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27 DE NOVIEMBRE DE 2024
El ingeniero agrónomo Jorge Silva Colomer, del INTA Mendoza, aseguró que el poder del dinero es la causa de fondo del fenómeno. Dijo que los cultivos de soja arrasaron con un ecosistema natural, lo que, unido a la escasa infraestructura y al cambio climático, produjo el desastre.
Las inundaciones afectan a varias provincias argentinas. Foto: diario La Nación.
Para el ingeniero agrónomo Jorge Silva Colomer, las inundaciones que afectan a varias provincias argentinas tienen una causa de fondo: la ambición y el poder del dinero. Explicó que el fenómeno es una consecuencia directa del desmonte que se viene produciendo desde hace años en Brasil, en Chaco y en Misiones, y de las grandes extensiones sembradas con soja, que barrieron con un ecosistema que regulaba en forma natural la absorción del agua. Ahora, aseguró, el líquido se traslada a mayor velocidad, rebalsa canales y arremete con campos y pueblos porque necesita una salida.
Silva Colomer, quien trabaja en la sede mendocina del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), señaló que las inundaciones son una consecuencia directa de 20 años de siembra de un monocultivo que deja muchas divisas pero que, sin los cuidados y controles adecuados (como rotación de cultivo o la conservación de algunos árboles para brindar sombra a la fauna), destruye un ecosistema naturalmente perfecto, fauna y flora incluidas. Y recalcó que esa destrucción tiene consecuencias extremas para los pobladores, para la producción y para el equilibrio del sistema.
Más allá de poner el acento en el desmonte, el ingeniero explicó que existen otros factores que favorecen las inundaciones: el cambio climático, el avance de las zonas urbanas sobre tierras de cultivo y la escasez de infraestructura para mitigar esta problemática.
En emergencia
El presidente Mauricio Macri anunció en las primeras semanas de 2017 un plan de emergencia para las zonas afectadas por las inundaciones, especialmente Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. Y si bien en la conferencia evitó dar cifras, sus funcionarios deslizaron que son cientos los pobladores afectados y que las pérdidas agrícolas superarán los 1000 millones de dólares.
Teniendo en cuenta la información oficial de las provincias y las entidades del campo, de los 22 millones de hectáreas cultivadas con soja en el país, unos 4 millones fueron anegados y, de esos, un millón y medio se encuentran en estado crítico.
La soja, el principal cultivo
De acuerdo con el Informe Estadístico sobre el Mercado de la Soja, elaborado por Romina Ybran y Gabriel Lacelli, ambos profesionales de INTA, Argentina es uno de los tres principales productores del mundo de esta leguminosa, después de Estados Unidos y Brasil.
El estudio detalló que la soja es el principal cultivo de la Argentina no sólo por la producción, sino por la superficie ocupada, ya que representa el 55 % de los 37 millones de héctáreas que se siembran, seguidos muy lejos por el maíz y el trigo, que en conjunto sólo representan el 26 %.
El trabajo analizó las cifras de las campañas agrícolas 2005/2006 hasta 2015/2016 y determinó que en esta última el país produjo 58,5 millones de toneladas del grano.
En ese cultivo, y en las consecuencias de plantarlo sin los controles adecuados, es que Silva Colomer puso el acento para explicar la problemática de las inundaciones que se repite desde hace años. "El punto que mueve todo es la ambición y el poder del dinero, la locura por el dinero, esa es la base de todo. No quieren entender que la historia del buen vivir y la calidad de vida no pasa por el dinero. La inundación se da porque vienen desmontando desde Brasil –el Amazonas–, Misiones, el Chaco -–al Impenetrable lo hicieron bolsa– y esa agua va tomando el cauce que encuentra. Si no encuentra nada que la pare, sigue y termina en las casas", aseguró.
El ingeniero explicó que el ecosistema natural que existía, regulaba la absorción del agua y mantenía la flora y la fauna. Pero al destruir ese sistema, se "plancha el suelo", pierde los minerales, la fauna se va porque no tiene sombra ni comida, el agua se traslada a gran velocidad, no se absorbe y arrasa con lo que tiene a su paso.
El especialista en producción animal subrayó otro problema relacionado con que los sembradíos de soja llegan incluso a la vera de las rutas, lo que, aseguró, la Dirección Nacional de Vialidad no debería permitir. Explicó que la consecuencia directa de esto es que se bloquean los canales de desagüe, que –aunque pequeños– ayudarían a escurrir el agua.
Silva Colomer explicó que ya hay trabajos que determinaron que uno de los pocos animales que soporta vivir en ese sistema modificado es la paloma, porque mientras tenga comida, se reproduce. Comentó que los estudios aseguran que en campos ubicados en distintas zonas de Buenos Aires, la paloma consume el 30 % de la siembra, por lo que es considerada una plaga.
Estos factores van unidos a los episodios que produce el cambio global, relacionados con el aumento de las precipitaciones, de las granizadas y de los fenómenos climáticos considerados extremos.
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