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También presidente de la Fundación No Me Olvides, fue postulado por la Universidad Nacional de Mar del Plata para el premio Nobel de la Paz. Contó cómo fue el encuentro de los familiares de los soldados reconocidos en el cementerio de Darwin. "Las guerras son hechos lamentables que enlutan a los pueblos", dijo.
Julio Aro junto a Geoffrey Cardozo.
Julio Aro es el excombatiente de Malvinas que se puso al hombro el proceso de identificación de los soldados caídos en las islas y fue postulado ahora por la Universidad Nacional de Mar del Plata para el premio Nobel de la Paz, al igual que Geoffrey Cardozo, el británico que reunió los cuerpos y se encargó de la construcción del cementerio de Darwin.
"Fue como un sueño. Ver a esas familias que encontraron a sus hijos reconocidos y ahora saben dónde están fue maravilloso. Ver a esas madres arrodillarse en las tumbas de sus hijos, darse aliento entre las familias fue muy conmovedor para todos. No hay corazón que no se ablande con este tipo de cosas”, contó Aro sobre el 26 de marzo.
Ese día, unos 214 familiares de 90 soldados muertos en la guerra de Malvinas (que lograron ser identificados recién el año pasado) realizaron una ceremonia en el lugar. Madres y padres, hijos, hermanos y sobrinos pudieron por primera vez abrazar, llorar, rezar o simplemente permanecer en silencio ante la tumba de su ser querido con las placas de granito negro que llevan su nombre y apellido, y que reemplazaron a las que tenían la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios".
Aro preside la fundación No Me Olvides, institución conformada en 2008 por madres de soldados caídos, veteranos y civiles, que busca mejorar la calidad de vida de las personas que padecen trastornos físicos o psíquicos originados en la vivencia de situaciones violentas y la de sus grupos familiares.
“Muchos familiares llegaron a Darwin con mucha pesadumbre, con un peso en sus espaldas tremendo y se fueron con la frente en alto y felices de saber dónde están sus hijos”, expresó.
En este sentido, indicó: “Mucha gente se negó a reconocer a sus familiares porque les llenaron la cabeza de fantasmas, pero después de ver esto cambiaron totalmente de parecer. Necesitamos mucha ayuda porque es algo que recién empieza”.
Aro contó lo que implica para él cada 2 de abril. “Ese día de 1982 estaba trabajando de mozo, cuando llegaron mis compañeros por la noche. Nos convocaron para desembarcar en las Islas Malvinas el 14 de abril. Cada día que iba pasando se hacía más difícil y lo que uno rescata es que las guerras no son ni buenas, ni justas ni santas; son hechos lamentables que enlutan a los pueblos. El hombre tiene que usar un arma que es fundamental: el diálogo. A través del diálogo uno puede recuperar todo lo que nos corresponde por derecho", indicó.
Escuchá la entrevista completa.
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