La brecha salarial entre mujeres y varones mendocinos se agranda en los segmentos directivos y ejecutivos del sector privado. Así lo aseguró la investigadora de la UNCUYO, Graciela Burgardt.

La brecha salarial entre mujeres y varones fue uno de los temas que resaltó en su discurso de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso el presidente Mauricio Macri. “No podemos permitirnos que una mujer gane menos que un hombre; no es justo, no está bien, y según el Indec, esa diferencia llega al 30 %. Tienen mi compromiso para que el salario igualitario sea realidad", fueron las palabras del primer mandatario.

Burgardt consideró que, si bien es positiva la expresión de deseo del Presidente, sólo será eso si no se ponen en marcha políticas públicas concretas que tiendan a achicar esa brecha. La profesional explicó que, por ejemplo, en los países europeos, pusieron en marcha controles y sobre todo castigos o premios a las firmas, dependiendo de si respetan o no la premisa básica de pagar el mismo salario por el mismo trabajo, sin discriminación de sexo.

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Las empresas con más de 25 empleados deberán hacer públicos los salarios y, si hay mujeres que cobran menos que los hombres por el mismo trabajo, la compañía enfrentará sanciones económicas. La situación en Argentina.

La realidad nacional y local

La investigadora explicó que, tanto en los porcentajes de empleo como en la remuneración de las mujeres, Mendoza está en la media nacional. Según el informe oficial Las Mujeres en el mundo del trabajo, que la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) replicó para el caso de Mendoza, el 34 % de las féminas, tanto en zonas urbanas como rurales, esto ocupado y la brecha salarial entre varones y mujeres es de 23,4 %.

Burgardt explicó que la brecha salarial es una problemática antigua, que si bien mejoró en algunos segmentos y ocupaciones, persiste. Recalcó que, aunque a priori se pensaría que afecta más a las personas que tienen menor nivel salarial, los estudios demuestran que se acentúa en los niveles ejecutivos y superiores del sector privados, ya que en el público existen más controles.

La profesional explicó que la problemática se centra en el sector privado, ya que, por ejemplo, los cargos ejecutivos son ocupados en el 90 % de los casos por varones. Al momento de acordar un salario, las mujeres ganan significativamente menos que los varones por realizar la misma labor.

Burgardt explicó las razones del fenómeno y que son las que sostienen los empleadores, aun cuando no sean capaces de expresarlas. Lo primero es el afán de lucro; luego creen que las mujeres son menos previsibles, porque se pueden quedar embarazadas o faltar si tienen hijos pequeños, o sostienen prejuicios relacionados con que son menos responsables o trabajan menos horas, algo desmentido por investigaciones argentinas, latinoamericanas y mundiales.  

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Las autoras son investigadoras en el Incihusa-Conicet CCT Mendoza.

La investigadora recalcó que, pese a los avances de los últimos años, el gran problema sigue siendo el mismo: todas las problemáticas y tareas familiares siguen mayoritariamente sobre la espalda de las mujeres (tareas domésticas, cuidado de los niños y de los ancianos, compras, organización del hogar).

La profesora de la UNCUYO aseguró que ya nadie discute el tema de capacitación y la experiencia, simplemente porque las estadísticas muestran que en Argentina son más las mujeres que ingresan a las universidades y más las que efectivamente se reciben que los varones.

Otro prejuicio que sigue presente es que el salario de las mujeres es complementario en el hogar, algo desmentido por la realidad, ya que hoy es un aportante indispensable aun cuando la pareja trabaje. Esta situación es aún más clara cuando la mujeres es la jefa de hogar, lo que sucede en el 30 % de las familias, de acuerdo a estadísticas oficiales.