Tu nombre sonó hace varias semanas y recién ahora arreglaron. ¿Qué cambió en estos días?

Sí, cuando ellos arrancaron me hablaron y yo quería jugar en Mendoza, después se cayó porque yo me demoré un poco en contestar y ellos no podían esperarme. Ahora estaba en Colegiales, haciendo pretemporada y jugando un par de amistosos, ya tenía contrato firmado y los dirigentes de Maipú volvieron a insistir. Tuve que hablar con la gente que me había comprometido, les comenté mi deseo de volver y aceptaron.

¿Has hablado con Carlos? ¿Lo conocías?

Sí, charlé un ratito. Lo enfrenté varias veces con los amistosos con la Lepra, cuando estuve Juventud Unida también. Charlábamos un poco y nos reíamos, nunca algo extenso, pero él me conoce muy bien y sabe lo que puedo aportar y lo que no.

¿Cómo te sentís con la línea de tres?

No es problema porque cuando estaba en Independiente alternaba de cuatro, tres o central. Es un esquema sencillo porque los stopers se tienen que hacer cargo de un delantero cada uno. Es un sistema que me gusta y, al estar bien físicamente, lo puedo hacer sin problemas.

Al estar trabajando con Colegiales, ¿llegás bien?

Eso no va a ser problema, jugué como seis amistosos. Siempre hay algo para mejorar, pero no creo que lo físico sea un problema.

¿Estás al tanto de la zona en la que van a jugar?

De todos esos rivales, al Celeste no lo conozco muy bien. A Villa Krause sí, tiene una cancha complicada y nos vamos a tener que acostumbrar y mentalizar en que cada partido va a ser una final.

El hincha de Maipú es de aplaudir y reconocer a los jugadores aguerridos. ¿Cómo lo tomás?

En Mendoza saben cómo soy, no van a esperar de mí algún enganche y pasar a dos o tres; cuando se puede, sí, pero lo mío es meter y correr. Ojalá sea esto lo mejor para el club y para mí, porque ya tenía muchas ganas de volver.

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