La comodidad de tan solo darle "play": ¿perdió la piratería?
Netflix, Spotify o las plataformas "gamers" se han convertido en la elección favorita de la gran mayoría de usuarios y usuarias, dejando de lado otras maneras "ilegales" de consumir contenidos culturales. ¿Por qué se produjo esta "victoria" de la legal? Hablamos con referentes del mundo tecnológico y con abogadas especializadas.
Para la mayoría de las industrias audiovisuales, la piratería ya no es un problema a tener en cuenta. Foto: ilustrativa
No cabe duda de que todas las personas alguna vez descargamos de internet algo que no era ciento por ciento legal. Si bien no es algo para enorgullecerse, tampoco es para condenarlo de manera tan tajante. Es que son muchas las cosas que se deben de poner sobre la mesa para debatir hasta dónde está en regla lo que descargamos de internet y hasta dónde no lo está.
Mientras tanto, podemos afirmar que el boom de la piratería ya pasó y que, si bien todavía existe, cada vez son menos las personas que se dedican a este método, ya sea por conciencia, por moralidad o por mera comodidad. Es que las plataformas de streaming –series, películas, música y videojuegos– han avanzado tanto que ya no es prácticamente necesaria la utilización de este método.
Si bien las condiciones económicas en nuestro país no son favorables, hoy en día no es desorbitante –económicamente hablando– adquirir un servicio mensual o suscripción de estos contenidos culturales. Inclusive, ya casi no tenemos tiempo de consumir la cantidad de series, películas, música o videojuegos que pagamos en nuestras suscripciones.
Es por ello que desde Unidiversidad nos propusimos entender qué cambió desde la explosión y consumo de contenidos de manera ilegal a esta realidad actual de streaming permanente.
La crisis económica: ¿puede ser una puerta de acceso a la piratería?
Desde que llegó internet a nuestros hogares, se abrió un gran debate entre lo que era legal consumir desde la red y lo que no, si está bien o está mal, y si es condenable descargar gratuitamente contenido que esté protegido por copyright. No debemos desatender que la realidad económica y la poca y escasa inversión de internet y tecnología en nuestro país produjo que la piratería se hiciera un lugar entre la población. Este enfoque nos ha llevado a una mirada de “buenos y malos”, pero que en realidad divide la categoría entre quienes tienen acceso a contenidos culturales y quienes no.
Desde Unidiversidad entrevistamos a Alejandro Iparraguirre, coordinador de videojuegos en el Ministerio de Cultura de la Nación y fundador en FundAV (Fundación Argentina de Videojuegos), que comentó: “A nivel cultural, las nuevas generaciones ya no hablan de piratería y no entienden o vivieron esa explosión que tuvo la industria en su momento. En esa época, por lo general, las personas se volcaban a la piratería para consumir bienes culturales a los que, de otra forma –sobre todo, por la cuestión económica–, no hubieran podido acceder. Es por ello que considero que la piratería no tiene que ver con personas que tienen la intención de robar, sino tan solo de consumir y elegir contenidos culturales”.
“Para garantizar este acceso a los bienes culturales está el Estado, que es el que debe promover que los estratos de la sociedad (que tienen cierta vulnerabilidad) tengan el derecho a poder acceder a música, películas, videojuegos. Es decir, los bienes culturales producidos. Por ende, analizar la piratería como personas que quieren robar me parece un análisis muy pequeño”, continuó Iparraguirre.
Por otro lado, consultamos a Ariadna Luján Martínez y Sol Milagros Pino Gonzales, abogadas de Legaltech y especialistas en derecho tecnológico, para que aporten una mirada desde la legalidad.
“Es necesario concientizar y hacer entender a los consumidores que no porque esté al acceso del buscador de Google todo es seguro, que corren riesgo los datos personales de quienes navegan en páginas de piratería y que puede ser peligroso el acceso. Con respecto a la conectividad, va más por un tema de políticas públicas destinadas a mejorar la calidad y el acceso al servicio de Internet, pero lo cierto es que aún se puede encontrar contenido de entretenimiento gratuito y seguro en redes sociales”, destacaron desde Legaltech.
“En realidad, con la pandemia y la necesidad de encontrar entretenimiento dentro de casa, el problema de la piratería renació un poco para la industria audiovisual. También es real que durante ese tiempo, y en la actualidad, creció la popularidad de las plataformas de streaming”, afirmaron desde Legaltech.
Las redes sociales como un lugar de refugio para la piratería
La piratería siempre busca su propio espacio: cuando algunas puertas se cierran, otras se abren. Este es el caso de las redes sociales, y más precisamente de Telegram, que se ha convertido en el refugio para miles de personas que desean descargar contenidos no autorizados.
Conocimos el caso de Malena, que usa Telegram para descargar algunos libros y utilizarlos en su Kindle: "Para descargar libros, utilizo un bot que me brinda la posibilidad de acceder a una biblioteca virtual muy completa. Al principio, a esta biblioteca la empezaron a dar de baja, obviamente, porque infringe derechos de autor; con el correr de los días, fue reapareciendo con el mismo nombre, pero un número ascendente que lo acompañaba cada vez que le daban de baja al servidor anterior. Además, he notado que, en el último tiempo, las medidas de seguridad se han vuelto más estrictas, ya que antes el bot funcionaba más meses, y hoy cambia constantemente".
Para las abogadas de Legaltech, este "refugio de la piratería" en las redes sociales es inevitable y siempre la ley llega más tarde que la descarga de contenidos. “La piratería se extiende por donde la tecnología y los usuarios se lo permiten. Hace poco, un organismo estadounidense antipiratería envió una carta a un tribunal de California para solicitar los datos de cuentas de Twitch, ya que estas ofrecían películas pirateadas vía streaming, lo que es muy común en estos días. También hubo oportunidades en las que Telegram ha sido obligado a bajar canales de contenido ilegal en distintos tribunales del mundo, pero los usuarios siempre se las ingenian para seguir alcanzando este tipo de contenido”.
La industria de los videojuegos no piensa en la piratería
Muchas veces hemos escrito que los videojuegos son la industria más creciente en cuanto al contenido audiovisual, pero ¿le ha podido ganar la batalla a la piratería? Para Alejandro Iparraguirre, la piratería no es un problema en la actualidad.
“Para empezar, casi ya no hay un mercado retail –lo que se llama el mercado de juegos físicos–; por ende, la mayoría de lo que se juega es digital. Por otro lado, en el caso de los videojuegos, se está volcando el mercado a las plataformas de dispositivos móviles al PC. Otro de los cambios tiene que ver con la monetización de los videojuegos, ya que estas formas de pagar los títulos también fue cambiando y evitando el tema de la piratería”, señaló Iparraguirre.
“Los videojuegos y cualquier producción cultural no son gratis, eso es obvio, pero lo que debemos entender es que la conectividad y la posibilidad de acceder a los bienes culturales deberían ser un derecho. Ahora bien, dentro de estas industrias de contenido audiovisual, existe un montón de gente que trabajan arduamente y que tiene que percibir un sueldo o remuneración. Por lo tanto, en algún momento alguien debe pagar por los bienes culturales, y eso está bien”, finalizó Iparraguirre.
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