Según un estudio, ocho de cada diez menores de 18 años que están en centros de recuperación reconocieron haber robado para conseguir drogas. Por otra parte, cuando el espectro se amplía a los menores de 25 años, los resultados arrojan que quienes cometieron delitos para conseguir su suministro son la mitad.

Este estudio sobre drogas, delito y vulnerabilidad se presentó en la última edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. La encuesta fue a 1800 jóvenes de todo el país que están siendo tratados en centros de la Federación Argentina para la Prevención y Asistencia de las Adicciones (Fonga).

Juan José Benítez, subsecretario de Justicia y Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, comentó que “la investigación demostró que la droga tiene una incidencia clarísima en el delito y aumenta el nivel de agresividad”. Además, afirmó que el 61 % de los encuestados contó que había recibido castigo físico en su casa y que ese castigo le había dejado lesiones o secuelas.

Este contexto desfavorable también se ve reflejado en el ámbito educativo: el 71 % de los chicos no había completado la educación formal obligatoria. "La escuela es el último reducto que los contiene, y una vez que la abandonan, quedan a la deriva. Eso nos marca dónde tenemos que hacer los ajustes para recuperarlos", afirmó Benítez.

"La mayoría dijo que había dejado el colegio por el tema del consumo, y luego la necesidad de comprar genera delito. Ahí tenemos un vínculo claro y establecido entre drogas, delito y vulnerabilidad", comentó a Télam.

El subsecretario prometió que, con base en estos resultados, trabajarán para diseñar nuevas estrategias para combatir la problemática, “porque las que se implementaron hasta hoy no han dado resultados positivos".