La Base Esperanza fue reabastecida y realizó el recambio de dotación invernante
El barco rompehielos transportó suministros, víveres y a 21 personas que formarán parte del nuevo equipo.
El rompehielos también trasladó a un grupo de la nueva dotación: 21 personas de un total de 25. / Foto: Leo Vaca-Télam.
La base argentina Esperanza, el único asentamiento antártico donde invernan familias, fue reabastecida, se le realizó el recambio de la dotación invernante y replegó a niños y niñas en un helicóptero del rompehielos ARA Almirante Irízar entre este sábado y la madrugada de hoy, en el marco de la primera etapa de la Campaña Antártica de Verano (CAV).
Con una temperatura de -2 °C y nevada, el buque desembarcó con lanchas y el “grupo Playa” materiales de construcción, víveres refrigerados y congelados, tambores con carga personal y tubos de gas y los depositó en la base administrada por el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar), ubicada en el norte de la península antártica.
La nueva dotación llegó a la base Esperanza
El rompehielos también trasladó a un grupo de la nueva dotación: 21 personas de un total de 25 que viajaron desde Ciudad de Buenos Aires. Las restantes cuatro continúan este domingo en el buque porque desembarcarán antes de que el Irízar llegue a la base Marambio -se estima que el lunes- en isla Ross, donde construirán un refugio.
Asimismo, fue replegada de la base el grupo saliente, 60 personas en total. Las familias en helicópteros Sea King, y el resto de la dotación, en lanchas.
La maniobra de repliegue fue interrumpida este domingo a las 3.45 de la madrugada por el incremento del viento del sur, que llegó a ráfagas de hasta 70 km/h y complicó el traslado de los últimos adultos quienes se mojaron con el fuerte oleaje.
Horas antes de esta situación climática, niños y niñas invernantes abordaron, este sábado, la cubierta del Irízar de la mano de sus madres y con sordinas para proteger sus oídos.
Uno de los nuevos proyectos de Esperanza es instalar un contenedor con la pila de hidrógeno. Foto: Leo Vaca - Télam.
“Me gustó ver desde arriba la base y los glaciares”, dijo a Télam Juan, de 11 años, hijo de una familia de la dotación en la cubierta de vuelo, mientras sostenía a su muñeco “Pikachu”. “Fue lindo vivir en la base, ir a la escuela y jugar con nieve”, agregó.
La vista aérea muestra a Esperanza como un pequeño poblado. La base está rodeada de glaciares y se destaca el monte Flora.
Al recorrer el lugar a pie se observa que las casas están sujetas con tensores de acero fijados al suelo. Durante el invierno de 2023 tuvieron ráfagas de vientos de hasta 311 km/h, contó a Télam el jefe de base saliente, el teniente coronel Gustavo Cordero Scandolo, quien invernó con su familia en este sitio.
En diversas zonas de la base, miles de pingüinos estaban erguidos e inmóviles. Agrupados, mientras el viento soplaba con nieve, les daban calor a sus pichones.
“Volvemos todos bien y eso es lo más importante”, agregó Cordero Scandolo al recordar que tuvieron un invierno “muy crudo”, con una acumulación de nieve de entre dos y tres metros, sensaciones térmicas de -50°C, y congelamiento de caños, además del efecto de las ráfagas de viento.
También destacó que la dotación logró construir el laboratorio multidisciplinario; el MAPHI II (Módulo Antártico para la Producción Hidropónica), que continuará; y el proyecto del oleoducto, que alcanzaron a construir 300 m. y faltan terminar 250 m. más.
La vista aérea muestra a Esperanza como un pequeño poblado. Foto: Leo Vaca - Télam.
El oleoducto sirve para trasladar GOA (Gas Oil Antártico) a granel por cañerías, lo que evitará el traslado con camiones hasta las cisternas. Este producto tiene un compuesto que evita el congelamiento, y es utilizado para la calefacción.
En la base, el sargento Mariano Bobadilla, de la localidad bonaerense de San Miguel, fue el encargado de hidroponía (proyecto supervisado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria -INTA- Río Gallegos, que tiene el objetivo de abastecer de vegetales frescos a la dotación) y dijo a Télam que invernar en Esperanza “fue una muy linda experiencia”.
“Acá comemos mucha conserva. Lo bueno de estar en el módulo de hidroponía fue llevar la verdura fresca, porque cambiaba el ánimo a la dotación ver una pizza con rúcula, algo verde”, explicó Bobadilla.
Por su parte, el nuevo jefe de base, el teniente coronel Juan Paulo Escobedo, que participó del reabastecimiento dijo a esta agencia que “Esperanza es la base más grande que tiene la Argentina en el continente antártico”.
Y agregó: “Mi objetivo es seguir trabajando acá como lo vienen haciendo el resto de las dotaciones en las Antártida; mejorar día a día para que el que viene tenga una mejor base, que hagamos soberanía en este lugar tan inhóspito del continente antártico y colaborar con el personal científico para invernar”.
Oriundo de San Isidro, Buenos Aires, Escobedo tiene seis hijos e invernará en la base con los tres más chicos de 15, 12 y 5 años. Anteriormente fue jefe de las bases San Martín y Decepción; y también fue casco azul.
La base Esperanza está rodeada de glaciares y se destaca el monte Flora. Foto: Leo Vaca - Télam.
Llegan nuevas familias
A la base irán 14 niños/as, de entre 4 y 15 años, dentro de las 9 familias, precisó; y estiman que las familias de la dotación entrante llegarán en marzo.
Entre familias y personal militar invernarán 60 personas en Esperanza, que se destaca por ser la única base argentina que tiene una escuela, la N˚ 38 Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, y la única con radiodifusora, la LRA36 Radio Nacional Arcángel San Gabriel.
“Uno de los nuevos proyectos de Esperanza es instalar un contenedor con la pila de hidrógeno. Este año también vamos a alimentar este laboratorio de hidrógeno combinándolo con otro tipo de fuentes de energía como fotovoltaica y eólica”, adelantó Escobedo.
A la base irán 14 niños y niñas, de entre 4 y 15 años, dentro de las 9 familias. Foto: Leo Vaca - Télam.
También continuarán con el proyecto de hidroponía. Y adelantó que otro de los proyectos que llevarán adelante es lograr tener 5G en la base.
Al regresar de la base al Irízar vía lancha, alrededor de las 21, el cielo continuaba casi tan luminoso y blanco como los glaciares y una bandada de cientos de pingüinos salieron a pescar con un nado sincronizado con salidas e inmersiones constantes y fugaces.
Se espera que este lunes el buque se dirija a la base Marambio, donde las familias salientes de subirán a un vuelo programado para el martes en un Hércules C-130 hacia Río Gallegos y, de ahí, a la estación aérea de El Palomar.
Fuente: Télam
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