La chispa de la llama: a 35 años del primer Encuentro Nacional de Mujeres
Con la vuelta de la democracia, mil mujeres se reunieron para debatir su lugar en la política, la cultura y la sociedad y fueron el puntapié de las reuniones que crecieron año a año y en 2019 convocaron a 200 000 en La Plata.
Mosaico de mujeres. Imagen: Recorte del flyer de El Cultural San Martín
El 24 y 25 de mayo de 1986, alrededor de mil mujeres se reunieron en el Teatro San Martín de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de debatir problemáticas propias. Protagonizaron así el primer Encuentro Nacional de Mujeres, una instancia que se repitió anualmente y se convirtió en pilar fundamental para la organización y el crecimiento de los feminismos de nuestro país y de América Latina.
Treinta y cinco años después, el Centro Cultural San Martín organizó un panel que transmitió a través de sus redes sociales, donde participaron referentes de distintas luchas: derechos humanos, diversidades, intelectuales, militantes sociales, políticas y sindicales. Estuvieron la presidenta de la Fundación Agenda de las Mujeres, Susana Gamba; la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas; la abogada de la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer, Margarita Belloti; la periodista Adriana Carrasco y la militante feminista Nina Brugo. El panel fue coordinado por Diana Maffia, directora del Observatorio de Género en la Justicia, del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires.
La abogada Nina Brugo, en un artículo de Voces en el Fénix, contó que el eje central del primer Encuentro fue la situación de las mujeres en la Argentina y la búsqueda de estrategias para el cambio, analizado desde los distintos aspectos: identidad, violencia, educación, medios de comunicación, participación política, sexualidad, trabajo, familia, tiempo libre, aislamiento y comunicación, utilización del cuerpo de la mujer.
De aquel evento inicial, Maffía destacó los primeros pasos de la mancomunión de luchas entre el feminismo y los organismos de derechos humanos: “Cuando en 1986 se encaró la organización de este encuentro ya había muchos años de ejemplo de lucha de las Madres de Plaza de Mayo; el feminismo y las madres se unieron por primera vez el 8 de marzo de 1984 en la Plaza de Mayo”.
Y agregó: “La interacción entre el feminismo y los derechos humanos fue una relación que se fue amasando en esos años”. Cortiñas contó que, en un principio, ella no se reivindicaba feminista. En realidad venía de un hogar muy tradicional, donde las mujeres estaban muy abocadas a lo doméstico. De hecho, hasta tenía ciertos prejuicios que fue deconstruyendo acompañada de distintas compañeras:
“Estaba Laura Bonaparte y estaba René Epelbaum que era una feminista que tenía un modo de ser muy plácido y caminar hacia esa identificación que a mí me enseñó mucho. Porque yo no era feminista, me había hecho la idea de las europeas que revoleaban el corpiño cuando marchaban y yo era muy doméstica y de un hogar tradicional; además mi marido que era muy celoso mucho no aceptaba”, rememoró Cortiñas.
Socialmente, en aquel momento tampoco se entendía qué era el feminismo y por qué sus luchas eran partes de las luchas por derechos humanos. Cortiñas recordó que “al principio cuando hablábamos de feminismo a algunas personas les sonaba como algo alejado, como que estábamos en otra cosa que era la búsqueda de nuestros hijos y su aparición con vida en un contexto político muy intenso, quizás por eso costaba un poquito”.
Lo cierto es que las Madres veían en los Encuentros la posibilidad de participar de talleres que les ayudaran en la lucha por Verdad y Justicia, rememoró Nora Cortiñas: “Buscábamos que en los talleres se hablase de los caminos para que hubiese juicios y la búsqueda se intensificara”.
“Las tres o cuatro que íbamos nos dividíamos para no estar todas en el mismo taller y participar también de talleres que nos dejasen aprendizajes políticos; los Encuentros fueron una manera de avanzar cuando a las mujeres nos quisieron desaparecer como movimiento, cuando éramos invisibles”, destacó la histórica militante. En ese momento, los talleres eran pocos pero siempre se incorporan temáticas y en el último Encuentro fueron 71.
La organización del primer Encuentro les llevó dos años de trabajo. La autogestión que se sostiene hasta hoy también nació en 1986, según contó Susana Gamba: “Trabajamos dos años para su realización. Fue absolutamente autogestivo y ya tenía la cosa horizontal. Había mucho entusiasmo. Yo venía del exilio. Venía militando, me había incorporado a la Asociación de Estudio y Trabajo de la Mujer (ATEM). Las feministas éramos muy pocas; la mayoría eran mujeres de partidos políticos".
La periodista Adriana Carrasco subrayó el motivo por el cual de 1986 a 2019 aumentó la participación de mil a doscientos mil. Reflexionó que los Encuentros crecen exponencialmente porque alojan una forma de hacer política que incluye las reivindicaciones feministas.
“Cada vez entran más minorías oprimidas a reclamar por su situación; porque han encontrado en el feminismo un canal para encausar sus luchas casi más adecuado que los partidos políticos; esta preocupación por la que nos rompíamos la cabeza para ver cómo las reivindicaciones de las mujeres iban a llegar a los partidos políticos ahora se da así”, subrayó Carrasco.
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