“Muchos de nuestros fracasos se basan en creer que, si cumplimos en forma lineal con algunos ítems, lograremos eficiencia, pero no es así, porque algunos se contraponen. Por eso, es necesario evaluar y analizar cada componente para tomar decisiones”, expresó.
Correa destacó la necesidad de contar con indicadores y datos certeros que permitan no solo tomar decisiones respecto de una obra, sino también delinear política pública. Consideró que esa es la base sobre la que se puede evaluar el impacto real de un cambio y decidir si se sostiene o es necesario hacer modificaciones.
Al finalizar su exposición, la doctora en Ciencias brindó recomendaciones para avanzar hacia la construcción sostenible. Las más destacadas fueron: poner en marcha una coalición de actores y estrategias que marque el rumbo; que los gobiernos unifiquen criterios obligatorios de eficiencia energética en la construcción a lo largo de todo el ciclo de vida útil; que el sector privado aumente su inversión para lograr obras sostenibles; que todos los sectores involucrados en la construcción aporten innovación en cuanto a materiales y procesos para bajar las emisiones, y que se brinden incentivos y financiamiento, no solo para quienes concreten proyectos, sino también para los consumidores que opten por comprar materiales y artefactos de menor consumo.
La investigadora de Conicet Érica Correa dijo que, frente al cambio climático, la única respuesta es avanzar hacia ciudades sostenibles. Foto: Unidiversidad
Nuevas forma para la vivienda social
El director del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), Gustavo Cantero, fue otro de los profesionales que expuso los avances y los desafíos en relación con la construcción sostenible. Contó que, a partir de 2020, promovieron dos tipologías nuevas de construcción de casas sociales, una con paneles y otra con un sistema tradicional denominado quincha, y que ambos se utilizaron en el 30 % de las 3600 casas que ejecuta el organismo.
Cantero explicó las ventajas de estas formas de construcción; entre ellas, la calidad, la sustentabilidad, la resistencia de los materiales, además de la rapidez con la que se concreta la obra.
El funcionario habló también de los desafíos de Mendoza para avanzar en construcciones sostenibles. Dijo que es necesario unificar los códigos de edificación de las comunas, evaluar el comportamiento de estas nuevas técnicas y materiales para tomar decisiones certeras con base en el impacto real y continuar con la capacitación del recurso humano en estas formas nuevas de construcción.
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