El periódico en
español de Londres, El Ibérico, destacó el último disco de Herman Dune “Mariage
à Mendoza” una combinación
de rock pausado y vibrante con apacibles melodías folk y distorsiones de
guitarra, que en la escena independiente es considerado una verdadera joya
musical. Casualmente, el disco apareció poco después del estreno de la comedia
francesa del mismo nombre que fue filmada en Mendoza.
Envuelto
en ese misterio en el que surgen las casualidades y mientras empezaba a
preparar un artículo sobre las canciones y las bandas sonoras nominadas a los
Oscar en este 2013, llegó hasta mis oídos la que sin duda es, hasta ahora, la
joya musical del año:
"Mariage à Mendoza" de Herman Dune. Y
digo que envuelto de casualidades, no por la forma en que empecé a escuchar el
disco (que en cierto modo también), sino porque era precisamente mientras
escribía sobre bandas sonoras cuando empecé a escuchar esta auténtica película,
hecha álbum musical al pasar por la mano de nuestros vecinos franceses (que no
suecos, como tanta gente se empeña en nacionalizar) Herman Dune.
"Mariáge à
Mendoza" no es sino una obra maestra de la gran pantalla a la que sólo le
falta que tú, escuchante, le añadas tus escenas favoritas. Un western
actualizado con un aroma sureño tan profundo y agradable, que parece increíble
que haya sido creado por alguien tan ajeno a dicha realidad.
Pero
es que los hermanos Yaya y Cosmic Néman son
así. Tan polifacéticos, sutiles contundentes y únicos como lo son cada una de
estas 20 canciones que forman su decimotercero álbum (se dice pronto), tercero
desde que dejase la banda precisamente el tercero de los hermanos, André.
Casi
una hora de "película" que da comienzo con un penetrante e inolvidable
estribillo guitarrero, que desde el primer instante te atrapa y no te suelta
hasta el final, convirtiéndose en el inconfundible hilo conductor a lo largo de
todo el disco. Una más que acertada melodía que sirve como telón de fondo de
los distintos paisajes que la banda nos va proponiendo, y que forman una
selectísima variedad de estilos y canciones que nos llevan desde el árido
country instrumental de "The great escape" o "The new
Mendoza", a horizontes espaciales dignos de sus compatriotas Air,
como
son ""Escape the moon" o "Silver galaxy escape",
pasando por baladas de soft pop al más puro estilo Belle & Sebastian ("The wrong button", "Don't lie to
me"), que suponen auténticos oasis dentro del tórrido clima desértico en
el que transcurre el disco en sí.
Un incontestable acierto
donde el éxito no sólo radica en la perfecta elección de la melodía argumental,
sino en la infinidad de matices que envuelven al disco y que quizá tengan su
mejor ejemplo en los naturales e incisivos solos de guitarra con marcadísimo
acento español, que una y otra vez se intercalan a lo largo de todo el disco.
Son dichos solos, junto al resto de temáticas anteriormente mencionadas, los
que consiguen hacer una obra tan diferente en cada escucha, que no puedes sino
volver a ponerlo una y otra vez.
Bien, es ahora que el fundido negro
ya ha comenzado y los créditos empiezan a correr. Cuando pienso que quizá no
sería del todo justo acabar esta reseña sin confesar que mientras me
documentaba acerca del nuevo disco de
Herman Dune, descubrí que el pasado 23 de enero (dos días después de la
salida del disco) curiosamente se estrenó en las grandes pantallas francesas
una película titulada
"Mariage à Mendoza" (2013,
Edouard Deluc). Según la crítica, una mediocre comedia que narra las aventura
de dos hermanos a través de la Argentina profunda, con motivo de la boda de un
primo suyo.
Si te soy sincero, en un primer momento pensé que en cuanto pudiese iría
a ver la película. Pero a medida que pasa el tiempo y sigo sin parar de
escuchar el disco, empiezo a pensar que quizá sea mejor quedarme con los
incomparables paisajes que me evoca el disco (que no banda sonora) de Herman Dune.
Los hermanos Yaya y Cosmic Néman