La ciencia parece no ser tan objetiva
Foto: Web
Cuando analizamos los criterios de definición del SIDA en occidente encontramos que estos han sido modificados y ampliados oficialmente 4 veces en sólo once años. Además aparecen criterios y diagnósticos distintos según una distribución Norte-Sur. Incluso en algunos países del tercer mundo, estos criterios admiten que no se incluya ningún test, basándose sólo en una serie de datos de observación clínica recopilados como la "definición de Bangui"; que cuenta con el respaldado de la OMS y está publicada en una de sus revistas. Esto quiere decir que si una persona es oriunda de África, negra, tiene diarrea, fiebre, tos y adelgaza, se clasifica esa persona como enferma de SIDA. Sin test, o análisis de por medio.
Los países desarrollados dedican millones de dólares al SIDA para el tercer mundo como "ayuda", pero se invierten en campañas de terrorismo sanitario y en repartir condones. Son una coartada para desviar los fondos. Fondos que por otra parte, quizás, permitirían dar alimentos y agua potable a la población, además de tratamientos eficaces para las enfermedades de la pobreza.
Ahora bien, ¿y qué pasa cuando se hacen tests en individuos diagnosticados de SIDA según la definición de Bangui? Este es justamente un argumento del que se puede decir mucho, porque disponemos de estupendos estudios de la literatura más oficial, como The Lancet y AIDS (la revista oficial del SIDA). Hay estudios que han demostrado que más de un 70% de los africanos diagnosticados de SIDA, según los criterios de síntomas, dan negativo en los tests del SIDA. Esto último incluso fue publicado en las más prestigiosas revistas científicas oficiales, e incluso en la más importante especializada en el SIDA: Journal of Aids, USA. Los ortodoxos argumentarán que por lo menos queda un 29% donde la definición clínica de caso Bangui coincide con el test, por lo que podríamos concluir que existe sólo un 29% del SIDA anunciado en África.
Pero tampoco esto es cierto, porque los tests del SIDA no son específicos, pues dan reacciones cruzadas (falsos positivos) con la tuberculosis, la hepatitis, la malaria, las enfermedades infecciosas repetidas y un amplio abanico de circunstancias y enfermedades, que van desde condiciones habituales como la desnutrición hasta las enfermedades como la lepra.
El test más barato y más frecuentemente utilizado en el tercer mundo es el Elisa, que en un estudio publicado en la más prestigiosa revista de medicina ortodoxa, New England Journal of Medicine, llegó a dar un 84% de falsos positivos, y eso contando con que se realizó en las mejores condiciones, con los tests más fiables, en los mejores laboratorios, realizados en muestras de sangre de aspirantes al ejército de los EEUU. Los especialistas reconocen que el test Elisa da muchos errores y argumentan que, justamente por eso, tenemos que hacer otro test confirmatorio.
Otro de los test más usados es el Western Blot, que para los expertos que viven de la hipótesis oficial es fiable al 100%, y por eso se utiliza como confirmatorio del test Elisa; pero, según estudios de la Universidad de Australia, publicados en la revista Biotechnology de Nueva York en Junio de 1993, da reacciones cruzadas con otras enfermedades obteniendo falsos positivos en la malaria, la tuberculosis, las infecciones múltiples, las hepatitis, la lepra y la desnutrición. Todas estas enfermedades con las que da positivo, como todo el mundo sabe, son endémicas en el tercer mundo; son enfermedades de la pobreza. Además, da reacciones cruzadas en la artritis, la esclerosis múltiple, si has tenido muchas infecciones, si has tenido muchas relaciones anales pasivas, o simplemente si tienes verrugas, lo que justifica la conclusión de que el test W.B. no es específico. Por si todo esto fuera poco, el equipo de investigadores del Royal Perth Hospital encontró trabajos publicados en la literatura científica donde el test WB dio positivo en tribus amazónicas sanas y en perros ¿Conocés algún perro con SIDA? Por supuesto que no, los perros no tienen SIDA.
La carga viral (considerado como el método más fiable) es otro test impresentable científicamente. Se hace mediante una técnica de biología molecular denominada PCR (Reacción en Cadena Polimerasa), por cuya invención le fue concedido el Premio Nobel de química en 1993 al Dr. Kary Mullis. Esta técnica no sirve para contar virus, según ha declarado su propio inventor, que como vimos es uno de los científicos disidentes de la hipótesis de que el SIDA, sea causado por un virus. Kary Mullis siempre ha dicho que la PCR (base de la técnica de medición de la carga viral) no sirve para contar virus. Incluso ha dicho que hubiera renunciado al Premio Nobel si hubiese sabido para qué se iba a utilizar su descubrimiento.
El tema de los tests nos lleva a plantear otras preguntas. ¿Cómo es posible que los criterios diagnósticos sean diferentes, no sólo de norte a sur, sino también de un continente a otro? Para que seas diagnosticado como seropositivo según el test Western Blot hacen falta 4 bandas en Australia y 3 bandas en EEUU y Canadá; pero sólo 1 ó 2 en África. En la práctica puedes ser seropositivo en África y negativo en Estados Unidos Canadá o Australia. ¿Cómo puede ser que seas diagnosticado como seropositivo en África y seronegativo en occidente? No hay respuesta de los oficiales.
Recordemos que los criterios diagnósticos de una enfermedad son universales. Por otra parte, en el congreso de Amsterdam se presentaron numerosos casos de SIDA sin virus, cosa muy grave, porque no puede existir una enfermedad infecciosa sin el agente causal. No hay tuberculosis sin el bacilo de Koch, no hay hepatitis sin el virus de la hepatitis, etc... En una reunión de alto nivel celebrada inmediatamente después del congreso de Amsterdam, se decidió que esos casos no se iban a llamar SIDA, sino linfocitopenia idiopática (es decir, de cuyo origen no tenemos ni la más pálida idea) de los CD4.
Fuente: http://www.revistappp.com/anteriores/2/tapa2-1.html // http://es.wikipedia.org/wiki/Negacionismo_del_VIH/sida