La Argentina Comic Con (ACC, Comic Convention = Convención de cómics) es el evento más grande e importante de cómics, cine, televisión y cultura pop en el país, donde comenzó a realizarse en el año 2013. Sin embargo, a nivel internacional, sus orígenes se remontan a 1970 en San Diego, Estados Unidos. Este año se hizo los días 20, 21 y 22 de mayo en el Centro Costa Salguero.

En esta quinta edición, los invitados de honor al evento fueron los actores internacionales Robert Englund (Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street, 1984) y Billy Boyd (Pippin en El Señor de los Anillos, 2001). La industria nacional también se hizo sentir: se reencontraron, después de 13 años, los actores de Los Simuladores –Federico D’ Elía, Diego Peretti, Alejandro Fiore y Martín Seefeld–, la exitosa serie televisiva creada por Damián Szifrón. El director también asistió a la convención, para sorpresa del público, ya que su presencia no se había anunciado.

Aunque aún no hay números oficiales disponibles, si se suman la cantidad de personas que fueron al Pabellón 5 de Costa Salguero, probablemente lleguen a más de un millón. Sobre todo los días sábado 21 y domingo 22 era difícil circular y más de un asistente quedó atascado entre el montón de gente por momentos.

Pero todo valía la pena: para un fan de la cultura geek es emocionante caminar por un enorme salón y ver tantas personas disfrazadas de sus personajes ficticios favoritos, conocer a sus ídolos internacionales y sorprenderse con la enorme cantidad de gente que comparte el mismo sentimiento. Para un mendocino también eran increíbles los productos que actualmente, en la provincia, son difíciles o imposibles de conseguir, como algunos cómics, libros de animé.
 

Los mejores momentos

Los paneles y meet & greet con Robert Englund y Billy Boyd: Conocer a ídolos internacionales no tiene precio; sacarse una foto y obtener un autógrafo de ellos, mucho menos. La ACC brindó la oportunidad a todo el público de escuchar entrevistas y hacer preguntas, con entrevistador y traductor de por medio, a Englund y Boyd. El actor de El Señor de los Anillos incluso cantó a capella la primera estrofa de la canción principal de la banda sonora de El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos. Además, si se pagaba la entrada VIP, se podía conocer a alguna de las estrellas de Hollywood, o una u otra. Se vio a varias personas emocionadas hasta las lágrimas luego de estas ocasiones y ambos actores demostraron su grandeza a través de la humildad y amabilidad que tuvieron con los presentes.

Billy Boyd se despidió del país a través de Twitter: "Adiós Argentina. Qué momentos tan fantásticos. Gracias a cada uno de los que conocí, especialmente a la maravillosa gente".

El homenaje a Los Simuladores: Aún no ingresaban al escenario D’ Elía, Fiore, Seefeld y Peretti cuando la gente explotó en una ovación al ver el video de apertura de la serie, con la música característica de Piazzola. El público llevaba media hora parado en la zona del escenario y cuando por fin aparecieron, hasta ellos mismos se sorprendieron de la calidez con la que fueron recibidos, tal como lo expresó D’ Elía en un tweet. Los protagonistas y Szifrón, durante la conferencia, dejaron claras sus intenciones de algún día hacer una película con el reencuentro de este “grupo de personas que te pueden ayudar”.

El desfile de Star Wars: Un clásico de la Comic Con en Argentina. Antes del cierre, el domingo 22 a las 18, personas disfrazadas de los personajes de la saga dirigida por George Lucas pasearon por el escenario. Muchísimos asistentes se concentraron en esa zona para apreciar los fabulosos disfraces que cubrían cada detalle de los originales.

Imagen del desfile de Star Wars. Foto publicada en Facebook Argentina Comic Con.

También dieron conferencias en el auditorio figuras nacionales como Rocambole, el diseñador de las enigmáticas portadas de disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y Axel Kuschevatzky, importante productor cinematográfico y director de la revista La Cosa Cine.

Testimonios de mendocinos

Luciana Urquiza

Al principio pensábamos que no iba a haber mucha gente, pero nos sorprendimos un montón porque había miles de personas, varias de ellas haciendo cosplay, lo cual me pareció muy divertido. Está rebueno que este tipo de eventos se hagan, porque te encontrás con personas con las que compartís gustos y en parte eso te hace sentir perteneciente a una comunidad. Una comunidad muy divertida, nunca en mi vida me imaginé que iba a encontrar gente haciendo pogo al ritmo de las canciones de Dragon Ball, Pokemon, Digimon o Sailor Moon, fue una gran experiencia. Estuve en una charla sobre la revista La Cosa. Axel Kuschevatzky contaba que cuando era chico le pegaban en el colegio porque le gustaba Star Wars y me parece genial que eso esté cambiando de a poco. Como él dijo, si estamos acá, si una convención de cómics se puede llevar a cabo y traer tanta gente que se divierta sin ser juzgados es porque los nerds ganamos la batalla.

Gabriel Pedemonte

Llegar a la Comic Con fue para mí llegar sin saber con qué iba a encontrarme. Pensaba en encontrar una banda de frikies disfrazados y alterados, locos por adquirir cosas de su animé preferido, pero realmente me encontré con un evento bien organizado, con muchas sorpresas, charlas como la de Los Simuladores, que me llegó al alma. Fue un reencuentro con eso que creí perdido hace mucho tiempo: la imaginación, la inocencia y la fascinación de creer en un mundo distinto.
 

No todo es tan bueno

El aspecto negativo de la Comic Con son los precios, sobre todo para personas que viajan desde el interior del país. Los costos entre pasaje en avión (que salía apenas $ 200 más que en micro) y estadía para tres noches en un departamento para seis personas rondaron, para cada uno, entre los 3000 y 3500 pesos.

La entrada para la convención era de aproximadamente $ 160 por día y el abono para las 3 jornadas, que incluía una bolsa de regalos, $ 340. Las entradas no eran tan costosas, pero para permanecer toda la jornada (el viernes fue de 12.00 a 20.00, y sábado y domingo de 10.00 a 20.00) no se podía salir para almorzar y luego volver, tampoco ingresar con alimentos: había que consumir lo que se vendía en la convención, y los precios no eran bajos. Las entradas VIP salían $ 600, y $ 150 la foto impresa con el artista.

Los productos en venta también eran caros: pocos cómics bajaban de los $ 300.